La salud física y emocional de las trabajadoras de la maquila en el norte de México se deteriora por el estrés que provocan las largas jornadas laborales, la estrecha supervisión y los acelerados ritmos de trabajo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía o Informática (INEGI 2004), tres cuartas partes de las 2 mil […]
La salud física y emocional de las trabajadoras de la maquila en el norte de México se deteriora por el estrés que provocan las largas jornadas laborales, la estrecha supervisión y los acelerados ritmos de trabajo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía o Informática (INEGI 2004), tres cuartas partes de las 2 mil 811 empresas maquiladoras que había en el país se localizaban en los estados fronterizos del norte de México: Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Sonora y Nuevo León y las principales ramas a las que se dedicaban eran la electrónica y automotriz.
En esas empresas de la industria maquiladora laboraban, para 2006, 2.8 millones de mujeres asalariadas, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente a ese año.
Esas mujeres tienen empleo, pero el costo para su salud es alto, indican especialistas, como Leonor Cedillo Becerril, consultora e investigadora de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), experta en temas de salud laboral y ambiental. Ella reporta que en las maquiladoras de la frontera norte del país más del 38 por ciento de las trabajadoras manifestaron dolor en la espalda alta, 30 por ciento en la espalda baja, 26 por ciento en nuca y hombro, 18 en manos y muñecas. Y en aquellas que además de trabajar en la manufactura se dedican a labores domésticas, la cifra de dolientes es mayor.
La causa, indica, es que el llamado ‘trabajo en línea’ tiene tiempos cortos, por lo cual están muy expuestas a desarrollar lesiones músculo-esqueléticas. También genera estrés, porque tienen muy poca autonomía y escasa o nula posibilidad de decidir.
La exigencia laboral
Es el caso de la coahuilense Martha Rodríguez, de 48 años de edad, trabajadora de la maquila, quien laboró 18 en una fábrica de Grupo Persa. ‘Por el trabajo repetitivo que hice durante años me enfermé de mi brazo derecho y hasta ahorita sigo mal, me salió un quiste que hizo que se derramara un líquido, y desde hace cuatro años estoy en tratamiento’, relata.
A condiciones similares están expuestas miles de mujeres en la entidad donde vive Martha, pues tan solo en Torreón, se encuentra el 8 por ciento del total de maquiladoras del país y ahí trabajan 15 mil 863 obreras y obreros, de los cuales la mayoría son mujeres.
En Persa ‘había mucha presión por la productividad y más por el hecho de ser inspectora, porque revisaba que el trabajo de todas estuviera bien’, comenta Martha. ‘Me estresaba por las exigencias de producción, teníamos que entregar mil 700 unidades al mes’.
Las horas extras son una obligación, dice. Llegas a trabajar hasta 14 horas, ‘si piden ir los sábados hay que ir. Si eres del turno matutino te quedas 2 horas más, pero si te toca en la tarde entras a las 4 y sales hasta las 6 de la mañana. Así trabajaba con cansancio y dolor de cabeza’.
En 2007, Martha fue despedida porque la empresa se declaró en quiebra, pero afirma que no tenía caso pedir lo que por ley le correspondía pues en la Junta de Conciliación y Arbitraje estatal ‘le dan la razón a la empresa’.
En Ciudad Juárez, Chihuahua, las trabajadoras de la maquila también ven violentados sus derechos humanos y laborales, denuncia Alicia Aguirre, quien trabaja para esta industria en esa entidad desde hace 4 años.
De acuerdo con el INEGI, Chihuahua es el segundo estado con mayor número de maquiladoras, en él operan el 24 por ciento del total de las que hay en territorio mexicano y donde laboran 236 mil obreras y obreros.
Alicia es empleada en Capsony, donde el 80 por ciento son mujeres, y ‘la mayoría ha visto afectada su salud por la presión y las condiciones en las que trabajamos’, afirma. ‘Tenemos permiso de ir al baño sólo dos veces durante la jornada, a las 6 y a las 9 de la noche. No es justo que pongan horarios para una necesidad’.
Durante su jornada laboral Alicia permanece sentada casi nueve horas y se levanta sólo para comer, lo que ocasionó que retenga líquidos. Además, para trabajar ‘necesitamos guantes y máscaras para soldar, pero son muy grandes; mejor nos los quitamos porque nos están exigiendo la producción y así no se puede trabajar’, señala.
A eso se suma la presión, dice Alicia, ‘los jefes presionan a uno, se paran junto a ti, y nada más están viendo lo que una hace, hay mucha presión’. Por eso una se estresa mucho, explica, porque tiene mucho quehacer y problemas en casa, y todavía llega uno al trabajo y se presiona más, por eso se enferma uno de los nervios, del estómago, de las vías urinarias’.
Estres laboral
‘El estrés es un estado que se caracteriza por altos niveles de excitación y de angustia, con la frecuente sensación de no poder hacer frente a la situación’, explica la Comisión Europea.
Para Leonor Cedillo Becerril, especialista en temas de salud laboral y ambiental, los riesgos para la salud a causa del estrés son: enfermedades cardiacas, gastrointestinales, músculo-esqueléticas, ansiedad y depresión.
En entrevista, Cedillo Becerril informa que ‘los ‘tiempos cortos de tarea’ en la maquila implican movimiento repetitivo y el ritmo de trabajo es muy exigente. Tanto, que ni siquiera las máquinas están preparadas para realizarlo al tiempo que se les pide’.
La elevada carga de trabajo aumenta hasta 7 veces las probabilidades de sufrir agotamiento emocional. El tiempo de exposición y el bajo control que las empleadas tienen sobre su labor sube dos veces el riesgo de mortalidad cardiovascular y los problemas músculo-esqueléticos, refiere.
El estrés que padecen las trabajadoras de la maquila se da a consecuencia de las condiciones psicosociales en las que trabajan, caracterizadas por ‘estrecha supervisión y rigidez en el trato de los superiores hacia ellas’, afirma.
El estrés puede causar ‘graves daños a la salud, problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes y potencializa el desarrollo de las lesiones de esfuerzo repetitivo, principalmente en las manos’, advierte.
Pero debido a la falta de oportunidades y pese a las injusticias que se cometen en la maquila, las trabajadoras de esa industria en la frontera norte hacen lo posible por cuidar su empleo, ya que es ‘única manera de subsistir’.