Los países de América del Sur coinciden en la necesidad de crear un banco regional pero mantienen divergencias en cuanto a la naturaleza y funciones de la institución.Las diferencias sobre la iniciativa quedaron expuestas durante la visita del presidente de Ecuador, Rafael Correa, a Brasilia, donde fue recibido el miércoles por su colega Luiz Inacio […]
Los países de América del Sur coinciden en la necesidad de crear un banco regional pero mantienen divergencias en cuanto a la naturaleza y funciones de la institución.
Las diferencias sobre la iniciativa quedaron expuestas durante la visita del presidente de Ecuador, Rafael Correa, a Brasilia, donde fue recibido el miércoles por su colega Luiz Inacio Lula da Silva.
Correa transmitió a Da Silva la idea de constituir el Banco del Sur, un proyecto que tiene a Venezuela y Argentina como sus principales promotores, pero recibió del brasileño la respuesta de que existe ‘cierta confusión de conceptos’.
Mientras que los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Néstor Kirchner, de Argentina, pugnan un banco que sea impulsor de la integración física del subcontinente, Da Silva sugiere que sólo sea estabilizador de las economías sudamericanas.
El Banco del Sur fue propuesto por Venezuela y Argentina, y a finales de marzo se reunieron en Caracas los titulares de finanzas de ambos países con los de Bolivia, Ecuador y Paraguay.
Venezuela y Argentina descartan que la renuencia de Brasil, el gigante de América Latina, suponga un obstáculo para concretar la puesta en marcha del Banco del Sur.
Los ministros abogaron por la constitución de un organismo que financie proyectos conjuntos de desarrollo e infraestructura dirigidos a superar las diferencias entre las distintas naciones que lo compongan.
El mandatario brasileño dijo a Correa que la función de banca de desarrollo y banca comercial del Banco del Sur se superpone a las funciones de la Corporación Andina de Fomento.
Correa dio la razón a Da Silva, con quien firmó convenios de cooperación en diversas áreas, incluida la explotación petrolera conjunta en Ecuador y trabajar en común en la producción de biocombustibles.
El ecuatoriano propuso que el banco sea constituido uniendo parte de las reservas internacionales de los países miembros para evitar las severas condiciones impuestos a los préstamos por parte de los organismos internacionales de crédito.
La idea de Correa es más próxima a la posición brasileña, que se muestra distante del proyecto de un banco de desarrollo.
Correa sugirió que un Fondo Monetario Regional podría ser el preámbulo para un futuro Banco Central, hacia el establecimiento de una moneda única sudamericana.
‘En el siglo XXI, globalizado y bastante cruel, muy difícilmente las monedas nacionales de los países pequeños y pobres sobrevivirán’, subrayó el ecuatoriano.
Tras la reunión entre los mandatarios, el asesor de Asuntos Internacionales de Lula, Marco Aurelio García, afirmó que el problema’ con los proyectos que han aparecido (es que) no tienen consistencia técnica’.
La posición de Brasil es que, más que un Banco del Sur, se trata de crear un sistema financiero sudamericano, cuyo punto de partida sería la extensión a toda la región del comercio en monedas nacionales.
Brasil y Argentina definen los aspectos técnicos del abandono del dólar estadounidense como moneda utilizada en las transacciones comerciales entre los dos países, mecanismo que entrará en vigencia en el segundo semestre de 2007.
Se trata del primer paso en la integración financiera prevista en el tratado constituyente del Mercado Común del Sur (Mercosur), en 1991, y al que se sumó como socio pleno Venezuela el año pasado.
García dejó entrever igualmente que existen elementos políticos en la cautela brasileña en participar del Banco del Sur tal como fue discutido en Caracas.
El ministro de Hacienda brasileño Guido Mantega había dicho a comienzos de marzo en Buenos Aires que equipos técnicos brasileños participarían de la discusión para la creación del Banco del Sur, pero ello no se ha confirmado en la práctica.
Por detrás de las divergencias de concepción económica que manifiesta Brasil se advierte el recelo por la posibilidad de que el proyecto de un banco regional sirva a Chávez para reforzar su influencia en América del Sur.
En contraste, Brasil estrechó su relación con Estados Unidos sobre la base de una alianza para promover un mercado mundial de biocombustibles, lo que representa una clara demarcación respecto de Venezuela y aliados de este país.
El Banco del Sur representaría un fuerte debilitamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyo principal accionista es Estados Unidos.
Las divergencias sobre el futuro del Banco del Sur, una iniciativa inédita, serán puestas sobre la mesa en la Cumbre Energética Sudamericana que se efectuará el 16 y 17 de este mes en isla Margarita, Venezuela.
Los mandatarios de Venezuela y argentina reafirmarán su compromiso con la puesta en marcha del Banco del Sur. Lula da Silva confirmó su asistencia a la reunión.