En las últimas semanas se ha discutido intensamente el valor del renminbi contra el dólar. Analistas económicos prestigiados como Krugman han señalado que el gobierno chino ha mantenido subvaluada su moneda para favorecer sus exportaciones, lo que ha perjudicado diversas fuentes de empleo en Estados Unidos, por lo que recomendó que el Tesoro estadunidense declarara […]
En las últimas semanas se ha discutido intensamente el valor del renminbi contra el dólar. Analistas económicos prestigiados como Krugman han señalado que el gobierno chino ha mantenido subvaluada su moneda para favorecer sus exportaciones, lo que ha perjudicado diversas fuentes de empleo en Estados Unidos, por lo que recomendó que el Tesoro estadunidense declarara estas prácticas desleales de comercio y les impusiera una tasa arancelaria compensatoria. El gobierno y economistas profesionales chinos han respondido puntualmente señalando que la mencionada subvaluación es pequeña y, en todo caso, no es ni podía ser, la explicación de las dificultades en el mercado de trabajo estadunidense.
La discusión no se ha restringido a los espacios académicos y periodísticos, sino que se ha centrado en el Congreso estadunidense, donde los grupos republicanos han presionado para aplicar sanciones comerciales a China. Esta disputa debía zanjarse en estos días, ya que el Tesoro tendría que publicar a mediados de abril su informe sobre prácticas comerciales. El gobierno de Obama ha decidido posponer un mes la presentación de este informe para que no empañe la reunión sobre seguridad nuclear que se celebra en Washington.
Mientras esto ocurre, en México el tipo de cambio del peso contra el dólar se ha venido apreciando silenciosamente. En las cotizaciones de esta semana para operaciones interbancarias se llegó a un precio de 12.18 pesos por dólar, lo que recupera la pérdida cambiaria observada a partir de octubre de 2008. Sólo en este año la revaluación del peso ha sido de casi 7 por ciento, lo que es producto de la política de acumulación de reservas que se ha registrado en los últimos meses. Según la información publicada ayer las reservas internacionales de divisas llegaron a 96 mil 220 millones de dólares el pasado 9 de abril, lo que supone un incremento de casi 20 mil millones de dólares en un año.
Así que mientras China, según ciertos congresistas estadunidenses, artificialmente mantiene subvaluada su moneda para fomentar las exportaciones, en México el peso se revalúa, lo que tiende a encarecer los productos que se exportan desde nuestro país. Los intereses comerciales de los exportadores y la política de acumulación de reservas son claramente contradictorios. Esta contradicción se funda en la convicción gubernamental de que los mercados asignan eficientemente los recursos y que, en consecuencia, la apreciación del peso y, por tanto, el abaratamiento de sus productos en dólares, deberá ser absorbida por los exportadores.
El gobierno chino parece haber aceptado modificar su política cambiaria, con el fin de evitar una confrontación con Estados Unidos. Aunque esta modificación no será inmediata, el reconocimiento de que China se apegará firmemente a una senda para reformar el mecanismo de formación del tipo de cambio indica que la revaluación del renminbi es inminente. El nuevo valor de la moneda china afectará a las exportaciones provenientes de ese país, lo que reducirá el superávit comercial chino. De esta manera se evidencia que el valor del tipo de cambio puede ser producto de decisiones políticas y no solamente de las fuerzas del mercado.
La sobrevaluación del peso ocurrida en el curso de una importante recesión, comprobada por una contracción de la actividad económica de 6.5 por ciento, es contraria a la posibilidad de que la recuperación pueda consolidarse y, lo más importante, genere los puestos de trabajo que se requieren. La caída del PIB mexicano, una de las mayores del mundo, tiene que ver tanto con estrecha dependencia con la industria estadunidense como con decisiones políticas que impidieron que el impacto recesivo fuera amortiguado.
La política de acumulación de reservas internacionales, como ha reconocido el FMI en el Informe sobre la estabilidad financiera global explica la apreciación de las monedas. Ello introduce un sesgo inconveniente para las actividades exportadoras que debiera enfrentarse con acciones que flexibilicen el tipo de cambio. El gobierno mexicano y el banco central, sin embargo, no actuarán en ese sentido. Dejarán que el mercado opere, aunque ello afecte el crecimiento y el empleo.
http://www.jornada.unam.mx/2010/04/15/index.php?section=opinion&article=029a1eco