Cerca de 550 familias organizadas en el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) ocuparon una hacienda en Teixeira de Freitas, estado de Bahía, nordeste de Brasil. Parte de la tierra ocupada pertenece a la empresa Aracruz Celulose. Desde el año pasado, cuando las más grandes empresas de celulosa comenzaron a comprar grandes extensiones […]
Cerca de 550 familias organizadas en el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) ocuparon una hacienda en Teixeira de Freitas, estado de Bahía, nordeste de Brasil. Parte de la tierra ocupada pertenece a la empresa Aracruz Celulose.
Desde el año pasado, cuando las más grandes empresas de celulosa comenzaron a comprar grandes extensiones de tierra en el sur de Bahía, los movimientos sociales del campo realizaron diversas acciones de protesta y ocupaciones de estas áreas.
Estas tierras generalmente son usadas por las empresas para la monocultura de eucalipto.
En los estados de Bahía, Espirito Santo y Rio Grande do Sul, las empresas brasileñas de celulosa son fuertemente criticadas por los movimientos y comunidades rurales.
Denuncian que las empresas afectan las condiciones ambientales del lugar, y por esto, impiden la vida humana en el territorio.
Entre empresas como Votorantim y Suzano, la multinacional Aracruz Celulose es la más criticada por el fuerte impacto socioambiental que produjo en Espirito Santo desde los años 60.