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Entrevista a James Petras

«Todo es posible mientras Bush esté al frente del gobierno estadounidense»

Fuentes: Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad

Hace algunos días llevamos a cabo una entrevista al reconocido sociólogo estadounidense James Petras, con motivo de la visita que realizara a Venezuela para participar en el Programa «Palabras en Puerta», organizado por la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.

Freddy Molina (FM):

Señor Petras, la primera pregunta es casi obligatoria y está referida a la más reciente campaña de «terrorismo petrolero» emprendida en contra de Venezuela. Para abreviar, ¿qué opinión le merecen las acciones promovidas por la transnacional Exxon Mobil en contra de los activos de Petróleos de Venezuela?

James Petras (JP):

Existen diferentes formas de agredir a un país y el gobierno de los Estados Unidos las conoce todas. Venezuela es desde hace mucho tiempo el blanco de ataques enérgicos, pero solapados, que involucran en primer término una percepción inadecuada del presidente Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana en el exterior y, en segundo término, las acciones que se están viendo últimamente dentro del país, como por ejemplo la escasez artificial que se afinca en la falta de insumos básicos para el consumo popular, las colas que esto genera, etc., sencillamente se está usando el desabastecimiento como una forma de atacar al gobierno y eso hay que inscribirlo entre las «nuevas-viejas» estrategias de los Estados Unidos.

Se trata de hacer desde adentro lo que no se puede hacer desde afuera por muchas razones, la principal es que las Fuerzas Armadas estadounidenses ya están ocupadas en otras confrontaciones: Irak, Afganistán, la confrontación con Irán, etc. Como consecuencia de estas guerras las tropas norteamericanas están sobreextendidas y su poder bélico mermado, eso ha originado mucho malestar en las filas del ejército y sus comandantes, quienes saben que ahora no pueden comprometerse abriendo nuevos frentes. Sería prácticamente imposible emprender otra invasión terrestre potencialmente prolongada, que dispersaría aún más a las unidades militares.

Dadas estas limitaciones en sus capacidades intervencionistas, los Estados Unidos han enfocado sus acciones en la articulación de otras tácticas; en primera instancia usando a Colombia para hostigar a Venezuela, especialmente en la frontera, pero además infiltrando terroristas, paramilitares, etc. Después, ya de este lado de la frontera, fustigando a sus peones internos, quienes tienen como misión buscar la desestabilización del gobierno por cualquier vía. La agresión de Exxon Mobil es indudablemente un disparatado tercer recurso para generar tensiones e inestabilidad en el país.

Lo digo así porque en términos reales no existe ninguna empresa petrolera que se preocupe por sus intereses económicos y haga lo que está haciendo Exxon. Principalmente porque la ganancia de las otras empresas petroleras que aceptaron los términos de la negociación, incluso con minoría de acciones, es enorme. Entonces, ¿por qué Exxon decide deslindarse de la pauta económicamente rentable y tomar otro camino? La única respuesta es la política, el cálculo político para ser más exacto, es esconder tras las finanzas una bandera de odio y desprestigio hacia Venezuela.

(FM):

Cuando se dio a conocer la noticia sobre la orden judicial para congelar activos de PDVSA en el extranjero, los precios del crudo sufrieron un alza; ¿Cree usted que altos funcionarios de la Casa Blanca estarían beneficiándose personalmente con la medida, por ser accionistas en consorcios petroleros relacionados con la transnacional?

(JP):

¡Marcharse de Venezuela es una pérdida!, si yo tuviese acciones en Exxon Mobil me quejaría con los directivos de la empresa. ¿Por qué tendríamos que abandonar un país donde los márgenes de ganancia superan el 30 y el 40%?; económicamente hablando, cualquier accionista que calcule las consecuencias de la salida de la transnacional sabe que no es ganancia y entiende que los arreglos a los que pretenden llegar con la estatal petrolera son inadmisibles y están fuera de consideración. Yo creo, como algunos especialistas en la materia, que un acuerdo que esté entre los mil y los mil doscientos millones de dólares sería más que adecuado; entonces, recibir mil doscientos millones de dólares en vez de ganar trescientos millones por año, es un muy mal negocio. En cuatro años ya habrían superado con creces el precio de la compensación.

