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Trasnacionales de la energía acaparan Centromérica

Fuentes: La Jornada

Monopolios y oligopolios manejarán la decisión sobre la refinería de Mesoamérica

Será el capital trasnacional, y no los gobiernos involucrados, el que decida en qué país centroamericano se construirá la refinería que forma parte del Programa de Integración Energética Mesoamericana. Así lo avalaron los diez agentes colocadores de capital extranjero reunidos el pasado fin de semana en República Dominicana, a pesar del negro historial que este tipo de empresas acumula en la región.

Lo anterior con todo y que el más reciente análisis de la Cepal (Istmo Centroamericano: Diagnóstico de la industria petrolera, 25 de mayo, 2006) -organismo que participa como asesor en el PIEM- advierte sobre la debilidad institucional de los gobiernos regionales en su relación con las trasnacionales energéticas.

La Cepal subraya que las direcciones generales de hidrocarburos son los entes encargados por los gobiernos centroamericanos para supervisar y/o regular los mercados de derivados del petróleo, y en este sentido «se detecta en la mayoría de los países una debilidad de estas direcciones ante empresas y grupos de interés muy poderosos: trasnacionales, gremios de transportistas y de estaciones de servicio. La experiencia ha demostrado que (…) los ministros responsables de este subsector están expuestos a fuertes presiones de tipo político, diplomático, gremial popular, entre otros, lo que ha permitido que en algunas naciones las empresas petroleras hayan conseguido beneficios de las autoridades que no hubieran obtenido en un mercado con mayor nivel de competencia».

En mercados de hidrocarburos tan concentrados como el centroamericano, con una industria tradicionalmente propicia a los cárteles y a las colusiones, el Estado debe contar con leyes antimonopolio para la defensa del bienestar de la sociedad. Así, «la falta de una legislación adecuada o su correcta aplicación ha favorecido en algunos países las colusiones entre las firmas existentes, o el mantenimiento de márgenes elevados con respecto a un mercado más competitivo».

Sobre los altos índices de concentración de la industria petrolera en Centroamérica, la Cepal detalla que en Costa Rica la Recope, en su calidad de monopolio estatal, maneja la totalidad de los combustibles que se importan en el país. En El Salvador el mayor importador de hidrocarburos es la refinería privada Rasa. Si se consideran las participaciones de Esso y Shell en la propiedad de esta refinería, dichas trasnacionales tienen, respectivamente, 49.8 y 21.4 por ciento del mercado de hidrocarburos líquidos, que en total representarían un avance de seis puntos porcentuales con respecto a la situación registrada en 1998. Chevron-Texaco alcanzó 15 por ciento del mercado, ligeramente por encima de su participación en 1998. Por su parte, los importadores pequeños, de reciente ingreso, representaron 2.5 por ciento del mercado.

Guatemala reporta los principales cambios en el periodo 1998-2004. En 2004 las tres trasnacionales participaron con 50.6 por ciento. Ese año las empresas extranjeras y las nacionales participaban casi en partes iguales, mientras en Honduras los tres principales consorcios nacionales participaron con 53.7 por ciento de las importaciones totales, contra 46.3 por ciento de las foráneas.

En Nicaragua la trasnacional Esso es propietaria de la refinería y controla 80.7 por ciento del mercado; la otra trasnacional que también realiza importaciones es Petronic, con una participación de 12.2 por ciento. La Shell ha reducido su participación.

En Panamá, a pesar del cierre de la refinería, Chevron-Texaco continúa como agente principal, con 71 por ciento de la importación de hidrocarburos líquidos (2004). Las empresas locales representaron 16.1 por ciento, Shell 7.6 y Esso 5.3. En el mercado del GLP, Chevron-Texaco cubrió el 44.8 por ciento y Petroport 55.2 del mercado.

En resumen, al analizar la situación por país en el mercado de derivados líquidos, en tres casos se registra muy alta concentración (Costa Rica, Nicaragua y Panamá); uno de alta concentración (El Salvador) y en dos hay concentración mediana (Honduras y Guatemala). En el caso del GLP, todos los países muestran altos índices de concentración. A mayor concentración, menor grado de competitividad.

Al considerarse las participaciones de las trasnacionales en los segmentos referidos, en el mercado de hidrocarburos líquidos de Nicaragua y Panamá se tendría una situación de firma dominante, mientras en Guatemala, El Salvador y Honduras se daría una estructura de oligopolio fuerte. El caso de Costa Rica corresponde a una situación de monopolio de Estado. En el mercado de gas licuado de petróleo (GLP) se daría la vertiente de firma en cuatro países, oligopolio (duopolio) fuerte en Panamá y monopolio en Costa Rica.

A pesar de todo ello, los agentes colocadores reunidos en La Ramona una vez más otorgaron carta blanca a las trasnacionales.