Traducción por S. Seguí
Lars Schall entrevista a una exbanquera de alto Nivel de Wall Street, Nomi Prins, sobre su último libro, «All the Presidents’ Bankers» (Todos los banqueros de los Presidentes). Prins expone cómo un grupo de personajes de la élite transformó la economía y el gobierno estadounidense a lo largo del siglo XX, dictando su política exterior e interior y dando forma a la historia del mundo. La entrevista cubre desde el pánico de 1907 y la creación de la Reserva Federal hasta las dos guerras mundiales, la desvinculación del dólar respecto del oro en 1971 y la cuestión de si el poder financiero de Estados Unidos hoy está en decadencia. El vídeo de la entrevista puede consultarse aquí:
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LS: Hola Nomi, hablemos de su nuevo libro. ¿De dónde viene la motivación para escribirlo y cuál es la idea principal que sostiene?
Nomi Prins: Mi motivación surgió de una novela que había escrito antes de este libro, que se llamaba «Martes Negro» (Black Friday), una obra de ficción histórica sobre el crack de 1929. Al hacer la investigación para ese libro, que no era tan importante como la investigación que terminé haciendo para «Todos los banqueros de los Presidentes», descubrí una reunión que tuvo lugar el 24 de octubre de 1929 en la Banca Morgan, en el número 23 de Wall Street, a sólo unos metros de la puerta trasera de la Bolsa de Valores de Nueva York. Fue entonces cuando el mercado de valores estaba empezando su caída, después de lo cual subió y bajó un par de veces hasta que finalmente perdió el 90 por ciento o algo así de su valor en los años siguientes.
Pero ese día, seis banqueros, los seis grandes banqueros de la época, se reunieron en la casa de Morgan a petición de un hombre llamado Tom Lamont, que era el presidente en funciones de Morgan. Jack Morgan, el presidente titular, estaba de viaje por Europa. Lamont convocó a los otros cinco banqueros principales de la ciudad para que acudieran a la reunión, y tras una charla de 20 minutos decidieron poner cada uno 25 millones de dólares para salvar el mercado de valores. En realidad, en esa reunión, todos tenían algunos secretillos no revelados, aparte del hecho de que el mercado estaba fuera de control. Uno de los hombres era de Al Wiggin, jefe supremo de Chase y mientras hablaba de comprar valores para salvar los mercados estaba vendiéndolos a la baja. Charles Mitchell era otro asistente a la reunión; y dirigía el National City Bank, que ahora forma parte de Citigroup. Estaba negociando un acuerdo que hubiera sido la mayor fusión bancaria de la época y el éxito pasaba por mantener el valor de las acciones que se utilizarían para pagar la fusión. Así que en realidad tenía otras razones para salvar los mercados, además de ayudar a la población a protegerse de las consecuencias del hundimiento económico.
Todo ello, la reunión y el dramatismo de la escena, el modo en que estos seis grandes decidieron qué hacer, y la forma en que fueron apoyados por el presidente Herbert Hoover, era fascinante. Después de su decisión, que se promocionó ampliamente en la prensa, en el New York Times y otros, como un nuevo salvamento de los mercados todo el mundo se felicitó. Todo ello me impresionó realmente. Así que para mi libro «Todos los banqueros de los Presidentes» recuperé esta idea de los seis grandes; porque en el día de hoy tenemos de nuevo seis grandes bancos, al igual que antes de la crisis de 1929. Seis bancos de los Estados Unidos controlaban gran parte de los mercados financieros, y no sólo desde la perspectiva de la riqueza y el poder: podía trazarse una línea política-financiera en torno a banqueros y presidentes en ese tiempo, lo que también puede hacerse hoy en día.
Comencé a examinar esta cuestión desde la perspectiva de los presidentes: con qué banqueros tenían relaciones hasta el punto de confiar en ellos para arreglar el país, con quién se codeaba en el ámbito social, con quién salían en yate, con quién se encontraban en los clubes, con quién fueron a las universidades más prestigiosas – la Ivy League- y así sucesivamente. Así fue como fui conformando paulatinamente la idea de la investigación para este libro, lo que me llevó hasta los archivos de los presidentes del país desde Teddy Roosevelt, que era el presidente durante el pánico de 1907 año de comienzo de los hecho en el libro, hasta Barack Obama que no tiene un todavía su archivo porque todavía está en el poder, además de todos los documentos de los medios que pude encontrar.
LS: Usted ha mencionado 1907. El banquero dominante en ese entonces era John Pierpont Morgan. ¿Era básicamente el representante de la City de Londres y la banca británica en Wall Street?
NP: Era quien tenía lazos más estrechos, tanto desde un punto de vista personal como de su Banca Morgan con las plazas financieras de Londres y París. En ese momento tenía negocios asociados a estas dos plazas. En cuanto a los antecedentes del pánico de 1907, que fue un gran pánico bancario en los Estados Unidos, la gente, sobre todo en Nueva York, corrió a los bancos a sacar sus depósitos porque había un problema de confianza y se estaba incubando una crisis bancaria mayor. Teddy Roosevelt tenía miedo de que de que se convirtiera en una crisis económica grave que afectara a todo el país. Así que hizo un llamamiento a J.P. Morgan para arreglar la situación; esto fue en 1907, 22 años antes del crack de 1929, en cuyo epicentro estuvo también este banco. Morgan representaba sin duda los intereses internacionales con respecto a las entidades financieras de Estados Unidos; era el más poderoso, el más internacional de los financieros estadounidenses, pero también tenía una profunda preocupación por su crecimiento dentro de los Estados Unidos. A partir de este punto, el crecimiento de la Banca Morgan siguió aumentando con la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Incluso antes de que el pánico en 1907, en la década de 1890, la familia de Morgan -y éste es uno de los otros grandes temas de mi libro- estuvo entre los particulares que controlaron las alianzas político-financieras y las políticas de los EE.UU. a escala nacional y mundial, junto a un pequeño grupo de familias de la élite social que han mantenido el poder durante décadas, durante más de un siglo, y que siguen manteniendo esa influencia y poder. La familia Morgan ha sido sin duda una de las principales familias de este grupo. En la década de 1890 uno de los Morgan, J. S. Morgan había ayudado a salvar la City de Londres financieramente cuando el Banco de Inglaterra era incapaz de hacerlo. Así que esta visión de unos banqueros privados que salvan a otros banqueros privados, tanto a escala internacional como a escala nacional, había ya nacido un poco antes del periodo de mi libro, pero desde luego siguió vigente a lo largo del siglo XX.
