Por primera vez en la era de la historia moderna un grupo de países de América Latina considerados en desarrollo y que durante siglos padecieron colonizaciones y posteriormente estuvieron bajo la hegemonía de Estados Unidos, han decidido romper con la atadura del dólar y crear su propia moneda, válida para sus intercambios comerciales. Los jefes […]
Por primera vez en la era de la historia moderna un grupo de países de América Latina considerados en desarrollo y que durante siglos padecieron colonizaciones y posteriormente estuvieron bajo la hegemonía de Estados Unidos, han decidido romper con la atadura del dólar y crear su propia moneda, válida para sus intercambios comerciales.
Los jefes de Estado y Gobierno participantes en la VII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) tomaron la decisión de implementar el Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) para el intercambio comercial entre sus países que entrará en vigor a principios de 2010.
La futura integración monetaria, que contará con reservas en el Banco del ALBA, permitirá la protección contra las crisis económicas de los nueve Estados integrantes y los transforman en territorios sin dependencias de las agresivas políticas implementadas por organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y los aleja de la hegemonía del dólar.
A la ALBA pertenecen Venezuela y Cuba (fundadoras), Bolivia, Nicaragua, Dominica, Honduras, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbudas, y esta nueva iniciativa esta abierta a otros Estados de América Latina y el Caribe.
Los toques finales para la entrada en vigor del SUCRE se tomarán en una próxima reunión a realizarse en noviembre, cuando sus miembros analizarán y pondrán en marcha sus cuatro estructuras: un Consejo Monetario Regional; una Unidad Monetaria Común que funcionará como una moneda virtual, con la perspectiva de convertirse en moneda física; una Cámara Central de Compensación y un Fondo de Reserva y Compensación Regional.
El SUCRE regulará las compras y ventas entre los gobiernos, y se prevé para un futuro cercano que circule como una moneda real al igual que lo hizo el euro. En la reunión de noviembre se definirá hasta dónde alcanza su aplicación para regular todo el comercio entre las naciones y a cuánto equivale un SUCRE en la moneda de cada país, entre otros aspectos.
El sistema de pago se aplicará, principalmente, mediante el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) que los países sufragaron en el marco de la Alianza, y el respaldo a esa unidad será a través de los depósitos en efectivo y en sus monedas que harán las naciones en el Banco del ALBA.
Al utilizarse el SUCRE entre las grandes transacciones de sus miembros, se limitará la utilización del dólar en las operaciones, lo cual permitirá promover aun más el comercio dentro de la región y generará un crecimiento económico importante en los países de la Alba.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en la potencia global y con los acuerdos firmados en Bretton Wood, en 1944, logró que el dólar se estableciera como moneda de reserva en el orbe, cuyo su valor lo garantizaban sus grandes acumulaciones de oro.
Asimismo, en la década de 1970, Washington alcanzó un acuerdo con la OPEP para que las actividades comerciales petroleras se efectuaran con el billete verde, y por esos mismos años Estados Unidos separó el dólar de sus reservas de oro. De esa forma, comenzó a imprimir su moneda e inundó el mundo con papeles, sin que tengan un valor real con las riquezas del país emisor.
«Al suspender la conversión, el dólar pasó a ser una divisa que podía imprimirse a voluntad del Gobierno estadounidense sin el respaldo de un valor constante», afirmó en una reciente Reflexión el líder cubano Fidel Castro.
Esta ha sido la principal motivación para que acreedores extranjeros busquen alternativas a la deuda estadounidense que han comprado y en la cual tienen sus reservas.
En esa carrera por separarse del billete verde sin que se devalúe abruptamente antes de deshacerse de él, han estado involucrados varios países.
En 2003, Siria comenzó a cambiar sus reservas por euros; el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos convirtió en euros el 10% de sus reservas en dólares; Venezuela siguió el camino hacia la búsqueda de monedas más seguras como euros y yuanes chinos; Suecia recortó sus reservas en dólares a solo el 20% y elevó al 50% las acumuladas en euros; El Banco Central de Rusia ya tiene la mayor parte de sus reservas en euros.
Irán abrió en el 2005 una bolsa para venta de petróleo en euros en la isla de Kish, en el Golfo Pérsico, que fue uno de los primeros golpes para el dólar, a la par que le provocó que Estados Unidos incrementara el odio hacia esa nación.
En esa misma vertiente, China y Brasil suscribieron un acuerdo para utilizar el real y el yuan en sus transacciones que alcanzaran este año el equivalente a 40 000 millones de dólares.
China y Argentina hicieron lo mismo (con pesos bonaerenses y yuanes) ascendente a 20 000 millones de dólares. Beijing ha firmado convenios similares con Corea del Sur, Malasia, Bielorrusia e Indonesia.
La Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) -China, Rusia, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán, Kazajstán- está apremiando a sus miembros a realizar el comercio con sus monedas nacionales o con una futura divisa supranacional para prescindir del dólar.
Mientras el poderoso grupo de economías emergentes conocido como BRIC (integrado por Brasil, Rusia, India y China) puntualizaron en un reciente encuentro que se hace «muy necesario tener un sistema de divisas estable, de fácil pronóstico y más diversificado».
Los países de la ASEAN (Brunei, Birmania, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam) podrán en un futuro realizar convenios con yuanes en vez del dólar, según un programa piloto puesto en marcha por Beijing, primeramente con Hong Kong e Indonesia.
La hegemonía del dólar, como dueño y señor de las transacciones comerciales internacionales, está quedando atrás y dentro de poco dejará de ser la principal moneda de reserva mundial. En esta innegable realidad, el SUCRE también ha puesto su granito de arena.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.