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Una nueva camada de directores da un giro a la industria cinematográfica de India, apostando a intereses artísticos más que monetarios

Talento versus mercantilismo

Fuentes: IPS

La voluptuosa heroína que jugaba tímidamente a las escondidas alrededor de un árbol en una típica escena amorosa del cine indio generó burlas en las audiencias occidentales y en sofisticados cinéfilos del país y el exterior. Pero, de todos modos, las rutinas de seducción acompañadas por melodías pegadizas fascinaron a muchos extranjeros, desde líderes como […]

La voluptuosa heroína que jugaba tímidamente a las escondidas alrededor de un árbol en una típica escena amorosa del cine indio generó burlas en las audiencias occidentales y en sofisticados cinéfilos del país y el exterior.

Pero, de todos modos, las rutinas de seducción acompañadas por melodías pegadizas fascinaron a muchos extranjeros, desde líderes como el ex presidente egipcio Gamal Abdel Nasser (1956-1970) hasta ciudadanos comunes de origen árabe, malayo y no asiático.

El ídolo cinematográfico Rajnikant, conocido por sus acrobacias imposibles y sus diálogos en idioma tamil, tiene fanáticos seguidores, especialmente en Japón.

El celebrado director indio Shimit Amin cree que las audiencias indias están listas para un cambio en favor de la creatividad, sofocada capitalistas locales o de este origen que viven en el exterior.

«Los indios que no residen en el país son la peor audiencia para el cine indio», opinó Amin, director de la película «Chak De! India».

«Ellos quieren que el cine nacional luzca como cuando ellos se fueron; alientan la parte chabacana de nuestra industria. Pero India ha crecido y quiere un cambio», afirmó.

«Chak De! India» trata sobre los miembros de un equipo de hockey femenino que vuelve a reunirse para empezar de cero y lograr éxito internacional tras la motivación de su entrenador, interpretado por la superestrella cinematográfica india Shahrukh Khan.

En la película, que no contiene ninguna de las habituales escenas estridentes y empalagosas con canciones y danzas, aparecen 90 actores australianos y unos 9.000 extras de la misma nacionalidad. E inesperadamente, en octubre de 2007, ganó un premio a Mejor Película Australiana en Sydney.

Los premios internacionales son inusuales para los filmes indios porque, pese a ser producidos por la industria cinematográfica más prolífica del mundo, generalmente los jurados de festivales internacionales no los toman en serio.

Pero la nueva camada de directores indios es «diferente». Se trata de jóvenes talentosos, apasionados y comprometidos, que se parecen más a escritores no reconocidos que a llamativos ricachones. El dinero no ha sido su fuerza motora.

«No tengo automóvil ni casa. Pero soy dueño de la mayor biblioteca personal del país», relató Anurag Kashyap, director de películas más prohibidas que exhibidas, entre ellas «Black Friday» («Viernes negro»), sobre los atentados con explosivos de 1993 en Mumbai.

La televisión india, por otra parte, tiene tanto dinero en sus manos que no sabe qué hacer con él. Con 463 canales diferentes en el país, muchos con colaboraciones de emisoras extranjeros, la industria televisiva local, en su intento por competir, es a veces sensacionalista, escandalosa y exhibicionista.

«No se preocupen por el dinero al principio. Llegará a carradas a su debido tiempo. No sabrán cómo gastarlo», aseguró Rohit Jaisingh Vaid, director creativo de Contiloe Pictures, productora de populares series de la televisión nacional, a una audiencia de estudiantes del Instituto Convergencia de Medios, Administración y Tecnologías de la Información (Commit), con sede en Bangalore.

«Aunque no se pueda creer, tenemos unas 300.000 vacantes en la industria de la televisión, y actualmente sólo podemos completar 30.000 de ellas», dijo Vaid a IPS.

Pero, aunque la televisión india parece competir consigo misma por medio del sensacionalismo, el cine se vuelca más hacia la realidad.

«La gente que vive su vida y hace películas sobre ella ahora es una parte del cine indio. Hay un segmento considerable de la sociedad que es snob sobre lo chabacano del cine indio, pero irá a ver una buena película si se la podemos ofrecer», dijo Amin.

Los filmes de Anurag Kashyap parecen ser prohibidos por tratar con honestidad y sensibilidad asuntos de la actualidad local, lo cual hace que la Junta Censuradora de India se ponga nerviosa y el joven director se endeude.

«Casi pagué todas mis deudas. Escribo guiones para películas comunes y cobro un dineral por ellos», declaró Kashyap a IPS.

Kashyap es un graduado en zoología cuya última película, «Hanuman Returns» («Hanuman regresa»), una inteligente animación sobre el mítico dios mono hindú, que al mismo tiempo trata sobre el recalentamiento planetario.

El cine indio «no tiene absolutamente ninguna idea» sobre la conciencia ambiental», manifestó a IPS.

No obstante, Kashyap, igual que Amin, cree que el cine realista y bueno tiene un gran potencial en India.

«Estamos ingresando en un periodo dorado», opinó, a pesar de los modernos multicines donde seis o más películas simultáneas hacen que el gerente juegue sobre seguro exhibiendo los habituales dramas en hindi.

«Ahora en India hay espacio para que aparezcan salas artísticas. Estas necesitan quedar libres de impuestos, con incentivos del gobierno para alentar a las audiencias», planteó.