LS: ¿Si te pidiera que explicases a quién benefició el pánico de 1907, cuál sería tu respuesta?
NP: El verdadero beneficiario del pánico de 1907 fue J.P. Morgan, por supuesto, que dirigía la Banca Morgan en ese momento y fue el factor influyente clave y el confidente económico del presidente Teddy Roosevelt. Fue quien obtuvo el poder y la capacidad de tomar decisiones con el apoyo de la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro (Ministerio de Hacienda) para decidir qué bancos debían sobrevivir y cuáles morir durante el pánico bancario de 1907, que es lo que Morgan hizo. Y optó por apoyar a los bancos que estaban relacionados con él de alguna manera, fuera porque estaban en manos de amigos o socios, fuera porque tenía en ellos intereses financieros. Después del pánico de 1907 los amos fueron realmente la familia Morgan; la familia Stillman, que dirigía el National City Bank; los Baker, dueños del First National City Bank… Estos dos últimos bancos se convertirían luego en lo que hoy conocemos como Citigroup, uno de los seis grandes bancos actuales; y por supuesto Morgan todavía existe en forma de J.P. Morgan Chase, otro de los seis. El gran beneficiario fue realmente Morgan, llamado a gobernar el barco hasta la creación de lo que se convirtió en la Reserva Federal, de que se convirtió en EL banco de los grandes bancos.
LS: ¿Cómo utilizaron Morgan y Rockefeller el pánico de 1907 para crear la Reserva Federal?
NP: Esa es una pregunta muy interesante. Lo que sucedió fue que -incluso antes del pánico- estos financieros que formaban la nueva élite de poder en Estados Unidos, querían encontrar la manera de impulsar lo que yo llamo la era del capitalismo financiero, aunque ellos no lo llamaran así. La idea era que se podía ganar dinero a partir del propio de dinero, sin que éste estuviera en relación con los intereses industriales como el acero y el petróleo, a pesar de que los Rockefeller había hecho mucho dinero y seguirían haciéndolo con la Standard Oil Company y otros intereses. Pero, sobre todo William Rockefeller estaba buscando una manera de hacer dinero por el simple hecho de hacer dinero, y convertirse en parte de uno de los » money trusts» de comienzos del siglo XX.
Después del pánico de 1907, J.P. Morgan y en menor medida Rockefeller… los Rockefeller no participaron en la reunión fundacional que se celebró en Jekyll Island, aunque William Rockefeller era miembro del Jekyll Island Club en ese momento. Allí, en una reunión que tuvo lugar en 1910, seis hombres se reunieron para redactar el borrador de la Reserva Federal. Para ello invitaron a un miembro del establishment gubernamental de Washington, Nelson Aldrich, senador por Rhode Island muy vinculado a la comunidad bancaria. Aldrich conocía a Morgan, a los Rockefeller y así sucesivamente. Y con Aldrich y uno de sus subsecretarios del Tesoro se reunieron cuatro banqueros -Frank Vanderlip, Henry Davison, Paul Warburg y Benjamin Strong- todos los cuales estaban relacionados con Morgan. Fue la membresía de J.P. Morgan, como explico en el libro, la que les permitió reunirse en Jekyll Island. Era un club muy exclusivo de la época; tenías que ser miembro. Ninguna de estas personas eran miembros aunque J.P. Morgan no estuvo en la reunión.
De hecho, y es aquí donde entra en juego de manera contingente Rockefeller, Nelson Aldrich ni siquiera había pensado en asistir a Jekyll Island; quería celebrar estas reuniones en su finca de Rhode Island, lejos del público, en su propia finca, que estaba al norte de Nueva York y, ciertamente, al norte de Georgia, donde se encuentra Jekyll Island. Pero resultó que en esas lo atropelló un tranvía en Manhattan, en la ciudad de Nueva York, mientras se encontraba de visita para discutir con Morgan y algunas otras personas todo lo relacionado con esta idea. Así que estaba convaleciente y no era seguro que fuera a ir a ninguna parte. Fue entonces cuando J.P. Morgan sugirió Jekyll Island y envió las invitaciones. Se hicieron gran cantidad de arreglos en Jekyll Island para recibir a estas personas porque todavía era noviembre, todavía no estaban en temporada alta. Diciembre y enero eran los meses de temporada alta, cuando las familias ricas llegaban para asistir a las fiestas de ricos, discutir entre ricos y pasárselo bien todas las damas y los niños ricos.
Así que el encuentro tuvo lugar a causa de J.P. Morgan y también de Nelson Aldrich. El hijo de éste, Winthrop Aldrich se convertiría en cabeza del Chase Bank durante dos décadas; su sobrino-nieto, David Rockefeller, fue el jefe del Chase durante dos décadas; y otro sobrino-nieto, Nelson Rockefeller, ejerció de gobernador del estado de Nueva York durante cuatro mandatos. Así que este linaje familiar que comenzó en este período de la Reserva Federal se ha proyectado también hasta tiempos recientes.
