Axel Weber se ha retirado de la carrera y el candidato de Finlandia también ha abandonado: de este modo, queda el italiano Mario Draghi para suceder a Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo. Puede que ahora se le encomiende la tarea de salvar al euro a un hombre que procede de una nación de la UE profundamente endeudada.
Mario Draghi estaba destinado a convertirse en gobernador del banco central. Cuando nació en 1947, su padre estaba ocupado en Roma, intentando organizar la impresión del dinero italiano de la posguerra. Ahora, su hijo está al frente del mismo edificio, el Palazzo Koch en la Via Nazionale, como gobernador de la Banca d’Italia.
Históricamente, la reputación del banco central de Italia ha sido algo dudosa. Burbujas especulativas, estallidos de inflación y crisis de moneda, todos han tenido su origen en el Palazzo Koch, y muchos de los principales banqueros, nombrados para ocupar puestos de por vida como los papas, se han entrometido en la política nacional y en acuerdos oscuros. Por estos motivos no se tiene muy buena opinión de ellos.
«Ese italiano»
¿El próximo «Señor Euro» procederá entonces de esta turbia institución? Es bastante posible. Draghi es el nombre que se escucha con más frecuencia entre los candidatos para suceder a Jean-Claude Trichet como presidente del Banco Central Europeo, después de que Axel Weber, director del Banco Central Alemán, anunciara que había decidido retirarse el próximo mes de abril y que además renunciaba al puesto europeo.
La pregunta es: ¿debe este hombre ser el responsable de la estabilidad de la moneda del continente? El BCE, una institución conservadora modelada según el Bundesbank de Alemania y que lucha contra la inflación, ¿deberá estar presidido por una persona procedente de una nación con una cultura que se caracteriza por la inflación y el segundo mayor nivel de deuda soberana de la eurozona? En privado, los principales políticos alemanes han rechazado la idea. No ven ningún modo de explicarlo a los votantes alemanes. Mientras, el periódico Bild afirma categóricamente: «De ningún modo» se convertirá «ese italiano» en presidente del BCE, una institución que «supervisa el legado del buen y estable marco alemán».
Pero la canciller Angela Merkel rara vez deja que el Bild influya en sus actos y el presidente francés Nicolas Sarkozy ya ha presionado para que se elija al italiano. Así pues, la decisión parece estar clara. Los líderes de la UE tomarán la decisión final en una cumbre en junio y es difícil imaginarles votando en contra de la voluntad de sus dos miembros más poderosos. Aunque los líderes de la UE rechazaran la elección de Merkel y Sarkozy y buscaran al candidato mejor cualificado para el puesto, el italiano seguiría encontrándose en los primeros puestos de los candidatos preseleccionados.
«Lo mejor que puede ofrecer Europa»
Los principales economistas del mundo, incluido el estadounidense Nouriel Roubini, confían en Draghi. Ministros de Finanzas como Luc Frieden, de Luxemburgo, le describen como «admirable e inteligente». El antiguo ministro de Finanzas alemán Peer Steinbrück afirma que Draghi «siempre es muy independiente, muy reservado y técnicamente excelente» en las cumbres financieras internacionales como el G-8 o el G-20. En la sede central de la banca en la City londinense, donde trabajó algunos años como director europeo del banco estadounidense de inversión Goldman Sachs, se le conoce como «Súper Mario».
«Toda la clase financiera internacional apoya a Draghi», afirma una persona con información privilegiada en Bruselas y que habló para el Financial Times Deutschland. Supuestamente es «el mejor hombre que puede ofrecer Europa».Draghi es muy distinto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Es callado y educado. Es amable, pero tímido ante el público. No asiste a fiestas glamurosas. Representa una alternativa nacional a Berlusconi, del que se avergüenzan muchos italianos.Draghi estudió primero en Roma antes de obtener su doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Tras trabajar en el Banco Mundial en Washington, en 1990 volvió a su país para servir como funcionario superior en el Ministerio de Finanzas de Italia, donde privatizó empresas públicas con problemas financieros y estableció la reforma del presupuesto estatal altamente endeudado, que era un requisito previo para el acceso de Italia a la eurozona en 1999.
Draghi dejó el Gobierno cuando Berlusconi accedió al poder en 2001 y aceptó el trabajo en Goldman Sachs. El presidente francés Sarkozy considera esta acción como una mancha en el currículum de Draghi. Para el ex ministro de Finanzas alemán Peer Steinbrück, «parece más una ventaja que una desventaja» que un banquero continental «comprenda el mundo anglo-estadounidense». Cuando la Banca d’Italia amenazó con hundirse casi a finales de 2005, el Gobierno de Berlusconi le pidió que regresara a casa.
«Todos debemos seguir el ejemplo alemán»
Sus opiniones sobre la crisis europea son más prusianas que mediterráneas. En una unión monetaria es «inaceptable que algunos Estados individuales utilicen a los demás», afirmó en una entrevista para el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Por lo tanto, la eurozona necesita normas cuasi-automáticas para obligar a las naciones a que adopten un curso financiero estable y frugal. Aboga por aplicar más normas en la eurozona para animar a sus miembros a que sigan reformas que fomenten el crecimiento. En su opinión, es inconcebible que los ciudadanos de un país se jubilen a los 57 años, mientras los ciudadanos de otro trabajen hasta los 67.
Según afirma, esto produce desequilibrios en la competencia, algo costoso para todos. Alemania ha prolongado la edad de jubilación hasta los 67 y ha mejorado su poder de competencia. «Todos debemos seguir el ejemplo alemán», afirma Draghi. Su única traba para acceder al puesto de presidente del BCE, al parecer, es que cuenta con el pasaporte equivocado. Así pues, aún es posible que «ese italiano» apruebe el examen en junio, en la cumbre de la UE.
Se había especulado sobre la posibilidad de que el próximo presidente fuera el finlandés Erkki Liikanen, o el luxemburgués Yves Mersch. Ambos proceden de naciones disciplinadas.Pero Finlandia ha retirado a Liikanen de la carrera y las posibilidades de Mersch son exiguas, ya que otro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, probablemente seguirá siendo presidente del Eurogrupo, el foro de coordinación de políticas de la eurozona, y no parece probable contar con dos ciudadanos del mismo pequeño país en puestos principales de la UE.En otras palabras, las posibilidades de Draghi no son nada desdeñables.
http://www.presseurop.eu/es/content/article/591201-super-mario-en-marcha-hacia-frankfurt