En este artículo el autor sostiene que ya ha pasado el momento del diálogo con el presidente para cambiar su política; es hora de la acción.
En comentarios anteriores, argumentamos que las tesis sobre la necesidad de mantener «diálogos políticos» para resolver los problemas que afectan a la vida de los brasileños parecían surgir de la buena voluntad. Y recordamos que incluso algunos petistas sostenían que se podía convencer al gobierno de Bolsonaro de que Brasil debía adoptar una política que fortaleciera la economía, generara empleos e ingresos, protegiera el medio ambiente y las zonas indígenas y controlara la venta de armas.
Para ellos, sería necesario superar la «banalización» de la lucha por el impeachment de Bolsonaro. No habría «pruebas suficientes» para una acción de destitución del presidente, aunque nadie puede negar la tragedia que ha golpeado a Brasil. Aun así, sería posible hacer avanzar el «diálogo político», sin «banalizar el instrumento del impeachment» porque, en el caso de Bolsonaro, todavía no habría pruebas para condenarlo.
También argumentamos que, por increíble que parezca, tales tesis de diálogo surgieron en el momento crítico en que Brasil estaba siendo empujado a adoptar varios procesos violentos para debilitar su economía y cuando era evidente que, además del criminal negacionismo gubernamental, también estaba involucrado en actos de corrupción y en acciones destinadas a romper con cualquier proceso democrático.
En un país serio, estas «pruebas» serían suficientes para un proceso de impeachment, ya que las barbaridades practicadas por el presidente desde su toma de posesión eran públicamente evidentes y demostrables. En tales condiciones, añadimos, los propagadores de la necesidad de «diálogo» y de la «no banalización del instrumento de destitución», tal vez estarían viviendo en otro país, o en la luna, asumiendo la inexistencia de pruebas de las acciones criminales del gobierno.
Ahora, por ironía de la historia, debemos agradecer las declaraciones del propio presidente, en Brasilia y Sao Paulo, el Día de la Independencia, por demostrar que los defensores del «diálogo» estaban, o siguen estando, realmente en la luna. Desconocen la realidad brasileña, así como el carácter fascista del presidente y su gobierno. Y no se han dado cuenta de que la única manera de impedir que Brasil sea conducido a un pozo sin fondo es, precisamente, el impeachment, lo más rápido posible.
Si hasta los políticos de centro derecha se inclinan por considerar seriamente un proceso de impeachment, es vergonzoso que algunos dirigentes petistas sigan manteniendo la presunción de que el «diálogo» con Bolsonaro y su gobierno es factible. Los «recursos» para el retorno de las regiones lunares a tierras brasileñas fueron proporcionados por los discursos del propio presidente.
Buen viaje a terra brasilis y a la batalla del impeachment contra la figura principal del gobierno responsable de uno de los índices más desastrosos de muertes por la pandemia de covid.
Wladimir Pomar, escritor y analista político.
Traducción: Correspondencia de Prensa.
Fuente (de la traducción): https://correspondenciadeprensa.com/?p=20544
Fuente (del original): https://www.correiocidadania.com.br/2-uncategorised/14763-ainda-sobre-dialogos-politicos