Los intereses de los banqueros consistían en asegurarse de que en una situación de pánico hubiera una Reserva Federal que respaldara a los bancos para que no se produjera una crisis mayor, y también asegurarse de que no iban a tener que aportar su propio dinero o mendigarlo hasta encontrar la manera de salvarse a sí mismos o al sistema. Ese fue el impulso que condujo a la Fed : tener una entidad consolidada capaz de crear moneda que pudiera respaldarlos en momentos de pánico.
Y desde el punto de vista del gobierno estadounidense, desde William Taft, que fue presidente después de Teddy Roosevelt, y de Woodrow Wilson, que fue el presidente después de Taft ambos creían que la Reserva Federal tenía un papel básico -y esto no se analiza mucho en los libros de historia, pero está en mi libro- que era el de promover el poder americano en el nuevo siglo. Esta idea de tener un banco central competitivo, alineado con los bancos privados era algo muy importante para estos presidentes de los dos partidos principales. Ambos tenían fuertes conexiones personales con los Morgan, los Aldrich y los Rockefeller, y con otras familias que gestionaban los fondos fiduciarios financieros de la época.
LS: ¿Fue una conspiración la creación de la Reserva Federal
NP: No fue una conspiración, sino un hecho el que Wall Street estuviera detrás de la Fed. Fueron personajes reales de Wall Street los que celebraron un encuentro real; que colaboraron con Nelson Aldrich, jefe del Comité de Finanzas del Senado, durante dos años, recogiendo información juntos y viajando por Europa para estudiar cómo utilizar los bancos de Inglaterra y Francia, en particular, en el proyecto de la Reserva Federal. James Stillman, que era uno de los dirigentes de los fondos fiduciarios financieros y amigo de Morgan y los Rockefeller, y que dirigía el National City Bank, uno de los bancos más grandes del país en ese momento, (hoy, Citigroup) viajó durante meses con Nelson Aldrich por Europa durante un período de dos años antes de la citada reunión de Jekyll Island. Así que no es una conspiración; se trata de hechos documentados.
Asimismo, el que hubiera cuatro banqueros y dos personajes de Washington en la reunión de Jekyll Island no es una conspiración, es un hecho. También es un hecho que, como he dicho, Nelson Aldrich hubiera sido golpeado por este tranvía y no estuviera en el mejor estado de salud después de la reunión en Jekyll Island, donde se suponía que debía presentar el informe de esa la reunión a Washington, estuviera representado por dos banqueros -Frank Vanderlip, número dos del National City Bank que trabajaba para James Stillman, y Henry Davison, un socio de alto rango en la Banca Morgan. Esto no es una conspiración, es sólo lo que sucedió.
LS: Sí, pero ¿conspiraron todas esas personas en la reunión en Jekyll Island para conseguir la creación de la Reserva Federal?
NP: No había nada que conspirar, en la práctica fue todo muy fácil. Estos hombres colaboraron para crear la Reserva Federal porque esa era su intención: Washington la quería, los líderes de Wall Street la querían. Estaban todos en la misma onda, así que no había necesidad de ninguna conspiración; se trató de una colaboración.
LS: Pero al público no se le permitió saber nada de esto, ¿verdad? Tuvieron mucho cuidado en que el público no se enterara.
NP: Sí, absolutamente. Pero creo que cuando comienza a utilizarse el término «conspiración», ya sabes, tiene este contexto oscuro, cómo pasó y si fue así o fue asá, y si estaban reunidos para esconder algo a la opinión pública. Pero no, no fue así: sólo estaban tratando de proteger sus propios intereses y tenían la capacidad de hacerlo. No había una opinión pública involucrada políticamente en cualquier forma de oposición al diseño de la Fed . Al público en general no se le permite mezclarse en las decisiones de Washington o Wall Street, ni en nada relacionado con estas relaciones de poder.
Lo que escribo en el libro es que hubo una gran cantidad de encuentros durante la presidencia de William Taft, en el período de 1910 a 1913, cuando se formó la Reserva Federal, cuyo decreto de creación se firmó en diciembre de 1913. Durante los últimos años de gobierno de Woodrow Wilson se celebraron muchas conversaciones para decidir la estructura que debía tener la Fed , igual que hoy día ocurre en Washington, donde senadores, banqueros y presidentes conversan, tienen reuniones a medianoche, deciden cómo implementar las estructuras, qué es lo que se va a pasar a la firma, y cómo lo van a vender al público. Así que si usted cree que eso es una conspiración, todo gobierno es una conspiración.
Pero la realidad es que estos hombres funcionaban así porque podían hacerlo… La idea era principalmente crear una estructura, un formato que tuviera éxito. Y entonces Woodrow Wilson firmó la Federal Reserve Act (Ley de la Reserva Federal), que vendió al público como un banco de reserva que contribuiría a facilitar crédito al público en general, a los pequeños agricultores y los pequeños bancos, que ayudaría a los Estados Unidos en general mediante la concesión de créditos cuando se encontrasen ante situaciones económicas negativas.
Sin embargo, la realidad es que desde el principio la Fed fue concebida de modo que protegiera a los más grandes, que a la vez resultaban ser las instituciones más poderosas política y socialmente y mejor conectadas de los Estados Unidos, y es la forma en que ha seguido funcionando. Es por esta razón que la Fed ha protegido todas las fusiones que se han producido durante el siglo transcurrido desde entonces; es por esta razón que ha proporcionado liquidez en beneficio de los bancos más grandes; y es por esta razón que hoy en día los seis grandes bancos son más grandes -no son los mismos seis bancos de aquel entonces, son derivaciones aún mayores de aquéllos-, son más grandes de lo que habían sido nunca, y tienen más subvenciones de la Reserva Federal que nunca; y la Reserva Federal tiene un poder más grande que nunca antes. Todo esto ha culminado a lo largo de más de un siglo (…) los resultados están a la vista.
