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Tres breves textos para combatir al imperialismo hegemónico

Fuentes: Rebelión

Dado el camino cada vez más confuso que toma la Izquierda en un mundo desideologizado a punta de fascismo, negacionismo histórico, abandono de la filosofía en las aulas; dado el modelo capitalista fantasmático de dominación mundial, que obliga a la izquierda brasileña a entregarse a su eje revisionista; dado, por último, que hay tres generaciones revisadas por dicho modelo, en realidad un esperpento, ofrecemos un primer texto: El problema mayor de la izquierda brasileña respecto al imperialismo. En segundo lugar, como sea que (no solo) brasileños ni colombianos somos avasallados por el tiránico padre sionista/gringo, del cual hay que liberarse antes de vernos obligados a ‘matarlo’ (en sentido freudiano, no físico); que como, según Deleuze y Guattari, el Edipo rebota no solo sobre la familia sino que se expande al conjunto social, ‘contribuyendo’ a forjar una civilización edípica; que, en fin, por nuestro nexo edípico/traumático con Europa, EEUU lo explota para confinarnos hasta la eternidad en su prisión, va otro texto: Cómo liberarnos del padre tiránico ultraimperialismo yanqui. En tercer lugar, aunque Camus dijera, “inocente es quien no necesita explicarse”, un último texto da cuenta del reconocimiento y de la gratitud de uno de nosotros con su hermana, para preguntarse: ¿Qué diría Marx hoy de la epidemia vuelta pandemia? Lo cual, no siendo fácil de responder, nos lleva, primero, a reestudiar al mayor científico social de la Historia, de la ciencia y de la economía política, así como de la filosofía, para intentar descubrir cómo fue el paso de la ‘Liga de los Justos’ a la ‘Liga de los Comunistas’: segundo, a rastrear ese ente revolucionario obrero que exigía justicia y, más allá, justicia social y otras ‘cosas’ de las que mucho se habla, pero de las que poco se verifica en los hechos su existencia; tercero, a intentar hacer un camino juntos, pese a que estamos en una sociedad dividida/apartheidista y tenemos que pensar dentro de la división puesto que no hay otro camino. Todo ello nos lleva a procurar saber si es confiable una vacuna nunca testada en animales y que invade al genoma humano, para, por último, subsumir a la Humanidad en una vorágine de miedo, violencia, muerte y que la concita a replantear el papel que hoy cumple la industria farmacéutica. La función social de estos tres artículos sería: cómo no seguir siendo satélites de Washington.

El problema mayor de la izquierda brasileña respecto al imperialismo

El mayor problema histórico de la izquierda brasileña reside en la indiferencia a la categoría del imperialismo y muy en especial a la del imperialismo gringo, hegemónico desde el fin de la II GM. Como hemos destacado, no basta con hablar de él ni con reconocer retóricamente su existencia. Es necesario objetivarlo y comprender su modelo de espectro completo de dominación mundial. Y el diablo es que cuando el imperialismo yanqui emerge como dominante, de manera gradual la izquierda brasileña se entrega a su eje revisionista, justamente porque no reconoce su existencia real. La primera generación revisada por el sistema integral de manipulación yanqui es la de Leandro Konder, Carlos Nelson Coutinho, Roberto Schwarz, entre otros. Son intelectuales de izquierda que merecen respeto, pero que cometieron el error histórico de cumplir con las consignas revisionistas de la dominación gringa, al creer en el informe de Nikita Kruschev, sobre la Era Stalin. Así, se forma una generación antiestalinista, muy al gusto de los intereses tácticos y estratégicos yanquis, en la I Guerra Fría. La segunda generación es la de la Teoría de la Dependencia. Claramente que no es posible homogenizarla porque fue compuesta por inmensos intelectuales: Theotônio dos Santos, Rui Mauro Marini, Vânia Bambirra, Octavio Ianni. Generación que tiene el mérito de apuntar a nuestro problema histórico, derivado de la estructura de dependencia en tanto metrópoli. Sin embargo, cometió dos errores: el primero es haber prestado atención a la consigna de la anterior generación y, al hacerlo, realizaron un enorme esfuerzo por distinguir la estructura de dependencia latinoamericana de la historia soviética y de las victorias anticoloniales y antiimperialistas de países asiáticos como China, Corea del Norte, Vietnam. Así nos entregaron a la cuna occidental, sin admitir los cimientos superestructurales feudales y esclavistas de la formación histórica brasileña y latinoamericana. La tercera generación, que está en la base de formación del PT, v. gr., profundiza aun más en la dominación yanqui, al incorporar como verdad el fetichismo de los jóvenes y el ‘American Way of Life’: antes, ‘estilo gringo de muerte’. La izquierda que se formó por disidencia del PT, como PSTU y PSOL, es heredera de las anteriores generaciones yanquizadas, en un grado incluso peor, por ser potencialmente más divisionista y antilaica, al incorporar la agenda anticorrupción en una perspectiva puritana. Con todo eso, es fundamental deshacernos por completo de las guerras frías yanquis y que produzcamos una izquierda que se reconecte con el eje de las grandes/victoriosas luchas de clases anticoloniales y antiimperialistas del siglo XX: la soviética de Stalin, la china de Mao, la vietnamita de Ho Chi Minh, la cubana de Fidel, etc. Sin esto, seremos siempre satélites y ventrílocuos de Washington.

