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Entrevista al catedrático Juan Torres, experto en Economía Aplicada

«Trump es un bruto pero no un loco, su jugada puede salirle bien»

Fuentes: La voz del Sur [Foto: Juan Torres en su despacho de la Universidad de Sevilla. MAURI BUHIGAS]

El catedrático de la Hispalense, que vive su último curso como docente antes de su jubilación, repasa en una entrevista ‘de urgencia’ el actual contexto. Advierte que es una estrategia de EEUU que viene desde hace tiempo. Y que puede incluso ser aprovechada por España y Andalucía si Europa «se mira a sí misma»

A punto de jubilarse Juan Torres López (Granada, 1954) atiende a lavozdelsur.es en una entrevista que podría decirse ‘de urgencia’. Porque hace solo unos meses ya atendió a este periódico. Pero la decisión de Trump de imponer aranceles al mundo y la sombría perspectiva económica obligaban a buscar a un experto, un catedrático de Economía, autor de numerosos libros y referencia sobre lo que pasa en el mundo, en España, en Andalucía, y no solo para entender el ámbito económico. Miembro de Attac, en esta entrevista ofrece un punto de vista que no está en numerosas páginas de análisis en la prensa. Entiende que lo que está ocurriendo tiene explicación, que viene de tiempo atrás, más allá de las detestables formas del actual presidente estadounidense. La entrevista se realiza en su despacho de la Facultad de Económicas de Sevilla. En septiembre le llega la jubilación y hay algunas estanterías donde ya empiezan a faltar recuerdos. Una mudanza poco mientras continúa el cuatrimestre. Llega apenas cinco minutos tarde. Porque al acabar su clase, sus estudiantes le han querido hacer una consulta aparte. «Sobre qué pasará con las criptomonedas«.

Pregunta. ¿Qué ha pasado en estos últimos días?

Respuesta. Puede analizarse en varios niveles. Desde una perspectiva general, es un cambio de época en lo económico y lo estratégico. El poderío inmenso de Estados Unidos se está limitando por una potencia alternativa, China. Eso desequilibra el estado de las cosas. Desde otra perspectiva más próxima, es el agotamiento de un modelo económico y político, que ha sido tremendamente exitoso pero muy problemático. Beneficios para unos pocos, poder para una parte muy reducida de la sociedad, pero también desigualdad, conflictos sociales, polarización y una crisis climática. También ha traído un incremento brutal de deuda, porque hay procesos financieros en los que la acumulación de deuda es un negocio. Hay una crisis de la globalización, porque si se entiende como un único mercado del mundo entero, no tiene barreras, y es una globalización insegura. Yo hablo de un ‘empacho’ de una parte minoritaria de la sociedad por ese éxito.

«Trump está ejecutando la misma estrategia de Biden»

P. Y ahora decide romper Estados Unidos con eso.

R. Es la potencia más afectadas. No creo que Trump sea un loco al que se le ha ido la olla. Se le permite hacer locuras porque son el señuelo hacia una estrategia, que es que EEUU vuelva a convertirse en una fortaleza que ha dejado de ser, económica, militar y política, pero en otros escenarios. Antes era el paraguas que cubría todo, como una madre. Ahora le surge un polo enfrente y necesita replegarse, reindustrializarse, financiarse, y convertir a sus aliados en vasallos que no le cuesten más de lo que le dan.

P. Una estrategia amplia, quiere decir. 

R. Estamos en un momento muy delicado. Sería un error quedarnos solo con lo que vemos en primer plano, que son la guerra comercial, las amenazas, los insultos de Trump. No es un loco. Es un ignorante, un maleducado, un comerciante metido a político, pero está ejecutando la misma estrategia de Biden. De forma más grosera y bruta. La estrategia provocará perturbaciones, pero tiene ventajas para Estados Unidos, y es que acelera los procesos. 

