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Entrevista con Michel Aglietta

«Tenemos que hacer como hicieron los Estados Unidos con sus deudas de guerra»

Fuentes: Esquerda.net

En esta entrevista realizada por Valérie Segond, Michel Aglietta, economista y consejero científico en el Centro de Estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales, se preocupa por la tendencia de estigmatizar a los vecinos que recorre Europa, y que la aleja de un acuerdo político cada vez más esencial para superar la crisis. Recuerda que en […]

En esta entrevista realizada por Valérie Segond, Michel Aglietta, economista y consejero científico en el Centro de Estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales, se preocupa por la tendencia de estigmatizar a los vecinos que recorre Europa, y que la aleja de un acuerdo político cada vez más esencial para superar la crisis. Recuerda que en 1945 los Estados Unidos y el Reino Unido tenían deudas equivalentes al 130 por ciento y al 260 por ciento de sus PIB, respectivamente.

¿Cómo ve la expansión del «spread» de la deuda francesa, y también de la holandesa y finlandesa?

Finlandia es uno de los países menos endeudados de Europa, esto significa que la deuda del mercado no se basa únicamente en la capacidad de los Estados para pagar sus deudas, sino también y, principalmente,  en la capacidad de Europa para resolver la crisis de su funcionamiento. En una zona euro que, en general, tiene una cuenta corriente equilibrada y un indicador de deuda bastante soportable para el tamaño de su economía, la deuda pública de un Estado miembro no debería ser un problema si hubiese solidaridad entre los países miembros. Pero con las normas actuales, el hecho de hacer financiar su economía por no residentes plantea un problema. Si Japón, que soporta una deuda pública del 220 por ciento de su PIB, consigue también financiarse con tasas muy bajas, es porque el Estado está financiando en el 95 por ciento por los residentes, principalmente a través de los productos del ahorro postal. Lo que es realmente un problema es la incapacidad de los gobiernos de la zona euro para poner en práctica una verdadera cooperación económica y financiera.

¿Pero cuando la Unión Europea  exige a todos los países atacados por los mercados una austeridad que asusta, de dónde puede llegar la salvación?

 Está claro que la austeridad es solución –  si y solamente si –  una fuerte demanda externa puede  compensar con creces la caída de la demanda interna en los países más sometidos al programa de consolidación fiscal. En países que ya no son capaces de devaluar su moneda, la demanda sólo puede provenir de adentro de la zona. Por lo tanto, o Alemania, que  acumula superávit de cuenta corriente del 5,5 por ciento del PIB, se muestra finalmente cooperativa en impulsar la demanda interna para levantar la economía del resto de Europa; o al final Europa despierta y lanza un programa de inversiones de gran nivel  a escala de la UE: la agenda de Lisboa no es suficiente. Necesitamos interconexiones en el transporte por carretera y ferrocarril, así como en energía. Debemos invertir para estar a la vanguardia de las innovaciones climáticas, un área donde hemos tenido la iniciativa.

 Pero nada de esto se hace. Bruselas no se da  cuenta de cómo la salida de la crisis mediante la austeridad comienza a amenazar seriamente el equilibrio político y social de la zona. Una austeridad indefinida para todos es insostenible: ¡necesitamos una visión del futuro! Desde el inicio, el manejo de esta crisis en la eurozona fue dramáticamente subestimado  o mal diseñado.

¿Cómo salir de esta enorme deuda que aplasta todas las economías de los países desarrollados?

En teoría hay varias soluciones: primero la hiperinflación que destruye las deudas. En segundo lugar, la destrucción de capital, como se hizo entre las dos guerras mundiales en Europa y como ocurre hoy en la Grecia: a fuerza de desencadenar quiebras, las deudas son canceladas…pero la economía también se destruye. En tercer lugar, manteniendo las tasas de interés extremadamente bajas, como en Japón. Aunque si logra mantener un bajo crecimiento, es debido a su base industrial,  que se beneficia de un área geográfica muy dinámica.

 Queda el único camino  que me parece el más adecuado para resolver la crisis actual: el que utilizaron los Estados Unidos y el Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial para sus deudas de guerra. Recuerde que, en 1945,  Estados Unidos tenía deudas por valor del 130 por ciento del PIB y la del Reino Unido alcanzaba al  260 por ciento.  Esto para mantener las tasas de interés reales muy bajas, a un nivel inferior a la tasa de crecimiento de la economía. Es ésta la diferencia que reduce mecánicamente y regularmente la carga de la deuda, incluso con un déficit público primario. Esta estrategia se basa en dos pilares, como hicieron los norteamericanos: en primer lugar suspendieron la independencia de la FED entre 1945 y 1951, para que se esforzase en mantener las tasas de largo plazo tan bajas como sea posible.  Después, hicieron un plan de gastos públicos masivos para ayudar a la inversión privada: el plan Marshall. Es la única salida por arriba, pero esto no puede ocurrir sin la cooperación de los Estados miembros que tienen que acordar para que el BCE cumpla su papel de prestamista de última instancia de los Estados, que es la propia condición de integridad del sistema bancario europeo. Sobre todo, debemos dar tiempo y no intentar equilibrar el presupuesto en tres años. Eso es exactamente lo que están haciendo hoy los Estados Unidos: mantener las tasas a cero y dejar escapar la inflación por encima del 3 por ciento. La credibilidad de esta política depende de una planificación  presupuestaria de largo plazo, combinada con una política industrial europea.

¿Europa podría hacer esto?

No sin un verdadero federalismo fiscal, no sin un acuerdo político para modificar los estatutos del BCE y lanzar una política de recuperación conjunta. Pero hoy las concepciones de Europa son antagónicas: cada Estado responsabiliza a los otros por la crisis. Esta tendencia de estigmatizar a su vecino, que recorre Europa, es muy preocupante  y puede llevar a un viraje muy malo. La crisis ahora es tanto económica como política.

Michel Aglietta es profesor de economía en la Universidad de Nanterre y asesor científico del Centre d’études prospectives et d’informations internationales.

Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4602