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China, Brasil y los BRICS amenazan la hegemonía del dólar y, en consecuencia, de EEUU

Todo tiene su final

Fuentes: El cohete a la luna

En las últimas semanas han tenido lugar algunos hechos cruciales que conducen inequívoca e inevitablemente a la configuración de un nuevo orden internacional, en el que Estados Unidos sucumbe, de manera cada vez más evidente tanto en el terreno político, económico, social y diplomático. Ellos ocurren en un escenario económico recesivo, caracterizado por altos niveles de endeudamiento, crecientes niveles de pobreza, inflación difícil de controlar, turbulencias financieras – expresadas en la caída de tres bancos estadounidenses, y uno europeo, el Credit Suisse, el segundo banco en importancia de Suiza, que tuvo que ser vendido al suizo UBS para evitar su quiebra, y por una importante reducción del comercio internacional.

La emergencia de un nuevo orden internacional es reconocida por el vicepresidente del Banco Mundial, Indermit Gill, quien ha señalado que “la época dorada del desarrollo está llegando a su fin debido a la fractura de la economía global” y que el deterioro de “casi todas las fuerzas que propulsaron el crecimiento en tiempos pasados… está gestando la posibilidad de una década perdida… con serias consecuencias para enfrentar los desafíos de nuestros tiempos: una pobreza recalcitrante, ingresos desiguales y cambio climático”. Gill no ha descubierto la pólvora, pero el reconocimiento del quiebre del orden global de parte de uno de los directivos de una institución creada para garantizar dicho orden no hace sino confirmar la debacle.

Tampoco es menor lo expresado por Kristalina Georgieva, la máxima autoridad del FMI, al señalar a principios de abril que las perspectivas de la economía global para el año en curso y el mediano plazo no son buenas debido a una “incertidumbre excepcionalmente alta provocada en gran medida por los riesgos de fragmentación geoeconómica que puede significar la división del mundo en dos bloques económicos rivales. Una división peligrosa que podría dejar a todos más pobres y menos seguros”.

En efecto, Kristalina deja traslucir con sus palabras el momento histórico de reconfiguración del poder mundial en el que nos encontramos, pero omite decir que ello se produce porque el orden unipolar hace agua por todos lados y no garantiza seguridad ni bienestar. Esa es parte de la explicación de la pugna por los cambios en el sistema mundial que hoy presenciamos.

Crisis del dólar como moneda de intercambio y reserva de valor

Entre los múltiples puntos abordados y acuerdos suscritos durante la visita del Presidente Xi Jinping a Rusia, la última semana de marzo, ambos gobiernos convinieron en promover el uso de la moneda china, el yuan, en las transacciones comerciales y financieras internacionales. El uso creciente de monedas distintas al dólar en el intercambio comercial de varios países con Rusia y con China, ya es una realidad y tiene lugar en importantes transacciones comerciales con India y con otros países de Asia y África.

Esta semana, la visita de cuatro días del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva a China confirmó el acuerdo para el uso del yuan en su intercambio comercial que supera los 150.000 millones de dólares. Ello ya había sido acordado en marzo durante la visita de empresarios brasileños a ese país. China no solo es el principal socio comercial para Brasil, sino la principal fuente de inversión extranjera directa en ese país.

Durante su visita, donde asistió a la toma de posesión de la ex Presidenta de Brasil Dilma Rousseff como titular del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, y se reunió con representantes de la controvertida empresa Huawei que produce la tecnología 5G, Lula cuestión el uso del dólar como moneda global, y vertió críticas contra el Fondo Monetario Internacional. En el comunicado conjunto divulgado después del encuentro con el presidente de China, señalaron directamente a Estados Unidos, Europa y otros países desarrollados por no haber cumplido los compromisos alcanzados durante las negociaciones de la ONU sobre el clima de 2009, en Copenhague.

No fue este el único punto importante de las declaraciones compartidas. El gobierno de Brasil busca conformar un grupo de países facilitadores de un acuerdo de paz de la guerra en Ucrania, en la que participe China. Este país, a su vez, presentó el 23 de febrero una propuesta de doce puntos para una resolución del conflicto, en la que se pide el cese de hostilidades inmediato y el diálogo. Brasil la apoya y aspira a promoverlo junto con otros países, probablemente del G20, cuya presidencia le corresponde asumir. El acuerdo, como lo ha dado a entender Lula, busca que se respete la integridad territorial de Ucrania, pero también la pertenencia de Crimea a Rusia, incorporada a su territorio en 2014 mediante una breve intervención militar, ratificada luego por un referéndum. Ello ocurrió después de que el hasta entonces Presidente de Ucrania, el prorruso Víctor Yanukovich, fuera derrocado como resultado de una serie de protestas en las que estuvo involucrado el gobierno estadounidense.

