2023 permanecerá en la Historia como el año en que los Palestinos oprimidos se levantaron con valentía contra el fascismo colonial para defender sus hogares, su dignidad y su vida.
Los Palestinos como pueblo hemos sufrido la violencia colonial durante más de un siglo. Hemos prosperado como pueblo y seguiremos haciéndolo. Resistir no es solo un derecho para nosotros, sino una manera de ser y de existir en Palestina y por Palestina.
El sionismo, el Estado colono y la integralidad de su sistema colonial son el producto de una ideología fascista que ya no puede ocultarse tras una apariencia de humanismo. En 2023 en Palestina no revindicamos “el derecho a narrar”; siempre hemos sido capaces de narrar, y la resistencia en todas sus manifestaciones y formas no necesita la aprobación de los estáticos códigos del derecho internacional. Los oprimidos no necesitan reclamar la autoridad sobre su propia opresión, el discurrir de la historia -nuestra historia- nos da esa autoridad. Los hechos hablan por sí mismos. No consideramos que sea nuestro deber divulgar la barbarie del sionismo, sus acciones como un estado fascista y su despiadado ejército son una demostración palpable. Nuestro deber es el de documentar este momento, no como sus víctimas, sino como el pueblo que recodará, escribirá, resistirá y vivirá.
Nuestra historia dará cuenta de estos actos no solo como un testimonio de la barbarie colonial, sino también como la prueba de nuestra férrea voluntad de vivir y de resistir. Permanecemos en nuestra tierra, fieles a nuestra humanidad y nuestra identidad arabo-palestina. Ninguna necesidad de probar nuestra humanidad a aquellos que han perdido la suya.
No obstante, sigue siendo sumamente importante recordarnos a nosotros mismos y a los demás los crímenes que se han cometido y se siguen cometiendo en Palestina, crímenes que comenzaron con la introducción violenta y por la fuerza del sionismo en la tierra y el pueblo de Palestina. Esta lista es larga y no se puede resumir de forma simple, pero para aquellos que han elegido estar con los oprimidos, en solidaridad con nuestra lucha, les pedimos que tengan estos puntos en mente cuando hablen de la idea de libertad y liberación – cabezas y almas en alto, como siempre, por el deber que tenemos hacia la sangre de nuestros mártires y la rectitud de nuestra causa. Somos conscientes, al evocar la siguiente lista, que términos como “crímenes de guerra”, “genocidio”, “apartheid”, “criminalidad” o “inhumanidad” parecen inadecuados y tremendamente insuficientes para describir lo que el estado de “Israel” ha hecho y sigue haciendo:
Una potencia colonial ocupante no puede de ningún modo reclamar el derecho a la autodefensa contra el pueblo sometido a su brutal ocupación. A pesar de las tentativas continuas de los medios de comunicación por deformar la realidad, no hay equivalencia moral entre el colonizador y el colonizado;
En su modus operandi, el ejército de ocupación “israelí” ataca directa e indiscriminadamente a la población civil de Gaza a través de bombardeos atroces contra hogares, hospitales, orfanatos, terrenos de juego, escuelas y
universidades, mezquitas e iglesias, así como espacios públicos. El único objetivo es masacrar el máximo de Palestinos, ni siquiera los muertos en los cementerios están a salvo de estos actos bárbaros. El hecho de cortar y atacar la red hídrica, instalaciones eléctricas, servicios de emergencia e instalaciones civiles esenciales son acciones de un poder genocida. La pretendida precisión o “pureza de las armas” hace aún más insidiosa la atrocidad pues se trata, en realidad, de la plena disposición de las armas para disparar contra todos los Palestinos en todo momento;
La criminalidad de la cobertura mediática sionista (adoptada globalmente) que insiste en culpar a los oprimidos por los crímenes del opresor. La gran ironía de la victimización sionista se revela en el genocidio que comete su maquinaria militar al vaciar a Palestina de los Palestinos y Palestinas. Siempre trágicos, estos crímenes son inherentes al sionismo; en el mismo instante en que estas líneas son escritas, el desplazamiento forzado de refugiados palestinos continúa bajo los ojos del mundo;