Volvemos al punto que mencionábamos antes. La única finalidad de esta medida judicial es política y no cabe duda que quienes están orquestando estos ataques no son los accionistas de Exxon sino los departamentos de Estado y del Tesoro estadounidenses; como consecuencia le están procurando una muy mala reputación a la transnacional. Cualquier país que en el futuro pretenda hacer negocios con Exxon Mobil, no sólo va a calcular varias veces los costos y los riesgos, sino que sin duda va a evaluar los casos de Venezuela e Indonesia, de donde también están a punto de echar a la empresa por incumplimiento de contratos. Los demás consorcios petroleros no dudarán en demostrar que tienen ventajas sobre su competidor Exxon, que no es para nada confiable.

(FM):

¿Qué influencia real ejerce el «Plan Colombia» en la ola de cambios que envuelve a nuestra región y más específicamente en el proceso revolucionario venezolano?

(JP):

Los Estados Unidos han invertido seis mil millones de dólares en Colombia. Está claro que este no es un gasto inocente, este desembolso incluye el control de altos funcionarios clave, tanto dentro del campo político como militar. Colombia es el eje de toda la política imperialista norteamericana en América Latina y particularmente en la parte norte de Suramérica; ningún otro gobierno en todo el continente, bien sea conservador como el de Chile, o progresista como el de Ecuador, ni Lula en Brasil, ni nadie, se presta a hacer lo que está haciendo Colombia. Basta echar una mirada a la ayuda militar que Estados Unidos le está dando a Colombia para darse cuenta que no están regalando seis mil millones de dólares, los están invirtiendo. Como pago, cualquier propuesta o indicación norteamericana es implementada sin objetarla ni discutirla.

A pesar de esta «cercanía» entre los gobiernos, Uribe está muy mal visto en el congreso norteamericano, particularmente entre la mayoría demócrata. Es por eso que a pesar de las grandes presiones ejercidas por Bush y el Pentágono, todavía no se ha concretado la aprobación del Tratado de Libre Comercio. Te confieso sinceramente que no creo que se apruebe, ni aun con un Uribe postrado a cada rato de rodillas visitando Washington; como te dije, está verdaderamente mal visto por los congresistas y sus ayudantes. Yo he conversado con ellos y en privado lo llaman «el bruto», «insulto a la democracia», etc. Claro, esto no lo expresan públicamente, pero se oponen seriamente al tratamiento que da a los Derechos Humanos y claro, rechazan asuntos más serios como el asesinato de sindicalistas y sus vínculos con el narcotráfico.

Sin embargo, para el ejecutivo, es decir para la Casa Blanca, Uribe es la clave para desestabilizar Venezuela. ¿Cómo?, primero convirtiendo a su nación en una plataforma para infiltrar este país. Los miles de kilómetros de fronteras comunes que comparten ambos estados, permiten a los militares y servicios de inteligencia colombianos, asesorados por Estados Unidos, entrar en contacto directo con sectores del Ejército y la Guardia Nacional, captando oficiales «vulnerables a ofertas». Segundo, es conocido que muchos grupos paramilitares han sido infiltrados o están bajo el control del Departamento Administrativo de Seguridad colombiano (DAS). Tercero, en las campañas de desprestigio que los Estados Unidos han lanzado contra Chávez, Uribe juega un papel de contrapeso; mientras más falsedades se dicen sobre Chávez, más insultos y groserías profieren Uribe y Santos, el vicepresidente colombiano. Con esto los servicios de inteligencia norteamericanos y colombianos pretenden ayudar a la ultraderecha venezolana a perturbar la paz.

Te voy a decir una cosa que poca gente conoce, una exclusiva; hace varios años se hizo un congreso en El Salvador para discutir la situación colombiana. Yo fui invitado a presentar una ponencia, pero no pude asistir, así que escribí un ensayo para que otra persona lo leyera. Simultáneamente, un amigo mío en los Estados Unidos, un colega académico, estaba desclasificando documentos gubernamentales oficiales a partir de un mecanismo que se llama Freedom of Information Act (Acta de Libertad de Información). Entre los documentos que este amigo encontró, había uno que mencionaba la «necesidad norteamericana» de elegir a un ciudadano colombiano para contraponer mi ponencia en El Salvador. ¿Y sabes quién era esa persona?, la persona indicada, de acuerdo al documento, era el dueño de un periódico, el señor Santos.

