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Techo, comida y trabajo

Fuentes: La Jiribilla

Tras sobrevivir oculta en un contenedor los veintiséis días y casi 10 000 kilómetros de travesía marítima desde la lejana Asia, logró entrar clandestinamente a Gran Bretaña, donde al ser descubierta recibió asistencia médica inmediata, incluida las vacunas que prescribe la legislación del Reino Unido. Nadie le requirió pasaporte, visado ni ningún otro documento de […]

Tras sobrevivir oculta en un contenedor los veintiséis días y casi 10 000 kilómetros de travesía marítima desde la lejana Asia, logró entrar clandestinamente a Gran Bretaña, donde al ser descubierta recibió asistencia médica inmediata, incluida las vacunas que prescribe la legislación del Reino Unido.

Nadie le requirió pasaporte, visado ni ningún otro documento de identidad, y ya dispone de alojamiento gratuito y alimentación asegurada en los locales de la empresa Tabletop, la destinataria del contenedor donde realizó el viaje.

Probablemente tenga además una oferta laboral, todo depende de que haya ratones en los almacenes de Tabletop, pues esta emigrante indocumentada no es otra cosa que una gata, blanca por más señas, que se durmió entre la vajilla destinada a la exportación en un puerto chino y ha recibido una acogida de lujo en el primer mundo.

Suerte de ser un animal.

De ser una persona, ya estaría apresada, maniatada, o quizá de vuelta en casa, tras largos interrogatorios y malos tratos. Y lo peor: jamás habría sido noticia.

LA JIRIBILLA. 2006