P. Pero rompe con sus aliados.

R. ¿No rompió Biden cuando saboteó el Nord Stream? Cometió un acto terrorista contra su principal aliado en Europa, Alemania. No sorprende que Trump haga lo mismo, solo que lo hace chuleando.

P. ¿Es el fin de la globalización?

R. Es el fin de la globalización como la hemos conocido, del neoliberalismo como lo hemos conocido, de la unipolaridad dominada por EEUU. Hubo un intento de bipolaridad, pero al caer la URSS, EEUU quedó como única potencia. China será el otro polo, pero EEUU está rompiendo aliados. Kissinger dijo una vez: «Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero es mucho peor ser su amigo». Porque no tienen aliados, tienen peones. Y el dólar, como decían los estadounidenses, «es nuestra moneda, pero es vuestro problema». Lo que está haciendo EEUU es proteger sus intereses. Ahora bien, si de verdad la UE se siente agredida y amenazada, lo primero que debería decirle es que se lleven sus bases fuera. Eso nadie lo ha dicho ni lo va a decir.

P. Parece que estamos en un tiempo antiliberal. Un economista de esa corriente más ultra, Juan Ramón Rallo, se lleva las manos a la cabeza. Aunque no es menos cierto que este proteccionismo lo anunció en campaña electoral.

R. Daniel Lacalle sí justifica a Trump, pero lo que está haciendo es injustificable. Es un chulo de barrio defendiendo su negocio y ni siquiera hay ideología ni se disumula. El neoliberalismo implicaba proteccionismo, concentración, falta de competencia, pero se disimulaba. Estamos en un vaciamiento de las instituciones democráticas, donde EEUU impondrá su imperio de otra manera, incluso con una dimensión diferente en enfrentamientos militares. Contemplan la guerra como opción real, pero su economía no está organizada para eso.

No han ganado una guerra en decenios porque no tienen industria. Rusia, que muchos pensaban que estaba acabada, puede sostener una guerra larga no por su arsenal nuclear, sino porque tiene industria y su economía se refuerza con la guerra, como le pasó a EEUU en la Segunda Guerra Mundial. No digo que sea bueno ni lo que hay que hacer. EEUU ha perdido eso, no tiene suministros de imputs, como chips, tierras raras, productos farmacéuticos. Estados Unidos importa el 80% de sus medicamentos, muchos procedentes de China. Eso es un problema, porque las farmacéuticas ya le dijeron a Von der Leyen que quizás deban irse a Estados Unidos.

«Estados Unidos está perdiendo la comba en el mundo y ahora necesita enfocarse en sí mismo, reindustrializarse»

P. ¿Hay precedentes como este de una crisis creada de forma deliberada desde una institución y de forma tan repentina?

R. EEUU tiene experiencia en generar impactos que provocan shock, no diría crisis. En el 71 suspendió la convertibilidad del dólar en oro. Fue clave porque la moneda que usaban muchos países como respaldo dejaba de tenerlo. Estados Unidos crea dinero solo teniendo que emitir. Ahí está el origen de todo lo que ha venido después, porque Estados Unidos ha aprovechado ese privilegio, se endeuda gratis y puede comprar lo que quiera, generando un déficit comercial, pero a favor de sus empresas. Y en los 80 subió brutalmente los tipos de interés para provocar una crisis y resetear el sistema, una tabula rasa.

P. Pero quizás aquellos pudieran ser soluciones anticipándose al problema. Pero no sé si había una necesidad de corto o largo plazo para imponer estos aranceles.

R. Sí la hay, porque Estados Unidos está perdiendo la comba en el mundo. Ahora, necesita enfocarse en sí misma. Necesita tiempo, pero la jugada de Trump puede salir bien, puede hacer que multitud de empresas vuelvan a Estados Unidos. El problema es que a corto plazo una tabula rasa puede ser muy traumática. Para hacer una tortilla debes romper huevos. Si terminas haciendo la tortilla, te puede compensar. El problema es si no llegas a tiempo para hacer la tortilla, que has roto los huevos para nada. Esa es la clave. Trump la plantea a su manera, pero Biden no eliminó aranceles de Trump. Incluso los aumentó a China. Biden, en su ley contra la inflación, decía que había que recuperar la autonomía estratégica de Estados Unidos. Hizo una operación basada en subvenciones, en tarifas, en aranceles. La diferencia es que Trump lo hace como un matón. Una persona más educada, con otras formas, haría lo mismo, estoy convencido.