LS: ¿Necesita Estados Unidos la Reserva Federal?
NP: El sistema bancario de EE.UU. necesita de la Fed ya que sin sus subvenciones habría entrado en bancarrota probablemente muchas veces a lo largo de los años, y sin duda durante los últimos años. Pero, una vez más, es muy importante saber que éste es uno de los principales temas del libro: los líderes de Estados Unidos creen, desde el comienzo, que la Fed les es necesaria. Así que la Fed es tanto un banco para los bancos, como un instrumento político de poder financiero ante el gobierno. Éste considera que necesita la Fed para subvencionar y salvar las instituciones más grandes, que están integradas de tantas maneras diferentes con el propio Gobierno. Estos bancos negocian con el público: les entregamos nuestros ahorros y los contribuyentes subvencionamos sus fracasos y sus rescates. Pero al mismo tiempo, la filosofía de los miembros de la élite política y financiera de América está ligada a la Reserva Federal.
Así pues ¿necesitamos la Fed ? El público no necesita la Reserva Federal. Las actividades que ésta realiza y que guardan relación con el público, tales como la gestión de los tipos de interés, etc., las podría hacer el Departamento del Tesoro (Ministerio de Hacienda), si bien éste está igualmente subvencionado y apoya política, personal, social y financieramente a las grandes instituciones bancarias. Sí, es útil disponer de una entidad que gestione los tipos de interés, pero esto no es realmente lo que hace la Fed como función principal: lo que hace y lo que ha hecho es subvencionar un sistema bancario deficiente, camuflándolo con el disfraz de regular el sistema y proteger la disponibilidad de crédito en general en el país, sobre la cual realmente no tiene ningún poder. Esa fue una de las mentiras que acompañaron su creación hace 100 años.
LS: ¿Se ha convertido la Fed en un banco internacional de rescate?
NP: Bueno, sí, debido a la completa globalización de las finanzas que se ha realizado de diferentes maneras en el último siglo. Los bancos estadounidenses no son los únicos bancos que se encuentran en riesgo por las crisis financieras. Estas crisis son cada vez más globales y serán así en el futuro. Así que cuando la Fed decide proteger a los grandes bancos estadounidenses, tiene también que proteger a sus principales contrapartes que, debido a la naturaleza de las finanzas globalizadas, incluyen los bancos europeos, van a incluir los bancos asiáticos, y básicamente incluyen cualquiera de las principales contrapartes de los seis grandes bancos. Pero no sólo se ha globalizado este aspecto de las subvenciones -las políticas de la Fed en sí mismas- sino que ha sido la misma idea y la misma filosofía de las subvenciones lo que también se ha globalizado.
La Reserva Federal ha promovido sus políticas también en Europa, como se ha visto en los últimos años. Así que ahora tienen ustedes efectivamente una política de tipo cero de interés en Europa, junto con la subvención, el rescate y el enriquecimiento artificial de todas las instituciones más grandes a expensas de las instituciones más pequeñas, y el enriquecimiento de los países más grandes a expensas de los países más pequeños como política institucional. Es una política institucional que promueve la Fed , como también lo hace el Departamento del Tesoro y el Gobierno de los Estados Unidos. Usted sabe que se trata de una promoción de la colaboración a escala global.
LS: A un siglo del estallido de la Primera Guerra Mundial, ¿qué podríamos decir acerca de los grandes bancos de Wall Street y la masacre que tuvo lugar en Europa?
NP: Una vez más, volvemos a la Banca Morgan y la familia Morgan. Cuando al principio Woodrow Wilson defendía que los EE.UU. no debían implicarse en la guerra, hubo una reunión en la Casa Blanca que resulta muy interesante, ya que el presidente en su campaña electoral se había declarado al margen de los grandes intereses de la gran banca, lo que entonces se llamaba Money Trust. En realidad Wilson era amigo de los Morgan y esta familia le había apoyado antes de ser presidente y también en su presidencia.
Esta reunión, celebrada en julio de 1914 en la Casa Blanca, fue criticada por la prensa debido a que se consideró extraño que los Morgan fueran de visita a la Casa Blanca después de que Wilson hubiera hecho campaña pública en contra de los intereses de la banca. Pero resultó que lo que Morgan discutió con Wilson fue financiación de la guerra. Y de hecho, cuando la guerra comenzó y los Estados Unidos inmediatamente financiaron a los franceses y los británicos, ello fue posible gracias al empujón favorable de la Banca Morgan. Y luego, en el transcurso de la guerra, la Banca Morgan financió o dirigió la financiación del 75 por ciento de todo el dinero y las inversiones privadas utilizados en el esfuerzo de guerra de EE.UU. y sus aliados. Hubo una sólida colaboración en ese punto entre la Banca Morgan, como organizadora de los restantes bancos, y Woodrow Wilson en la guerra. Están muy directamente relacionados porque sin dinero los países no suelen poder ir a la guerra.
LS: ¿Fue beneficioso para la gran banca de Wall Street el Tratado de Versalles?
NP: Lo que sucedió en el Tratado de Versalles fue que hubo un socio de Morgan que participó activamente junto a Woodrow Wilson en la negociación y firma del Tratado, un hombre llamado Tom Lamont, que estuvo involucrado en la Banca Morgan durante décadas después de la guerra. En 1919, desempeñó un papel decisivo en la negociación de las reparaciones que se pasarían a formar parte del Tratado de Versalles. Una razón para ello fue la importancia que tenía para los bancos, los grandes bancos en particular, tener algún tipo de estabilidad en Europa a fin de que, básicamente, pudieran participar en las inversiones, en la reconstrucción de las infraestructuras en Europa. Y ellos financiarían infraestructuras y reconstrucción en todos los bandos participantes en la Primera Guerra Mundial.
