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Trabajadores de Sanitarios Maracay reconquistan la producción bajo control obrero

Fuentes: Rebelión

Los trabajadores de Sanitarios Maracay han dado un nuevo vuelco a la historia de esta fábrica de piezas de baño, con el reinicio de la producción bajo control obrero en una de sus plantas, «Saniplástica». El camarada José Pérez, Secretario de Reclamos del sindicato revolucionario Sintrapiscea, nos ha informado que unos setenta trabajadores han reiniciado […]

Los trabajadores de Sanitarios Maracay han dado un nuevo vuelco a la historia de esta fábrica de piezas de baño, con el reinicio de la producción bajo control obrero en una de sus plantas, «Saniplástica». El camarada José Pérez, Secretario de Reclamos del sindicato revolucionario Sintrapiscea, nos ha informado que unos setenta trabajadores han reiniciado la producción el día martes, 15 de enero, consolidando un importante triunfo sobre los burócratas y traidores que consideraban definitivamente derrotada esta emblemática lucha obrera.

Este hecho trascendental ocurre a poco más de cinco meses del «carmonazo sindical» por medio del cual el sindicalismo patronal, el Ministerio del Trabajo, y el propio patrono de la empresa, se unieron en un matrimonio por conveniencia para aniquilar la lucha por la nacionalización bajo control obrero de la fábrica, una de las más importantes de Latinoamérica en su ramo. La acción antiobrera, por medio de la cual se disolvió el comité de fábrica, fue ejecutada el 10 de agosto de 2007, poniendo fin de esta manera a nueve meses de producción bajo gestión obrera, experiencia que representa uno de los capítulos más brillantes de la lucha por el socialismo en la última década en Venezuela.

Los trabajadores han perseverado frente a todo tipo de agresiones, desde los atentados de los matones a sueldo enviados por los patronos, los Pocaterra-Branger, hasta las campañas emprendidas por el aparato sindical paralelo montado por la burocracia de la CTR-UNT; desde el brutal ataque sufrido a manos de la Guardia Nacional en abril de 2007, hasta la guerra sucia emprendida por el Ministerio del Trabajo. Desatendiendo las recomendaciones de la Asamblea Nacional al Poder Ejecutivo en Mayo de 2007, en las cuales se llamaba al gobierno a nacionalizar la empresa y garantizar los derechos fundamentales de los trabajadores, el Ministerio del Trabajo estableció mesas de diálogo con la patronal, anunció que la fábrica no era de interés estrátegico para el gobierno, y finalmente actuó como el brazo institucional del capitalista, sirviéndole las condiciones para que se desentendiera de la mayor parte de la enorme deuda que mantenía con los trabajadores, más de cuarenta millardos de bolívares de acuerdo con la información suministrada por Sintrapiscea.

Pocos días luego del golpe antiobrero, el gobierno nacional instaló una mesa de diálogo, con la participación del Ministerio del Trabajo, Inapymi, Milco, y la Comisión de Redes Sociales del Palacio de Miraflores. Esta mesa estableció un lapso de seis semanas para el pago de las deudas que la empresa mantenía con los trabajadores. Transcurrieron más de cuatro meses antes de que el Ministerio del Trabajo mediara por interés de la patronal para ofrecer el pago de un monto que representaba menos de la décima parte del total de los pasivos laborales. La apuesta de los burócratas del ministerio al desgaste de los trabajadores rindió su saldo, y una mayoría de ellos terminó aceptando este pago, firmando su renuncia a reivindicar la deuda original. El Ministerio del Trabajo preparó y consagró ese robo; pese a que menciona al socialismo en sus discursos, el ministro avala en hechos como este que los ricos sigan robando a los pobres de este país.

Pero no todos aceptaron la oferta. Un grupo importante de trabajadores retomaron el 13 de enero una de las plantas, de la cual habían sido desalojados por los agentes de la patronal el 22 de diciembre pasado, y enfilaron nuevamente sus esfuerzos hacia el digno ejemplo del trabajo sin patronos ni burócratas, hacia la producción bajo control obrero. En la reactivación de la planta de plásticos han contado con el apoyo de la UNT Aragua. Para sostener su trinchera revolucionaria llaman a la solidaridad a todo el pueblo trabajador.

Los trabajadores mantienen en alto la auténtica bandera del socialismo, al tiempo que reivindican el pago íntegro de la deuda que el capitalista mantiene con ellos, incluidas las indemnizaciones por lesiones laborales, sin aceptar los regateos miserables de los burócratas.

No la han podido matar ni comprar: ¡La lucha en Sanitarios Maracay sigue viva!