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Suiza, el eterno paraíso de las multinacionales extranjeras

Fuentes: ATTAC España

La Confederación Helvética, a pesar de los ataques de Washington y Bruselas, sigue siendo un estado refugio para muchas empresas. La estadounidense Transocean estableció aquí su sede social a finales de 2008 por motivos fiscales. El líder mundial de la perforación petrolífera offshore no ha escogido Zoug por azar.Este cantón es el que ofrece uno […]

La Confederación Helvética, a pesar de los ataques de Washington y Bruselas, sigue siendo un estado refugio para muchas empresas. La estadounidense Transocean estableció aquí su sede social a finales de 2008 por motivos fiscales. El líder mundial de

la perforación petrolífera offshore no ha escogido Zoug por azar.
Este cantón es el que ofrece uno de los tipos impositivos más bajos de Suiza, un criterio esencial, ya que hasta entonces, tenía sus oficinas en las islas Caimán. Pero Transocean no es la única que ha dejado recientemente el Caribe. Suiza ha sido siempre tierra de acogida para las multinacionales que buscan una fiscalidad laxa.

«En los diez últimos años, 180 empresas han instalado su sede europea en nuestro país», señala Daniel Küng, director general de Osec, el organismo que ayuda a las sociedades helvéticas a desarrollar sus actividades en el extranjero. La asesoría de Arthur D. Little calcula que 269 empresas han trasladado su sede social al país entre 2003 y 2009. Nada de eso ha cambiado con la crisis.
30.000 implantaciones en Zoug

¿Algún ejemplo? El tercer grupo químico del mundo, Ineos, anunció en marzo su intención de trasladar su domicilio fiscal de Gran Bretaña a Suiza. En este país espera ahorrarse 450 millones de euros en impuestos de aquí a 2014.

El especialista americano en reservas de hoteles y viajes de Internet, Expedia, tiene previsto instalarse en Ginebra. Ambas se añadirán al gran listado de multinacionales que tienen sede en la confederación. Es el caso de Kraft, Yahoo!, Google, McDonald’s, UPS, Gillette, Alcoa o C&A. «El flujo se aceleró en los años noventa con el auge de la mundialización», precisa Beat Rhyner.

Zoug ha marcado el camino a otros cantones en ese sentido. «En 1947 revisamos nuestras leyes fiscales pero tuvieron que pasar quince años para que las multinacionales empezasen a venir con nosotros», recuerda Bernhard Neidhart, director de fomento en el ministerio cantonal de economía. «En los años sesenta llegaron seis grandes grupos, entre ellos Johnson & Johnson».
En cincuenta años, el número de sociedades registradas en esta región cercana a Zurich ha pasado de 1.900 a 30.000. A las empresas les atrae la fiscalidad reducida del cantón suizo más pequeño. Los impuestos de sociedades no superan el 16 por ciento de los beneficios y a los grupos que disponen de un simple buzón se les grava el 9%. «Suiza ha firmado un acuerdo con Bruselas que permite a las sociedades ser tratadas respecto a los dividendos, intereses y rentas, como a los grupos europeos», señala el abogado fiscalista ginebrino Xavier Oberson. Son argumentos que seducen a las sociedades.

Competencia encarnizada

«Pero la fiscalidad no basta para convencer a una multinacional para establecerse aquí», observa Bernhard Neidhart. «Suiza, en realidad, tiene otras ventajas para atraer a los grandes grupos», añade. Situado en pleno corazón de Europa, el país cuenta con unas infraestructuras de excelente calidad. «La abolición, en junio de 2007, de los contingentes en materia de emigración con la Unión Europea permitió la llegada de la importante mano de obra cualificada que buscaban las multinacionales», comenta Sara Carnazzi Weber, economista de Credit Suisse.

«La competencia entre cantones se ha desarrollado mucho en los últimos años», constata Xavier Oberson. La nueva tendencia tiene explicación. «En 2005, el banco nacional suizo vendió parte de sus reservas en oro y redistribuyó un porcentaje de los ingresos entre los cantones», explica Sara Carnazzi. «La mayoría aprovecharon para reembolsar las deudas y reducir sus impuestos con el fin de ser más competitivos», señala.

Los cantones de Obwald y Appenzell Rhodes-Extérieures gravan a las empresas a un tipo máximo del 13%. Schwyz, Appenzell Rhodes-Intérieures y Nidwald también son muy generosos (15%). Friburgo, donde está instalada Michelin, ofrece posibilidades de exención fiscal que pueden llegar al cien por cien durante diez años para las empresas creadoras de empleo con alto valor añadido.

«Las reducciones también son consecuencia directa de la nueva competencia procedente de los países del este», añade la economista de Credit Suisse. De hecho, el tipo impositivo de sociedades apenas llega al 10% en Bulgaria, 15% en Letonia y 16% en Rumanía o Hungría. Las empresas juegan a la carta de la competencia antes de deslocalizar.

Corregir algunos excesos

En la competencia internacional, la confederación helvética sigue conservando serias ventajas. «Con una disminución del PIB del 1,5% en 2009, Suiza ha limitado los daños frente a la zona euro». Xavier Oberson cree que Suiza ha vuelto a convertirse en «un estado refugio. Las empresas saben que aquí estarán tranquilas y poco gravadas».

Pero no todo es de color de rosa a orillas del lago Lemán. Un coste de vida prohibitivo, altos salarios y la ausencia de bienes inmuebles vacantes en Ginebra o Zúrich son verdaderos frenos para la llegada de empresas.

Suiza se ha propuesto corregir algunos excesos. «Zoug ha podido dar en ocasiones una mala imagen de Suiza», se lamenta Xavier Oberson. «Incluso Rusia puso el cantón en su lista de paraísos fiscales durante un tiempo». «Los buzones deberían desaparecer porque son la causa de nuestros problemas con la UE. No deberíamos provocar a Bruselas haciendo operaciones controvertidas o dudosas». Zoug, que alberga a casi 10.000 holdings de pura forma, tiene de qué preocuparse.

«Se van a adoptar reformas para asegurar que Suiza no sea tan atractiva a las multinacionales sin sustancia real», promete Markus Schweizer, de Ernst & Young. Berna podría «modificar la ley de armonización del impuesto directo, que debe respetarse obligatoriamente en todos los cantones», precisa Xavier Oberson.

«El país no ha llegado todavía al punto de saturación», asegura Markus Schweizer. «Hemos observado una recuperación del interés de los grupos con base en los BRIC (Brasil, Rusia, India y China)». Casi 120 compañías asiáticas podrían instalar su sede regional en Suiza en los próximos diez años, impulsando el producto interior bruto del país. «Las empresas que están implantadas aquí atraen a otras», resume la economista de Credit Suisse. Es un círculo virtuoso.

http://www.attac.es/suiza-el-eterno-paraiso-de-las-multinacionales-extranjeras/