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TLC con EEUU no disminuirá estado de pobreza en el Perú

Fuentes: bilaterals.org

Bajo las condiciones que parecen prevalecer en los acuerdos de TLC firmados por EEUU con otros países y las posiciones que hasta la fecha mantiene el país del norte, no es seguro que el TLC reduzca la pobreza. Es más bien probable lo contrario.

¿El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos reducirá la pobreza en el Perú? ¿Qué características deberá tener para lograrlo? ¿Será mejor que otras alternativas de integración comercial? Estas son las preguntas previas que deberían tenerse muy en cuenta en la discusión del TLC, sobre las cuales hasta ahora el gobierno y los negociadores oficiales no se han pronunciado, y a las que dedicamos este análisis.

Exportaciones y empleo

Esta es sin duda la gran promesa del TLC de acuerdo a sus promotores. Un reciente estudio de Bruno Seminario de la Universidad del Pacífico estima que el TLC podría generar un aumento neto del empleo de 18 mil personas, producto de la generación de 85 mil empleos por mayores exportaciones y de la pérdida de 67 mil empleos debido a una disminución de la producción nacional, afectada por facilidades otorgadas a la importación.

18 mil empleos son muy poco en la dinámica demográfica y de empleo peruana. Si consideramos que la población económicamente activa se incrementa cada año en más de 250 mil personas, un aumento del empleo de 18 mil por única vez es algo realmente pequeño.

Este aumento de empleos depende de que se logre aumentar las exportaciones agropecuarias en 10% y las industriales en 14%. Respecto de las primeras, ya hay presiones en los EEUU para que se limite el ingreso de espárragos. También se conoce que EEUU impone medidas para-arancelarias, supuestamente de carácter fitosanitario, para proteger sus mercados. ¿Tendrá el TLC algún mecanismo para evitar esto? Hasta hoy no lo sabemos.

En cuanto a las exportaciones industriales peruanas, las más importantes son las textiles. Hasta hoy, éstas enfrentan poca competencia de China e India, cuyas exportaciones a EEUU están limitadas por cuotas; sin embargo, debido a un acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC), estas cuotas deben desaparecer el 1 de enero próximo. La OMC estima que debido a ello las exportaciones textiles de China a EEUU aumentarán de 15% a 50% del mercado, mientras que las de Latinoamérica se reducirán a la tercera parte. Salvo que EEUU establezca salvaguardas frente a los productos chinos, buena parte de los beneficios del TLC no se materializarían.

Habría también un serio problema social causado por la pérdida de 67 mil empleos debido al desplazamiento de la producción nacional por importaciones. En efecto, el TLC no sólo es para que nosotros exportemos, es también para que los productos norteamericanos entren más fácil al Perú, afectando nuestra débil industria nacional. Esto resalta la necesidad de defender nuestro mercado en las negociaciones y de poner en marcha un programa que facilite la reconversión laboral de estas personas, lo que tendrá un costo que el Estado debe asumir.

A esto hay que añadir el hecho que la ganancia de empleos probablemente se dé en la gran empresa, dadas las dificultades de las pequeñas empresas para exportar. Las pequeñas empresas probablemente sufran, ya que producen para el mercado interno y les resultará más difícil competir con importaciones. También serán afectadas por las compras estatales, en las cuales EEUU busca obtener ventajas. Esto indica que posiblemente el TLC haga «más picuda» la concentración de capital y ganancias en las grandes empresas. Por su parte, dentro de las grandes empresas, la firma del TLC viene acompañada de más presiones de los empresarios peruanos por reducir los (ya ínfimos) derechos laborales de los trabajadores, bajo el argumento de que los costos que generan les reducen la competitividad que ellos no supieron ganar con mejoras tecnológicas.

Precios agropecuarios

El tema de los precios agropecuarios es fundamental, dado que la pobreza es mucho mayor entre los campesinos. Si el TLC permite la importación de alimentos subvencionados masivamente por EEUU sin el pago de aranceles y sobretasas, generará una reducción de precios agropecuarios en el país. Esto llevaría a un empobrecimiento masivo de los campesinos, parceleros y productores que producen para el mercado interno. Este empobrecimiento no afectaría solamente a quienes compiten directamente con el producto importado; aun cuando no se importe papa, al abaratarse el trigo y el pan también se afectará negativamente el precio de la papa. Este fue el resultado, por ejemplo, del TLC en México.

Resulta injusto que EEUU, que subsidia con cientos de miles de millones de dólares (¡varias veces el PBI peruano!) sus productos agrícolas, pretenda que éstos entren al Perú liberados de todo impuesto. Los subsidios americanos violan cualquier regla de comercio justo y constituyen un dumping frente al que se debe poder establecer salvaguardas. La pretensión americana de impedir la protección del agro nacional frente a sus productos subsidiados, conseguida en otros TLCs, es algo totalmente contrario al «libre comercio».

Medicamentos y salud

EEUU busca que el TLC amplíe la protección de patentes por encima de los acuerdos internacionales de la OMC, lo que tiene particular importancia en el caso de los medicamentos. Algunos de los mecanismos para ello serían: ampliación del plazo de las patentes por más de 20 años, patentes de segundo uso e impedir que en caso de emergencia en la salud pública se puedan establecer salvaguardas.