El flagrante y descarado racismo genocida del discurso político israelí: el explícito llamado al asesinato de los árabes por sionistas de todo el espectro político encarna el fascismo y refleja la violencia genocida que le caracteriza;
La violenta construcción de la “prisión de Gaza” es la imposición criminal de lo que es ya una sentencia de 16 años de aislamiento de toda una población asediada y bajo un bloqueo constante;
La criminalización de la resistencia, incluida la autocriminalización del derecho a resistir, donde toda la sangre derramada se atribuye a los oprimidos y todos los crímenes de invasión y desposesión colonial de los colonos se ignoran por completo;
El silencio y la complicidad criminal e incomprensible del mundo entero, incluyendo a los regímenes árabes y musulmanes bajo el peso de las imposiciones Estadounidenses, representan un apoyo flagrante al genocidio o el testimonio mudo de los crímenes de los colonos;
El crimen más flagrante en este contexto es la complicidad Estadounidense en la masacre genocida de todo un pueblo. El sionismo, los colonos Estadounidenses, junto con la complicidad de los regímenes árabes, perpetran crímenes contra el pueblo palestino que encarnan el fascismo del siglo XXI;
Este continuado crimen histórico sigue negando los derecho políticos del pueblo palestino a la existencia, la resistencia, al retorno y a la autodeterminación.
Nosotros, Palestinos y Palestinas, tenemos derecho a la libertad. No se trata de un derecho consagrado por los precarios términos del derecho internacional, sino que es a través de la dignidad que luchamos por él. La resistencia palestina ha sido criminalizada desde el inicio de la invasión de Palestina por el colonialismo sionista. ¿Ahora que nuestra resistencia utiliza tácticas de guerilla, seríamos criminales? ¿Por qué lucha el ejército de ocupación? Incapaz de enfrentarse a los combatientes de la resistencia palestina, el ejército utiliza la aviación militar y bombardea una Gaza ya asediada, ¡destruyendo absolutamente todo! ¿Acaso procuran continuar la guerra genocida que iniciaron desde su llegada a nuestra tierra, continuando la erradicación de 1948?
Cuenta habida de todo lo que vemos y sabemos, debemos actuar eligiendo la justicia y la libertado en la lucha contra la decadencia colonial. En estos momentos todos y todas somos Palestinos y es nuestro deber actuar sin demora contra los verdaderos criminales, gritando frente a este monstruo y su barbarie. El sionismo es un proyecto colonial genocida fundado sobre una falsa mitología y salvaguardado por la ilimitada y constante violencia contra la población autóctona de Palestina. Es por ese motivo que es nuestro deber verlo y tratarlo como tal. Hablar de libertad, ya sea política, académica o social, caerá en oídos sordos mientras que los verdaderos criminales no sean calificados y tratados como tal.
Nosotros, en Palestina ocupada y exiliados, no nos hacemos ilusiones con sueños poéticos sobre la victoria de la pluma sobre la espada. La espada, brandida por un enemigo apoyado por la comunidad internacional, ya ha penetrado muy profundamente nuestra carne en una historia imperialista en la que el enemigo que sostiene la espada asesina, tiene también la pluma que narra asesinato. Como intelectuales y académicos trabajando en Palestina ocupada usamos nuestra voz, sin importar cuan fútil sea en momento crítico, confiando en la abnegación y resistencia de nuestro pueblo. Creemos plenamente en el triunfo de nuestra libertad y de nuestros derechos inalienables.
Declaramos, en este momento histórico y urgente, que venceremos y que la justicia triunfará. No somos víctimas pasivas, aunque hayamos sido asesinados, desfigurados y expulsados por un Estado colonial animado por una ideología de odio frenético y de violencia sangrienta. Nadie nos callará. Nuestra resistencia abrirá una de las grandes alamedas de la historia por las que transitará el hombre libre. Permanecemos firmes y venceremos.
El 11 de octubre de 2023
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.