Francisco Santos era el indicado para representar la línea norteamericana contra un crítico norteamericano; era la persona que debía usar todos los argumentos imaginables para descalificar mis observaciones y puntos de vista. Como premio a sus grandes obras, que imagino no consistieron sencillamente en asistir a una conferencia en representación de los Estados Unidos, y gracias a los méritos sumados en beneficio de su amo y a su poder económico y mediático, el señor Santos consiguió convertirse en vicepresidente del nefasto gobierno de Álvaro Uribe.

(FM):

Ya sabemos que en este momento los Estados Unidos tienen muchos frentes abiertos en el mundo, pero eventualmente ¿es posible que se produzca una invasión a Venezuela?, y de producirse ¿Colombia serviría como un punto de partida y base de operaciones de las fuerzas invasoras?

(JP):

Todo es posible mientras esta administración gobierne en Washington; Bush y sus asesores son excepcionalmente conspiradores y extremistas. Con él a la cabeza todos los escenarios son posibles, aun el plan de atacar Irán, que tiene una enorme oposición, inclusive entre los altos mandos militares y la CIA. Hace poco, dieciséis agencias de inteligencia norteamericanas publicaron un informe detallado donde queda claro que Irán no está desarrollando ningún programa de armamento nuclear.

Ahora mismo el mayor peligro no es una invasión terrestre a gran escala. Para poder intervenir en Venezuela, los Estados Unidos deben suscitar las siguientes condiciones: primera, generar descontento activo y generalizado; segunda, provocar el levantamiento de algún sector militar o de la Guardia Nacional, esto porque necesitan tener una avanzada militar dentro del país lista para unirse, de ser necesario, con la derecha golpista. Tercera, una masa ultraderechista que sirva de fuerza de choque. Es posible que también apelen a las pretendidas conjuras entre el presidente Chávez y las FARC, esto a fin de promover incidentes fronterizos relacionados casi seguramente con el Zulia, ya que ahí está Rosales, y promover de este modo corrientes separatistas. Una vez que exista un territorio aprovechable, una excusa para ocuparlo y el engranaje de fuerzas internas colombianas, los Estados Unidos podrán intervenir con sus Fuerzas Especiales, su Fuerza Aérea y sus servicios de inteligencia.

(FM):

¿Y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia?, ¿qué papel jugarían dentro de este escenario?

(JP):

Uribe necesita lanzar grandes campañas militares a fin de asegurar suficientemente el frente interno y así poder abrir un frente externo. Evidentemente las FARC actúan como un freno a las agresiones imperialistas, ya que mientras el gobierno colombiano no logre debilitarlas o reducirlas, sería muy peligroso enviar tropas a través de la frontera a invadir Venezuela. En resumen, mientras las FARC sigan teniendo el control de algunas zonas y cuenten con una fuerza militar considerable, el territorio de Colombia no estará asegurado y los cálculos seguirán siendo demasiado riesgosos para ordenar la marcha de tropas más allá de sus fronteras, dejando el resto del país abierto para el avance de las FARC.

(FM):

Ya conocemos en carne propia las implicaciones de ser extremadamente permisivos con los medios de comunicación; en el contexto de una agresión imperialista a Venezuela, ¿qué papel jugarían los medios?, ¿cree usted que mantendrían su postura antinacionalista aún a riesgo de desintegrar la patria?

(JP):

Sobre este tema hay varias cosas que decir. En primer término contextualicemos la influencia real de los medios de comunicación; en Venezuela, a pesar de las enormes campañas emprendidas por los medios de comunicación, más del 60% de la población votó por el Presidente Chávez. Incluso, en las elecciones regionales y municipales sus colaboradores obtuvieron el visto bueno de las mayorías; entonces, ¿es que acaso los medios no lograron influir sobre esas grandes mayorías? La respuesta, creo yo, es que el gobierno ha implementado políticas y programas que auténticamente generan beneficios económicos y sociales. Cuando la gente está satisfecha económico-socialmente y al mismo tiempo organizada, los medios de comunicación no penetran con tanta facilidad, así recurran a sus tácticas brutales, terroristas y engañosas.