Y se beneficiaron de ello debido a que fueron capaces de ampliar su alcance y sus negocios en Europa de una manera que no habían sido capaces de hacerlo antes de la guerra; por esta razón el propio Tratado como colofón de la guerra fue muy útil. Ahora, por supuesto, en última instancia, el Tratado no fue lo suficientemente útil, ya que tuvimos una segunda guerra después de que, tras el gran crack de 1929 y la gran depresión, los banqueros continuaran presionando al gobierno de los EE.UU. para ayudar a financiar a algunos países a los que ellos a su vez estaban financiando con carácter privado, con el fin de continuar dicha financiación privada. Hubo una serie de acuerdos tras el Tratado de Versalles, en los que los banqueros estuvieron involucrados, porque el Tratado en realidad no estaba funcionando lo suficientemente bien. Por medio de dichos acuerdos los banqueros consiguieron que el gobierno de EE.UU. financiara en su provecho parte de la reestructuración en Europa, y aumentar su propia influencia financiera en Europa.
LS: ¿Fue la Reserva Federal en un factor crucial en la formación de la Gran Crisis de 1929?
NP: No fue un factor tan grande en aquel momento, en comparación a cómo la Fed está inyectando dinero barato en Wall Street hoy. Pero fue un factor; y de hecho, uno de los jefes de los Seis Grandes, Charles Mitchell también era director senior de la Reserva Federal de Nueva York, y presidente del National City Bank. Mientras que los mercados estaban empezando a flaquear, a comienzos de 1929, Mitchell consiguió que la Fed redujera sus tipos de interés a fin de inyectar dinero más barato y liquidez en el sistema, ya que conocía por los libros de su propio banco y por sus relaciones de negocios que las cosas estaban poniéndose muy problemáticas.
Así que, en cierto modo, las medidas de la Fed pudieron haber exacerbado la intensidad del crack pero fueron realmente las maniobras de los bancos mayores la causa principal. Éstos se habían involucrado en todo tipo de operaciones especulativas al acabar la Primera Guerra Mundial, debido a que los tres presidentes de los Estados Unidos elegidos después de la guerra, Warren Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover, tenían una política muy permisiva, de no intervención ante la especulación en que participaban estos banqueros, y éstos definitivamente especularon muchísimo. También hizo la vista gorda el que era Secretario del Tesoro en ese momento, Andrew Mellon, un verdadero estafador. Era millonario y capitán de industria, y había dirigido también un banco. Al final cayó en desgracia, durante el gobierno Hoover, debido a las denuncias de varios tipos de evasión fiscal y el uso de las políticas fiscales que estaba creando para ayudarse a sí mismo en toda esta burbuja especulativa. Así que en realidad todos estaban en el ajo.
LS: ¿Las políticas de la Fed hicieron algún bien durante la Gran Depresión?
NP: Una vez más, en realidad no. La principal política de ayuda durante la gran depresión fue la ley Glass-Steagall, y la confianza en el sistema bancario que proporcionó a la población de los EE.UU. Esta ley separó las actividades especulativas monetarias del dinero de los depositantes, y redujo también los riesgos adicionales de que el público y los contribuyentes tuvieran que acabar pagando la cuenta de lo que la industria bancaria estaba haciendo.
Hoy, la Reserva Federal presenta a la Reserva Federal de aquel entonces como implicada en la ayuda ante la gran depresión (aunque Ben Bernanke sostuvo que debería haber ayudado con más rapidez), pero la realidad es, que no estaba tan evolucionada como lo está hoy en día, no estaba todavía suficientemente madura. Así que mucho de lo que pasó fue resultado de la legislación, tuvo que venir de los lideres del país, tuvo que venir también de abajo arriba, y de un líder bancario en particular, Winthrop Aldrich, presidente del Chase bajo Franklin Delano Roosevelt, amigo y colaborador de éste en el impulso y la aprobación de la Ley Glass-Steagall, porque creía que era importante para la nación y para la confianza en el sector bancario en general tener un sistema más seguro y estable.
LS: ¿Cómo fue que hubo un desplazamiento de poder de Morgan a Rockefeller durante y después de la Segunda Guerra Mundial?
NP: Como mencioné antes, la Banca Morgan había sido el financiador preeminente, al nivel de un 75 por ciento de la financiación privada, en la Primera Guerra Mundial, y estaba muy estrechamente vinculada a Woodrow Wilson y al Secretario del Tesoro de la época. Estaba muy involucrada en las decisiones que Washington tomó para la financiación del esfuerzo de guerra mediante bonos del Estado destinados a recaudar fondos adicionales, etcétera. Pero en el momento en que se desata la Segunda Guerra Mundial, Chase -un banco de Rockefeller-, dado que su presidente Winthrop Aldrich era amigo de Roosevelt, presionó para retirarle la financiación de la guerra a la Banca Morgan.
Así pues, la operación de los bonos de guerra, y de los Liberty Bonds , estuvo dirigida por Aldrich y el National City Bank, el otro gran banco, presidido por James Perkins y después de su muerte, por otros ejecutivos, entre los cuales estaba Randolph Burgess, que había sido director en la Fed de Nueva York antes de convertirse en vicepresidente primero del National City Bank, y que tenía una relación muy estrecha con el secretario del Tesoro de Roosevelt, Morgenthau.
Estas relaciones más íntimas con el gobierno de FDR, el gobierno de Truman y el gobierno de Eisenhower comenzaron a inclinar la balanza hacia el Chase y el National City. Además, estos bancos tenían un modelo diferente que la Banca Morgan, por cuanto utilizaban el dinero de los ciudadanos corrientes para la compra de bonos de guerra, y a la vez pedían a la gente que abriera cuentas con ellos a la vez compraba los bonos de guerra. Así, durante toda la guerra siguieron consiguiendo clientes, lo que también aumentó su fuerza después. La operación de los bonos de guerra y las operaciones de financiación privada les proporcionó más capital en el futuro y una profunda implicación con Washington. Y así el equilibrio se inclinó en otra dirección, y también debido a la filosofía de lograr que las personas individuales participaran más.