Las patentes permiten un monopolio legal con el que las empresas farmacéuticas fijen sus precios sin la presión de la competencia. Por ello, los medicamentos resultan extremadamente caros cuando están protegidos por patentes, limitando el acceso a los mismos pero aumentando las ganancias de las trasnacionales farmacéuticas.

Un estudio del FMI revela que los costos de tratamiento a personas con VIH/SIDA en mayo del 2003 era de US$ 10,439 pagando patentes al que la inventó en el país desarrollado, US$ 2,767 en Brasil y sólo de US$ 200 a 350 en empresas de la India. La diferencia es enorme: ¡50 veces más ! En los países subdesarrollados, como el nuestro, pagar diez mil dólares es casi un imposible para la enorme mayoría e incluso muy difícil para el Estado; pagar doscientos es algo que estaría más al alcance de la gente. El mismo estudio indica que las patentes implican una diferencia de precio en promedio para todos los medicamentos de 25% a 50%.

Esto mismo afecta sustancialmente la posibilidades de establecer programas de salud pública. El Estado apenas está iniciando, con ayuda externa, un programa de atención a las personas viviendo con VIH / SIDA que incluye antirretrovirales. Un estudio hecho para el Ministerio de Salud mostró que la diferencia de costo, para los peruanos, entre usar medicamentos de marca (protegidos por patentes) o medicamentos genéricos (no protegidos por patentes) es de US$ 34 millones de dólares anuales. Por ahora, el costo no es tan alto, pues no se atiende sino a una minoría y además hay ayuda externa. Pero debemos atender a todos los que lo necesitan, y la donación obtenida para este fin establece explícitamente que financiará un porcentaje cada vez menor.

Este efecto se irá plasmando paulatinamente, dado que la mayor parte de los medicamentos hoy en circulación ya tienen la patente vencida. El cambio de política que implicaría el TLC tendría vigencia solamente para los medicamentos nuevos. Pero en una o dos décadas, los precios de los medicamentos estarán mucho más altos.

Recaudación y gasto

Estimaciones del efecto del TLC sobre la recaudación indican que el fisco podría perder un estimado de US$ 170 millones anuales, producto de la menor recaudación arancelaria, compensada por los mayores impuestos provenientes de las exportaciones. Este es sin duda un estimado conservador, realizado considerando efectos optimistas sobre la actividad económica. Evidentemente, esta menor recaudación se verá reflejada en menores gastos, y en particular en menor gasto social.

Ese es, sin embargo, solo un primer efecto. Debido a la mayor competencia a la que estarán sometidas las empresas peruanas, la presión por reducir tributos será mayor, lo que puede generar mayores efectos negativos a futuro. También debe considerarse la posibilidad de que el TLC impida la fijación de determinadas tasas, como por ejemplo ha sucedido con Chile en el tratamiento a los flujos de capital. Todas estas medidas afectarán los ingresos fiscales y debido a ello al gasto social, afectando así a los más pobres.

¿TLC o autarquía?

Esta discusión habrá que ponerla en el contexto de qué alternativas tiene el Perú en relación a su política de integración comercial y su estrategia de desarrollo. No es cierto que las opciones sean TLC o nada. Hay otras opciones, como las que vienen siguiendo hasta ahora Brasil y Argentina, incluyendo la apuesta por la integración sudamericana (MERCOSUR + CAN) y negociaciones multilaterales más amplias (tipo ALCA u OMC).

Un reciente estudio realizado por Alan Fairlie, de la Universidad Católica, indica que varias otras opciones de integración son superiores al TLC en cuanto a sus efectos sobre el crecimiento económico, incluyendo un acuerdo bilateral Perú-Unión Europea y un ALCA.

La negociación debe ser firme y transparente

Cualquier acuerdo comercial, favorecerá o no a un país y a la reducción de su pobreza dependiendo, en primer lugar, de las condiciones del mismo. Bajo las condiciones que parecen prevalecer en los acuerdos de TLC firmados por EEUU con otros países y las posiciones que hasta la fecha mantiene el país del norte, no es seguro que el TLC reduzca la pobreza. Es más bien probable lo contrario.

Una negociación firme y transparente es el primer requisito en el momento actual. Esta negociación debe hacerse considerando la enorme desigualdad entre las partes, y por lo tanto partir de la premisa que debe darse un trato privilegiado a los países andinos. Dado que, adicionalmente, los países andinos están erradicando la coca siguiendo los intereses de los Estados Unidos, bien deberíamos ser compensados por ello. La negociación también debería considerar, junto con las cuestiones comerciales y de inversiones, facilidades para que los peruanos puedan emigrar legalmente a los Estados Unidos.

Negociar con firmeza implica tener la convicción de que, si las condiciones no son convenientes, más vale escoger otro camino. Camino que bien puede incluir el de buscar otro socio comercial (como la Unión Europea o el Mercosur) y/u otro espacio para negociar con los EEUU (como el ALCA o la OMC).

Finalmente, el mejor camino para la integración del Perú con el mundo, depende del proyecto de desarrollo que tengamos. Hasta la fecha, el gabinete actual y los negociadores peruanos no han sabido decirnos a dónde vamos y bajo qué condiciones este TLC favorece ese proyecto nacional. Las fuerzas políticas y sociales del país deberían poner este tema en la discusión cuanto antes.