Cómo liberarnos del padre tiránico ultraimperialismo yanqui

En una cosa Deleuze y Guattari eran insustituibles: en la crítica al complejo de Edipo, limitado a la familia como tal. Y, ¿qué es esto? Hay que pensar sobre Edipo en el sentido freudiano, teniendo en cuenta el triángulo edípico, padre, madre e hijo: esa ‘sagrada familia’. Básicamente, el complejo de Edipo se expresa por el confinamiento de la economía psíquica al interior de las relaciones con el padre y la madre, desde el punto de vista del hijo. En este caso, la familia tradicional funciona como un pararrayo para la sociedad en su conjunto, porque los traumas de la persona, que son siempre sociales y colectivos, se limitan a la relación de intimidad y origen, en la interfaz de la historia vivida con el padre y la madre desde la más tierna edad. Deleuze y Guattari argumentaron que el complejo de Edipo rebota en la familia y se extiende a toda la sociedad, ayudando a producir una civilización edípica. El ultraimperialismo estadounidense es un maestro en la manipulación del complejo de Edipo histórico-social. Nosotros, Brasil y Colombia, por ejemplo, pueblos colonizados, tenemos una relación de trauma edípico con Europa, continente que está en el origen expansionista de nuestra formación como pueblos. DiosEstados(H)un(d)idos explota esta relación edípica, que tenemos con Europa, para confinarnos hasta la eternidad en dicho trauma. Con eso, no se pretende que el ‘padre’ tiránico de la época sea el propio ultraimperialismo yanqui. Aun así, sería bueno decir: 1. No hay nada peor para una persona o para un pueblo, que caer preso por el complejo de Edipo porque a una y otro los devorará el trauma, envenenándolos. 2. Es esencial definir con precisión cuál es el padre tiránico que realmente importa superar, para que podamos transformarnos en adultos y, así, emanciparnos personal y colectivamente.

¿Qué diría Marx hoy de la epidemia vuelta pandemia?

Amadísima hermana, que me ofreciste cariño y protección en las dificultades de la infancia pobrísima. Hice una pregunta sobre lo que Marx diría hoy de la epidemia vuelta pandemia: no es una pregunta que la niega. Me basaré en mi conocimiento del inmenso Marx, el mayor científico de las sociedades humanas, para responderte: o sea, en la ciencia. La referencia teórica es el Manifiesto Comunista, de Marx y Engels (1848): como nunca, la clase obrera europea revolucionaba y se revolucionaba. En esa época, había una organización política llamada “Liga de los Justos”. Era un ente revolucionario de trabajadores que exigía justicia y, más allá, justicia social, libertad, DDHH, igualdad entre hombres y mujeres, sin creer en diferencia de géneros. Marx y Engels se afiliaron a ella y, en el debate, disputaron sobre su rumbo. Defendían que el nombre tenía que ser cambiado por “Liga de los Comunistas”. ¿Era una molestia de su parte? No, no era; y para demostrarlo argumentaron: “La palabra justo, justicia, es vaga e idealista y por eso oculta lo que en modo alguno puede ser ocultado: vivimos en una sociedad dividida en clases: la opresora, representada por los dueños de los medios de producción; y la de los oprimidos, representada por los obreros”. Con eso, querían decir que no habría justicia mientras existiesen opresores y oprimidos: unos, dueños de los medios de producción y del capital y otros, la clase sin capital por no disponer de los medios de… De ahí la importancia de cambiar el nombre porque lo contrario de capitalismo es comunismo, la sociedad de los trabajadores y no la de los (zánganos/sanguijuelas) burgueses.