LS: ¿De qué manera logró el poder financiero dar forma al orden mundial después de la Segunda Guerra Mundial?
NP: Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Truman era presidente de EE.UU. y el Banco Mundial acaba de ser creado con los acuerdos de Bretton Woods, junto con el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones, hubo un personaje llamado John McCloy que había sido Secretario de Defensa Adjunto bajo FDR, y que también había sido abogado privado y había trabajado junto a los Rockefeller, primero con Nelson Rockefeller y posteriormente con David Rockefeller. Tras la Segunda Guerra Mundial, le ofrecieron convertirse en el segundo presidente del Banco Mundial. Aceptó la propuesta, con una condición: que Wall Street fuera el motor de distribución de los bonos que iban a financiar muchas de las iniciativas del Banco Mundial. Así pues, pidió algo que estaba al margen de la legislación, tras las conversaciones que mantuvo con el Secretario del Tesoro de Truman, en el sentido de que Wall Street fuera realmente la parte decisoria respecto a qué países apoyaría el Banco Mundial.
Estos países eran países capitalistas y a medida que se entraba en la Guerra Fría los países capitalistas obtuvieron mejores ofertas. El gobierno de Eisenhower financiaría los países que estaban más alineados con las ideas de John McCloy, que se convirtió más tarde en presidente del Chase, y con las de otros banqueros de la época. Así que gran parte de los acontecimientos militares y económicos en términos de expansión de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría se explica por el alineamiento de los financieros, contaban con el respaldo militar de Estados Unidos. Con su respaldo ideológico, el gobierno de Estados Unidos deseaba que los banqueros ampliaran sus sucursales en los países en los que tenían también puntos de apoyo. Se dio esta alineación mutua a medida que EE.UU. fue creciendo en su condición de superpotencia, política y financiera, después de la guerra. El Banco Mundial y el FMI eran sólo componentes, o instrumentos, de ese crecimiento.
LS: Una parte del sistema de Bretton Wood consistía en que el dólar era casi tan bueno como el oro. ¿Por qué tantos banqueros destacados de EE.UU. abogaron por poner fin al patrón oro a finales de 1960 y principios de 1970? ¿Era que el patrón oro servía como control eficaz sobre el crecimiento excesivo del sector financiero y las prácticas bancarias abusiva?
NP: El oro era sin duda un freno eficaz al crecimiento financiero excesivo y sus abusos; era efectivamente un elemento regulador, en cierta manera. Tendía a frenar la expansión de los banqueros, ya que éstos debían tener una cierta cantidad de reservas en depósito y con un alto valor añadido con otros participantes del mundo también. Debido a esto, los banqueros estadounidenses tenían menos control del movimiento del oro dentro y fuera de sus corporaciones. Una vez que convencieron al gobierno de EE.UU. de abandonar el patrón oro y el requisito de que el oro respaldara las transacciones, o los movimientos especulativos o expansivos, tuvieron acceso a una expansión de nueva escala.
Es por esta razón que hoy en día prefieren con mucho tener dinero a tipo cero de interés, dinero barato, de manera que tengan menos barreras a sus actividades. Forma parte del mismo patrón y la misma lógica del abandono del patrón oro: prefieren tener el camino a la especulación libre de obstáculos. Hubo una tremenda expansión a nivel mundial de los intereses de la banca de Estados Unidos, que ya había comenzado después de las guerras, pero que se incrementó después de que el patrón oro fuera eliminado porque era más fácil de realizar. Simplemente, había menos barreras para los banqueros.
Éstos defendieron abiertamente la retirada del patrón oro y, de hecho, cuando Nixon tomó finalmente esta decisión, en 1971, no fue idea suya, sino que fue algo que Walter Wriston, presidente del National City Bank, y David Rockefeller, presidente del Chase, fomentaron activamente mediante correspondencia y otros tipos de conversaciones personales, que explico en mi libro.
LS: ¿Crees que el oro tendrá un futuro en el sistema monetario?
NP: Creo que sin duda hay un territorio muy poblado que desea esto, fuera de los EE.UU. debido a la forma en que el sistema financiero se ha desarrollado a nivel mundial; en el que los bancos de Estados Unidos en particular, tienen tanto poder, política y financieramente. Políticamente, debido a su alianza con el gobierno de EE.UU. y financieramente, debido al enorme capital barato apalancado, sin reservas como el oro que lo respalden.
Pero esta es también la razón por la que creo que va a haber un cambio muy importante en el poder, político y financiero, para tener oro realmente… tener esa clase de futuro, porque lo que son los banqueros van luchar con uñas y dientes contra ello. Estas instituciones, estas relaciones que tienen con el poder en Washington, con la Reserva Federal, revelan qué enorme cantidad de fuerza ha ido a parar a transacciones y expansiones especulativas sin respaldo de oro en todo el mundo.
Así pues, creo que va a ser una batalla muy dura el regreso al oro como requisito real para hacer retroceder la especulación. Va a tomar un plazo muy largo, si es que finalmente es posible, dada la oposición de una fuerte alianza política y económica concentrada y poderosa en los EE.UU.
LS: Uno de los factores de mantenimiento del dólar después de la década de 1970 fue el hecho de que el petróleo se vendía únicamente en esa moneda. ¿Cómo cambiaron los petrodólares, en la década de 1970, la relación entre Wall Street y Washington?