La iniciativa de Brasil se dio a conocer el 25 de marzo durante la visita a Moscú de Celso Amorim, principal asesor de Lula para asuntos internacionales –y canciller durante sus dos primeros mandatos (2003-2007)– al Presidente Putin. Si bien todo parece indicar que el gobierno ruso, por el momento, no acepta una solución política, pues apuesta al resultado militar, Amorín ha manifestado que decir que las puertas están abiertas para la negociación de paz sería una exageración, pero afirmar que están cerradas tampoco es verdad. El canciller ruso Sergei Lavrov visitará Brasil la próxima semana, hecho que revela la importancia que ha retomado el país como actor en la arena internacional.

En efecto, Brasil intenta darle un mayor protagonismo al BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica), entidad intergubernamental creada bajo la presidencia del Lula en 2006. Este grupo de países ha comenzado a usar sus monedas locales para parte del comercio intrabloque y ha anunciado el lanzamiento de una nueva moneda común en la cumbre presidencial que se realizará en agosto en Sudáfrica. Irán y Argentina han solicitado formalmente vincularse al bloque, mientras que Arabia Saudita, Egipto y Turquía, entre otros, buscan acercarse.

Por otro lado, los países de la ASEAN (Brunei Darussalam, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam) también han propuesto realizar el intercambio comercial y transferencias intraregionales en moneda local. En América Latina, en particular Brasil y Argentina, plantean medidas similares.

El lema In God we trust, impreso en los billetes, no le alcanza al dólar para cumplir su función de valor de reserva y moneda de intercambio que muchos países, aunque cada vez menos, le confieren.

Adiós al protagonismo diplomático

El debilitamiento del poder de Estados Unidos no solo se expresa en la pérdida de confianza en su moneda, sino en su capacidad de mediador internacional. A fines de marzo, China tomó su lugar en la reanudación de relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, días después de que Xi Jinping asumiera por tercera vez la presidencia de la nación. Arabia Saudita ha solicitado, además, su incorporación a la Organización de Cooperación de Shanghai, fundada en 2001, cuya actividad se centra principalmente en cuestiones de seguridad regional, lucha contra el terrorismo regional, separatismo étnico y el extremismo religioso Actualmente está integrada por ocho miembros (China, India, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán), cuatro Estados observadores interesados en adherirse como miembros de pleno derecho (Afganistán, Belarús, Irán y Mongolia) y seis “Asociados en el Diálogo” (Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía).

A principios de esta semana, Arabia Saudita, junto con Rusia, fue uno de los impulsores de la medida adoptada para disminuir la producción de petróleo en el marco de la OPEP+ que dio lugar a un incremento inmediato en sus precios. La medida agudiza el escenario recesivo e inflacionario mundial, en particular en Estados Unidos que no logra reducir la inflación en la medida de lo que se propuso el gobierno, a pesar del incremento sucesivo de sus tasas de interés durante el último año.

También en Europa se cuestiona el poder estadounidense. Durante la reciente visita de Emmanuel Macron a China –antes de la que realizara Lula a ese país–, el Presidente francés suscribió una declaración conjunta de 51 puntos con China en la que se describe la cooperación en áreas que van desde la energía nuclear hasta la seguridad alimentaria y sugirió que Europa debería ser más independiente de Estados Unidos para evitar quedar atrapada en crisis que no son suyas. En una entrevista en Político, Macron enfatizó la importancia de la «autonomía estratégica» para Europa y la necesidad de reducir la dependencia de Estados Unidos en cuanto a armas, energía, el dólar y el conflicto en Taiwán.

La posición de Macrón no es respaldada por la mayoría parlamentaria de su país. No obstante, sintoniza con algunos gobiernos que no lo expresan abiertamente y con crecientes sectores de la ciudadanía. La guerra entre Rusia y la OTAN en territorio ucraniano al dificultar la reducción del precio de los combustibles y de los alimentos, está generando protestas en Europa, en particular en Alemania, en pro de una solución pacífica a la guerra.

Finalmente, la inseguridad cibernética continuará siendo un flanco débil de Estados Unidos al vulnerar sus servicios de inteligencia. La filtración reciente de documentos secretos del Pentágono sobre la guerra en Ucrania, aparecidos en Internet, constituye un boomerang en su política injerencista.

En esta oportunidad, la información hace referencia a China y sus aliados, a la presencia de fuerzas occidentales especiales que actúan en Ucrania procedentes del Reino Unido, Letonia, Francia, Estados Unidos y los Países Bajos. Entre otros, según el Washington Post y la BBC,  figuran supuestos planes de producir en secreto 40.000 cohetes para Rusia, las opiniones divididas frente a la decisión de vender armas que se usarían en Ucrania y las pruebas experimentales realizadas por China de armas hipersónicas realizadas en febrero.

América Latina se enfrenta a un proceso de posicionamiento internacional en el que tiene la oportunidad de lograr un rol más protagónico, con el eje central de buscar su soberanía.

Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/todo-tiene-su-final/