«Es un error pensar que Trump va por libre»

P. Un Obama, por ejemplo.

R. De Obama dijo The Washington Post que fue proteccionista, se rindió al capital, no enfrentó la crisis ni sus consecuencias, y eso trajo a Trump. Ahora, Trump es un cirujano que opera con un pedazo de cristal, es un bruto. Pero lo importante es por qué alguien ha decidido que hay que operar. No sé si es la forma en que se dicen las cosas en una entrevista, pero si este tipo fuera un loco y estuviera haciendo cosas contra los grandes intereses mundiales y americanos, le habrían pegado tres tiros. No digo que lo merezca, toda vida humana hay que conservarla, pero es la forma coloquial. Es un error pensar que va por libre. Es cierto que opera de forma brutal, sin anestesia, sin necesidad, y es una barbaridad, pero que sea incompetente no significa que no se haya decidido que al enfermo hay que operarlo. 

P. ¿Viene una crisis?

R. Estamos ya en crisis. Si entendemos crisis como cambio de dirección, estamos en ella. Cuando estudiaba, apenas hablábamos de la palabra crisis. Ahora es tan recurrente que pierde su sentido. Estamos en una policrisis, como decía, climática, de deuda, industrial, del comercio. Cuando no es una, es otra. Una persona nacida en el 2000 ha vivido una crisis tras otra. El cambio se ha acelerado, se ha modificado la velocidad de un cambio que llevaba produciéndose un tiempo. Lo que está haciendo Trump es en sí mismo una crisis porque modifica la velocidad, la dirección, y genera una perturbación importante. ¿En qué dirección va eso? Difícil saberlo. A medio plazo, un cambio de posiciones, sin duda ninguna. A corto plazo, habrá recesión en Estados Unidos, seguramente subida de precios en Europa… Los capitales buscan dónde localizarse, como las aves en desbandada.

P. ¿Y esa teoría de que ha creado la crisis para provocar que los inversores compren deuda y descienda en Estados Unidos?

R. Muy a corto plazo se financia el superávit comercial. O sea, se puede financiar el déficit comercial, la deuda exterior, pero, por definición, si los aranceles son exitosos y traes industria y dejas de tener déficit, como dice Trump, pues entonces será que vas a importar menos y que va a haber menos ingresos por aranceles. Entonces, los dos objetivos son contradictorios.

 «Trump es un bruto pero no un loco».  VÍDEO: MAURI BUHIGAS

P. ¿Pero es así que sirva la deuda estadounidense como valor refugio?

R. Sí, pero eso viene por otras vías también. Eso viene también por la vía de cambios que se están produciendo en el sistema financiero, la expansión de las llamadas monedas estables, que hoy casi en su totalidad se referencian en dólares.  En corto plazo, aranceles más elevados proporcionan ingresos, pero si los aranceles están concebidos para no tener que importar tanto, pues resulta que entonces no vas a tener los mismos ingresos. Es que son objetivos contradictorios. Además, al subir los precios, deterioras la economía. Las consecuencias son muy inciertas. Contemplas el corto y medio plazo, pero el efecto sobre los diferentes sectores será muy distinto. Depende tambén mucho de lo que hagan otras economía y eso no lo sabemos.