NP: Es una excelente pregunta, porque la historia que yo he rastreado, desde el año 1900 hasta la década de 1970, es una historia de relaciones, lazos familiares y asociaciones societarias muy íntimas entre los banqueros de Wall Street y los líderes de Washington, en cuanto que estaban en la misma onda. Pero para cuando los banqueros se dieron cuenta de que podían participar en el reciclaje de los petrodólares -el dinero en dólares de los beneficios del petróleo en Oriente Próximo- comenzaron a dejar de estar alineados, e incluso de fingirlo, con las políticas de Estados Unidos de ayuda a la población nacional del país o a otros pueblos a escala mundial.
De repente, los banqueros tuvieron esta fuente externa de capital de gran rentabilidad, que luego reciclaron en forma de deuda en los países de América Latina, donde ya antes habían querido extenderse pero ahora tenían este capital adicional con el cual hacerlo. Comenzaron a separarse del alineamiento con el gobierno, salvo que se ajustase a sus propios intereses. A pesar de ello, siguieron teniendo lazos estrechos con los miembros de la élite del gobierno de EE.UU. y siguen presionando en favor de sus propios intereses en la actualidad. Además, el sistema de rendición de cuentas previo a 1970 disminuyó a medida que la imprudencia iba en aumento entre los más poderosos bancos y banqueros de Wall Street.
LS: Si. Un ejemplo podría ser el siguiente: en su libro usted escribe sobre la revolución en Irán en 1979 y cómo fue causada en parte por la muy egoísta intervención de David Rockefeller. ¿Podría comentar esto, por favor?
NP: Sí, pasé un montón de tiempo en todas las bibliotecas de los presidentes documentándome para mi libro. En los archivos de Jimmy Carter, en Atlanta, Georgia, tienen un sistema llamado RAC, que tiene muchos archivos, en particular archivos relativos a la seguridad nacional, hechos públicos recientemente. Al analizarlos, resultaba evidente que había mucha tensión en Washington sobre la relación que David Rockefeller había tenido con el Sha antes de la crisis de Irán, la crisis de los rehenes en Irán, pero también después, cuando el Chase optó, unilateralmente, por una decisión muy osada, a petición de David Rockefeller, como fue no proceder al pago de intereses al Banco Central de Irán. Chase tomó esta decisión sin consultar a las entidades sindicadas afectadas, entre otras los prestamistas europeos, junto a los de Estados Unidos, y después de no acceder al pago de intereses declaró la suspensión de pagos del banco.
Fue la primera suspensión de pagos que jamás había tenido el Banco Central de Irán, lo que realmente acentúo las tensiones en torno a lo que estaba pasando con la crisis de rehenes y las relaciones generales entre los EE.UU. e Irán. Incluso al final de la crisis de los rehenes el acuerdo para liberar a los rehenes se redujo a recibir de vuelta una gran parte de los fondos que habían sido incautados por Chase y otros bancos, y esto continuó en los últimos momentos antes de la liberación de los rehenes, lo que ocurrió bajo la administración de Ronald Reagan no la de Carter. Hubo mucho vaivén entre los bancos involucrados, con intercambio de cifras y desconfianza en éstas, de una parte de la relación EE.UU. con Irán, y así sucesivamente.
Es una historia muy compleja, pero básicamente muestra que la relación de David Rockefeller con el Sha fue una de las razones subyacentes a la crisis de los rehenes y al hecho de que durara tanto, en particular unas negociaciones que al final se redujeron a dinero. Fueron los problemas causados por Chase y otros bancos los que retrasaron todo el asunto.
LS: Demos un salto adelante. ¿Ves el poder financiero mundial de EE.UU. en decadencia?
NP: No, porque -y en esto difiero de lo que afirman muchos de mis contemporáneos- debido a esta alianza de poder que existe, debido a lo intrincado de las conexiones históricas entre la Casa Blanca y los actores e instituciones más poderosas y los legados de Wall Street, hay mucho en juego por ambos lados, y hay esas subvenciones de dimensiones épicas que se emplean para mantener el sistema financiero tal como es ahora, porque éste refuerza el poder del gobierno de Washington, y viceversa.
Es por esta razón que el gobierno permite que los grandes banqueros e instituciones bancarias se salgan con la suya, y les subvenciona de la manera que lo hace. Estos bancos están siendo apuntalados artificialmente gracias a las subvenciones y no por su propia rentabilidad inherente. Es una posición muy peligrosa, y nos tienen a todos metidos en ella. La Fed tiene en depósito 4,2 billones de dólares de valores en su cartera, debido a un nivel fabuloso de compra de bonos del Estado, además de seguir una política de tipos de interés cero durante casi seis años a raíz de la crisis de 2008.
Esto es sólo otro indicio de cuánta fuerza, cuánta energía, cuántas decisiones estúpidas pero reales, emanan de Washington para mantener esta alianza de poder. No creo que haya ninguna otra nación en el mundo en este momento que tenga una conexión tan fuerte históricamente entre sus políticas y su sistema bancario, y es por eso que los EE.UU. sigue haciendo lo que hace, y toma estas decisiones y permite la impunidad para estas personas en este juego de poder. Creo que mientras haya tantos subsidios y tan poca rendición de cuentas del sistema bancario, se mantendrá el poder financiero de EE.UU. Es una mala manera de mantener el poder, pero creo que eso es lo que estamos viendo en este momento y lo que seguirá existiendo.
LS: Una pregunta espontánea: ¿cree usted que las agencias de inteligencia de EE.UU. también están involucradas en el sostenimiento del sistema financiero de ese país?
NP: En realidad no es algo que haya investigado en mi libro y es realmente todo otro nido de víboras. Pero los sistemas de inteligencia de EE.UU. forman parte del pegamento -en el sentido tecnológico- entre las finanzas y el gobierno. Las políticas de seguridad nacional en general han ido en paralelo, durante décadas, con la política de expansión de los bancos. Y como he indicado antes en relación con el análisis de los años 70, mi investigación analizó los archivos de la seguridad nacional, no los del Tesoro, para averiguar lo que realmente había sucedido durante la crisis de los rehenes en Irán. Así que estoy segura de que dentro de unos años vamos a ver más documentos que muestren la fuerte alineación de las iniciativas de seguridad nacional más recientes con la élite política y financiera.