¿Adónde vamos? Sencillo: la actual epidemia vuelta pandemia no puede ser analizada ni tomada como una plaga (como de la que habla Camus en su novela o de la que muestra Puenzo en su filme) que afecta a todos. Estamos en una sociedad apartheidista y tenemos que pensar dentro de la división, no hay otro camino. Y este hay que hacerlo juntos, qué paradoja, no divididos. De ahí la pregunta que jamás debió silenciarse: ¿Las transnacionales farmacéuticas, que incluso tienen origen en la industria farmacéutica de los laboratorios del nazismo (nunca castigados), en fin, la Big Pharma es la nueva ‘Liga de los Justos’? Porque nunca podría ser la Liga de los Comunistas: ‘capitalismo comunista’ es el más (im)puro oxímoron. ¿La Big Pharma, indisociable del complejo militar/industrial/cultural yanqui, representa a los trabajadores del mundo? (1) Claro que no. Como trabajadores —brasileños que acabamos de sufrir un golpe más (como el dado a los fosacomunianos con Duque) del complejo militar/industrial/tecnológico y cultural gringo— es razonable vestir la camisa de ellos? Y lo peor: ¿es razonable tomar su vacuna, máxime ahora que se hace obligatoria cada día más, incluso desconociendo en Fosa Común el Pasaporte Ciudadano según Decreto 1403 del 3.dic.2021 que habla de su no obligatoriedad, que no hay por qué vacunarse porque sí?

¿Es confiable una vacuna (de ellos) que nunca fue testada en animales y que, más allá de eso, invade al genoma humano? Responderás: “¡Oh, pero esto es un avance científico!” Y yo contestaría: y los gringos, esos dueños del capitalismo mundial, ¿qué han hecho con el supuesto avance científico suyo? ¿Qué han hecho por la clase trabajadora mundial, usando su ciencia? ¿Lo hicieron alguna vez? ¿Cuál? ¿O será que lo único que hicieron y hacen es guerra, golpes, genocidios, demagogias cinematográficas (como las operaciones Jaque y Osiris, orquestadas en Fosa Común para recuperar a Íngrid Betancourt y ‘capturar’ a Otoniel, alias de Dairo Antonio Úsuga, supuesto cabecilla del Clan del Golfo)? ¿Son ellos la ‘Liga de los Justos’? De hecho, iónicamente (y no debe ser casual) eso recuerda a… ¡Batman! Volviendo al Manifiesto Comunista, hay este fragmento en él: “La historia de la Humanidad hasta hoy es la historia de hombres libres y esclavos, de nobles y plebeyos, de opresores y oprimidos, enfrentándose ya abiertamente, ya veladamente…” ¿Esta tal ciencia de los dueños del capitalismo no estaría (sería razonable al menos que sospecháramos) luchando contra los pueblos veladamente, en el doble sentido de la palabra velar? ¿Cuál es la salida? De nuevo, el Manifiesto Comunista: “Trabajadores del mundo: ¡¡¡Únanse contra la industria farmacéutica de los dueños del dólar!!!” Este es un aspecto de la situación, Gracinha. Y hay muchísimos otros que pueden analizarse con el apoyo del gigante científico Karl Marx.

Nota:

(1) https://www.laeuropaopacadelasfinanzas.com/2020/04/el-corvi-19-revela-la-vulnerabilidad-de.html

Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín Cultural, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao Editores, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución fue lanzado por UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en el portal Rebelión.

Luis E. Soares. (Rio Pomba, MG, Brasil, 1966) Pos doctorado en Literatura Comparada (UFMG), desde 2004 es profesor (Asociado II, hoy) de Teoría de la Literatura y Literaturas en Lengua Portuguesa, en la U. Federal de Espíritu Santo (UFES). Poeta, escritor, ensayista. Líder de los grupos de investigación Literatura, Industria Cultural y Lectoescritura Crítica y Literatura, Idea de Comunismo y Kynismo. Autor de José Lezama Lima: Anacronía, lepra, barroco y utopia (2008, Edufes); El evangelio según Satanás (2008, El perro y la rana), América Latina, Literatura y política (2012, Edufes); La sociedad de control integrado: Franz Kafka y Guimarães Rosa (2014, Edufes). En febrero de 2020 se publicó el libro Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica (Edufes), coescrito con su amigo/colega y tocayo colombiano Luis Carlos Muñoz Sarmiento.

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