«El PP no tiene estrategia para Andalucía»

P. ¿No podemos saber aún si habrá más paro, si se venderán menos coches o si vendrán menos turistas este verano?

R. No, porque puede ocurrir que algunas industrias exportadoras se vean muy afectadas, pero tengo la completa seguridad de que va a haber entrada de capitales para localizarse en España y en concreto en Andalucía, actividades que aquí pueden ser rentables y antes no lo eran.  Si ya no compensa irse a Vietnam por un arancel del 45%, pudiendo estar mejor en Andalucía, con salarios más altos, pero con un personal mejor cualificado, mejores comunicaciones, con más seguridad, pues a lo mejor te interesa… A largo plazo, puede ser que Europa también vuelva a mirarse a sí misma y eso beneficie a Andalucía. Ya en 2019 escribí que venía una gran oportunidad. Un requisito era que no hubiera el conflicto exacerbado que hay hoy, que hubiera estabilidad. Sin que se hayan dado esas condiciones, España está saliendo mejor de la crisis posterior a la covid, a la de la inflación, a la situación que estamos viviendo. Y vamos a seguir así.

«La gente debería exigir espacios de debate real, con voces alternativas»

P. ¿Cuál es el contexto andaluz?

R. Creo que es una fatalidad que en Andalucía el Gobierno del Partido Popular sea un Gobierno decimonónico desde el punto de vista económico, que sigue creyendo que la privatización y el pasar servicios públicos a privados para generar renta en grupos cercanos a la Junta de Andalucía es una estrategia favorable. Para lo que viene, lo que España y Andalucía necesitarían, en contra de lo que el Partido Popular cree, es un sector público muy poderoso, muy bien financiado. Que sea capaz de abrir las puertas y de asociarse con capitales privados, de crear condiciones de generación de valor y de facilitamiento de esa inversión. Una apuesta que no va a buscar exactamente tener el protagonismo exclusivo como inversión privada, sino que en gran medida necesita ir de la mano de un gran apoyo público. 

Y lo que está haciendo el Partido Popular, debilitar el sector público, es lo propio de un partido viejo que no tiene ideólogos, no tiene gente que piense, que no tiene gente que esté siendo consciente de lo que está pasando en el siglo XXI. El Partido Popular en Andalucía es el principal enemigo hoy día del capital privado que viene. Es una desgracia para Andalucía. Y una segunda desgracia es que, al margen del Partido Popular, la izquierda o el centro izquierda estén en la falta de proyectos y en la nulidad política y estratégica en la que están. Es una desgracia que no esté generándose en Andalucía un pensamiento estratégico que se dé cuenta de los cambios que hay que poner en marcha desde ya y que perciba los cambios impresionantes que se están dando en la economía y en la geoestrategia mundial tan favorables para Andalucía.

 Hace falta un quejío en la sociedad civil, como dije en mi artículo de El Papel de La Voz el pasado 28 de febrero. Un grito que diga «basta». No ven las oportunidades que tenemos.

P. ¿Qué debe hacer cada ciudadano, cada empresa, en este contexto? Si alguien va a contratar, ¿debe pensárselo? Si va a comprar una casa, ¿debe aplazarlo?

R. Esto es como el que va al médico y lleva 40 años fumando, bebiendo diez copas de vino al día y comiendo grasa hasta las cejas y dice, bueno, ¿ahora qué tengo que hacer? Esto lleva su protocolo. Pero sí que se pueden hacer cosas.

Lo primero es informarse, despertar la inteligencia colectiva, reflexionar con luces largas. Después, enfrentarse a lo que se hace mal y actuar, crear empresas, redes, cooperativas, pensar en qué consumimos y por qué. No preguntar «qué pasará», sino «qué podemos hacer para influir en lo que pase». Las soluciones están, pero no se escuchan, no nos escuchan, porque no se reclaman. La gente debería exigir espacios de debate real, con voces alternativas. Porque si no lo hace, seguirá recibiendo entretenimiento para adormecerla mientras le roban la cartera.

Pablo Fdez. Quintanilla.  Subdirector de lavozdelsur.es. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz, licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla.

Fuente: https://www.lavozdelsur.es/actualidad/economia/juan-torres-experto-en-economia-aplicada-trump-es-bruto-pero-no-loco-su-jugada-puede-salirle-bien_332144_102.html