LS: ¿Cómo ve el «final de partido» de la crisis financiera actual y cómo se puede preparar la gente para ello?
NP: Es también una excelente pregunta. El final de partido es la fase del juego en que nos encontramos ahora. Los principales gigantes financieros han recibido, a raíz de la crisis de 2008, subvenciones ridículamente altas por parte de los gobiernos, sobre todo en los EE.UU., ya que hemos estado hablando sobre todo de este país, pero también en Europa El BCE ha tomado en tiempo récord decisiones destinadas a mantener a los bancos más grandes en Europa y ayudarlos.
Considero que esta política continuará, y el resultado será una mayor concentración y consolidación en manos de los bancos y líderes bancarios mayores que nunca hayamos tenido. En EE.UU., por ejemplo, los seis grandes bancos tienen hoy más activos y más depósitos y controlan más derivados que en cualquier otro momento de la historia del país. En la medida en que un pequeño grupo de individuos e instituciones, controla tanto capital e implícitamente tantas conexiones con la élite política, el partido continúa, la concentración de poder y capital sigue en aumento.
¿A dónde nos lleva todo esto? Afirmo que hasta el momento no hemos dejado de ir en la dirección equivocada con respecto a una situación de estabilidad de las personas. Así pues, ¿cómo nos protegeremos? Podemos minimizar el dinero que tenemos en los grandes bancos. Incluso si tenemos hipotecas en esos bancos, podemos tratar de disminuir otros montos de capital que podamos tener en ellos, porque esa es una manera de ubicarse al menos en parte fuera de este sistema amañado. Creo que eso es importante. Tenemos que darnos cuenta de que la euforia de esta supuesta recuperación, de la que hemos estado oyendo hablar desde 2009, es realmente una recuperación fabricada en parte a partir de unas tasas de interés de cero por ciento y de un programa de compra de bonos de dimensiones titánicas, y todas las otras cosas que están sucediendo entre bambalinas, entre líderes políticos y dirigentes de bancos que mantienen las apariencias saludables, pero que sólo son realmente parte de una manipulación.
LS: Una última pregunta: ¿por qué renunció a su carrera en la banca, Nomi?
NP: Estaba harta ya en 2002, y de eso hace ya más de doce años. La mía fue una decisión que se había estado gestando ya en 2001, fue una combinación de los escándalos de Enron, WorldCom, 11 de septiembre… ya sabes, yo había estado en la banca durante bastante tiempo y he visto cambiar un montón de cosas mientras estuve allí, lo que alimentó mi propia desilusión respecto a la clase de personas que pululaban en las instituciones. Todo era profundamente desagradable: el nivel de secretismo, el nivel de avaricia, y no sólo esto sino la negación de la transparencia debida a clientes e inversionistas sobre las transacciones y los valores que se creaban y sobre las repercusiones negativas de estas transacciones. Cuando empecé en Wall Street, para nosotros era importante mostrar a los clientes las posibles desventajas de cualquier negocio concreto. Ya sabes, si usted compra esto, si vende esto, si hace esta combinación, todo ello podría tener como resultado un escenario adverso… Pero este aspecto se convirtió en algo cada vez menos importante en la banca. El mercado de derivados de crédito, por supuesto, estaba estallando en el momento en que me iba de la industria financiera.
Ya preví y avisé de lo que pasaría cuando me hice escritora. En mi primer libro, «Other People’s Money» (El dinero de los demás) que salió en 2004, ya hablaba de la anulación de la ley Glass-Steagall… avisé de lo que sucedería si no conseguíamos recuperar la Ley Glass-Steagall, si continuábamos por el camino de los derivados de crédito y los CDO y el uso de préstamos para apuntalar valores defectuosos… que se iba a crear una gran crisis, y así fue. Sigo creyendo volverá a haberla. Lo que hago ahora es tratar de hacer es alertar a las personas sobre lo que está sucediendo utilizando la experiencia que obtuve mientras estaba allí. La desilusión y las críticas que sentí cuando me fui se han mantenido. Y creo que se me ha dado la razón en público también. Además, tengo una vida mucho mejor como escritora que no antes como banquera, porque estoy más acorde con mi propia conciencia también.
LS: Gracias por sus trabajos y gracias por concedernos esta entrevista.
NP: Gracias a ustedes.
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El nuevo libro de Nomi Prins, «All the Presidents’ Bankers: The Hidden Alliances that Drive American Power» se publicó en abril de 2014 en la editorial Nation Books-
La autora creció en el estado de Nueva York, y tras finalizar sus estudios de matemáticas y estadísticas trabajó para el Chase Manhattan, Lehman Brothers, Bear Stearns en Londres, y como directora gerente de Goldman Sachs en Wall Street. Después abandonar el mundo financiero en 2001-2002, llegó a ser una destacada periodista financiera, y lleva escritos hasta ahora cinco libros, entre ellos: «It Takes a Pillage: Behind the Bailout, Bonuses, and Backroom Deals from Washington to Wall Street,» publicado en septiembre de 2009 por Wiley.
Además, Nomi Prins es Senior Fellow en » Demos «, en la ciudad de Nueva York, ha dado numerosas entrevistas a los medios internacionales como BBC World, BBC, Russia Today, CNN, CNBC, CSPAN y Fox, y sus artículos aparecen en The New York Times, Fortune, The Nation, The American Prospect y The Guardian, en Gran Bretaña. Se puede consultar su página web en http://www.nomiprins.com/. Actualmente reside en Los Ángeles, EE.UU.