Aunque parezca mentira, los medios afectan mucho más a los sectores de la clase media, a los universitarios, a los académicos, e incluso a los llamados «intelectuales de izquierda», que se someten voluntariamente a los lavados de cerebro mediáticos, leyendo El Nacional, El Nuevo País o mirando Globovisión. Ahora, en el momento que el pueblo empieza a sufrir los resultados de los ataques disimulados de terrorismo imperial, un sector minoritario de los seguidores del gobierno vacila; pero aquellos que están organizados, los que verdaderamente conforman los frentes de lucha y están comprometidos con la revolución, no son influenciados por «razonamientos relativos».

Un caso claro de este fenómeno fue el último referéndum. En él, el 50% de la población participó con su voto y a pesar de la mega-campaña mediática, la victoria del NO, no fue aplastante. Quienes verdaderamente perjudicaron la propuesta gubernamental fueron los abstencionistas, ¿fue la abstención consecuencia directa del ataque de los medios?, realmente no lo creo. Creo que la abstención fue el resultado de algunos errores en la aplicación de las políticas económicas del gobierno, los problemas con el abastecimiento y la inflación, el peor mal para quienes no tienen salarios ajustables.

¿Cómo tratar el problema de los medios?, yo creo que hay tres formas. La primera es atacar de raíz y resolver los problemas económicos y de inseguridad que han deteriorado la imagen del gobierno, abriendo la puerta al mensaje propagandístico. Segunda, crear juntas de abastecimiento populares que controlen y auditen los Mercales pero también los supermercados privados. Esto ayudará a controlar la inflación y el desabastecimiento aumentando el acceso a los insumos básicos. Tercera, aplicar las leyes para la seguridad del estado, estandarizadas desde hace mucho en los países de Europa y Norte América. En Venezuela están mal entendidas la Libertad de Prensa y la tolerancia; aquí los medios cometen a diario crímenes que en países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Suecia están prohibidos y penados. Por ejemplo, incitar a golpes de estado, involucrar a las fuerzas armadas en asuntos de política, incitar el sabotaje contra la economía, calumniar a dignatarios estatales, etc.

Te pongo un ejemplo, hace pocas semanas el presidente de Francia Nicolás Sarkozy, ganó un juicio contra una revista que lo calumnió. Estas son cosas normales en todo el mundo, pero por alguna razón aquí no. He meditado sobre eso y creo que el gobierno sobreestima las acusaciones, no aplica las normas y teme aplicar la ley. Para eliminar esa quinta columna violentísima que opera impunemente bajo la fachada de la libertad de prensa, es necesario castigar las violaciones éticas en las que incurren los medios, ¡Libertad sí, pero insurrección y sabotaje no!

Otro mecanismo es mejorar la programación de los medios alternativos, las televisoras estatales, las radios comunitarias y nacionales, los diarios y todas las publicaciones financiadas por el estado. TeleSur es una muestra de cómo deben hacerse las cosas; esta televisora ha mejorado muchísimo desde la primera vez que la vi en el 2004. Recuerdo que al principio era bastante improvisada, ahora tienen mucha gente seria hablando y discutiendo. Sin embargo, esta formalidad al presentar las noticias rompe un poco con el talante latinoamericano, acercándolo peligrosamente a la forma de CNN. Creo que deben combinar la seriedad periodística con la ironía y el humor. También hay que incluir algunos debates entre trabajadores o campesinos; sería interesante que representantes del pueblo dialoguen directamente con los ministros o alcaldes de una ciudad, sobre sus quejas y necesidades. No es bueno que todos estén siempre de acuerdo con todo.

Finalmente creo que los medios no pueden penetrar la opinión mayoritaria del pueblo cuando hay líderes locales. El líder de un barrio, de una fábrica o de lo que sea, es la primera persona a la que la gente se acerca para manifestarle sus problemas cotidianos y es también la primera persona que se avoca a la resolución de esos problemas. Un líder comunal debe ser una persona honesta, fiable, que se integre con la gente, bien sea jugando béisbol, tomándose unos tragos o exigiendo la reparación de una alcantarilla. Cuando existe una organización de este tipo y surge un problema como por ejemplo la falta de repuestos automotrices, el líder comunal es la primera persona a quien la gente consulta. Y aun cuando la ultraderecha esté vociferando «¡la culpa es del gobierno!», este vecino puede explicar las verdaderas causas y contrastar los argumentos reaccionarios con mucha más efectividad que las comunicaciones del gobierno, son percibidas como distantes y no dejan muy claro en quién creer.

Te cuento una cosa; años atrás en Chile, la derecha demócrata cristiana emprendió una campaña en la cual participaron muchos curas. Esta maniobra consistía en pasar de rancho en rancho tocando puertas y diciéndole a los campesinos que los comunistas iban a raptar a sus niños y a «comunizarlos». Muchas mujeres militantes de la izquierda socialista, que se habían integrado a las organizaciones de barrios, participado en la toma de tierras para construir sus casitas, exigiendo luz eléctrica, agua, pavimento y salud, sabían que era un argumento engañoso y cuando llegaron los curas a decirles «¡cuidado!, si votas por los comunistas te van a raptar los hijos»…, esas mismas mujeres respondieron: «ojala que los rapten para que reciban una buena educación y un tratamiento médico completo». Esta respuesta irónica no sólo desarticuló el chantaje, sino que fue el reflejo de experiencias anteriores provechosas para los campesinos.

(FM):

Finalmente, ¿cómo ha sido su experiencia durante esta visita a Venezuela?, ¿cómo percibe James Petras el avance de la revolución bolivariana?

(JP):

Yo creo que Venezuela ha avanzado mucho con respecto a los años ochenta y noventa; la inflación sigue siendo alta, pero sin lugar a dudas mucho mejor que durante los gobiernos adecos y copeyanos. Los programas sociales están alcanzando efectivamente a millones de venezolanos que antes no tenían acceso a educación, salud o viviendas dignas. Todavía hay ranchos, pero la pobreza aguda ha bajado de forma significativa y los precios de los productos de consumo básico se han mantenido mientras ha aumentado el salario mínimo.

Ahora bien, un tema muy importante aquí es la necesidad de industrialización y diversificación de la economía. Yo creo que el gobierno debe concentrar buena parte de sus esfuerzos en crear nuevas empresas, modernas, capaces de procesar el crudo y sus derivados. Venezuela debe acostumbrarse a vender productos terminados y no materia prima. También hay en este país muchas fábricas cerradas. El gobierno debe evaluar la posibilidad de reabrirlas y ponerlas a trabajar. Es cierto que muchos capitalistas han transferido su dinero al exterior y siguen haciéndolo, pero te comento que los que llamaban aquí capitalistas nunca tuvieron vocación empresarial; podría llamárseles rentistas o importadores… como mucho ensambladores, pero siempre les faltó talento e ingenio.

El gobierno y los institutos educativos deben fomentar una nueva visión empresarial que amplíe y profundice la eficiencia del sector público y los nuevos proyectos implementados por el estado. No siempre es adecuado poner personas de confianza política en los puestos gerenciales, así como tampoco es adecuado tener siempre obreros autogestionados. Hablar de vocación empresarial es hablar de organización del trabajo, de capital, de tecnología, de ubicación de insumos, de mercadeo, de mercados potenciales, etc. Entonces, la nueva visión empresarial debe combinar buenas políticas productivas con una visión empresarial socialista.

Yo creo que las empresas del futuro deben conjugar la coordinación ejecutiva con la obrera; los trabajadores no sólo prestarán su fuerza para producir, sino que además podrán tener acceso en cualquier momento a los libros de la empresa, para ver cómo se están invirtiendo, gastando y «desgastando» los recursos. Un problema muy grave en Venezuela es la falta de auditorías. En las cooperativas, por ejemplo, han desaparecido millones de bolívares, sin embargo no puede decirse que funcionen bien. ¿Cómo vas a poner gente que nunca ha llevado a cabo trabajo empresarial como encargados de lanzar nuevas industrias? Sin duda la finalidad es buena, dar empleo y facilitar iniciativas; pero todo esto dentro de un contexto bien organizado.