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Último disco de Manu Chao: una nueva estación esperanza

Fuentes: Agencia Paco Urondo

A 17 años de su último lanzamiento La Radiolina, nuestro trotamundos sale al ruedo con Viva tú, un disco de trece canciones paridas en sus viajes a lo largo y ancho del planeta. El Manu está de regreso con su mirada radiográfica de lo que pasa ahí afuera.

Fiel a su estilo sencillo y directo, el músico franco español vuelve a mezclar collages sonoros y voces que caracterizan el presente, un estadío alejado de aquella utopía de la próxima estación esperanza, añorada 25 años atrás en el almanaque. Porque el mundo, en vez de aprender sobre sus pasos, continúa generando guerras, bombas políticas y económicas, un verbo que lo ubica en ese grupo de “locos que caben en un loco”.

Pero por suerte José Manuel Tomás Arturo Chao Ortega está de vuelta, con el objetivo firme de vencer a las balas que se presenten en el camino. Porque ese es su pulso, su vibra: sembrar el futuro con los pies dentro del plato, siempre mirando hacia los costados y acompañando el viaje de los pueblos.

Viva tú es un reconocimiento a esos fueguitos que el escritor uruguayo Eduardo Galeano describió como los decisivos para cambiar el mundo. Y eso queda claro en cada agradecimiento que el cantautor hace en la canción homónima, donde aparecen personas que no trascienden por el peso de su nombre, sino por las pequeñas acciones del día a día en la inmensidad de la existencia.

Mensaje de redención, el legado de Bob Marley, los Clash y el grito de miles de millones de seres oprimidos sin voz. Ahí radica el arte, el guante recogido para decodificar la realidad y brindar una crónica que despabile, que te devuelva la esperanza hacía la creación de un mundo más justo. 

Tan necesaria se ha vuelto la mirada de Manu sobre las miserias que procrea a cada segundo este globo egoísta, que habría que celebrar en cada barrio, en cada bar, en cada viaje de ese motoquero de Rapi que se la juega a diario para llevar un poco más de pasta a su hogar, sin ART, sin sindicato que lo ampare, con la locura de la espina capitalista aplastándole el lomo a cada centímetro recorrido.

Viva tú se escucha de un tirón, como ese puente parlante de lucha y resistencia que caracteriza la canción “Tantas tierras”, a través del aullido colectivo “Y acá estamos/ Luchando/ Con todo el dolor del mundo/ Acá estamos/ Agua que mata la muerte/ No se compra con nada/ No estamos solos/ No estamos solos/ Acá estamos”. Mensaje directo desde las asambleas de trinchera que luchan contra la megaminería a cielo abierto en Famatina, Chilecito, Chañarmuyo y Pituil.

Manu está de regreso con nueva obra, siempre está volviendo, nunca se fue. Goza de la libertad de grabar cuando se le canta, de sacar sencillos de vez en cuando, no cuando lo dictan las discográficas, las corporaciones. El tipo es invisible al establishment, así lo ha querido, así lo ha organizado. Porque si preguntan por ahí, en cada barrio, en cada acera de la grande Babylon, la respuesta será que lo llaman calle, calle más calle, dónde el barro se subleva en la vidriera irrespetuosa de este siglo XXI Cambalache.

Cuando los más jóvenes anuncian la muerte del rock como movimiento contracultural, cuando los más viejetes arremeten exponiendo que la juventud está adormecida, aggiornada a discursos vacíos entre el autotune y el reguetón, en esa grieta aparece el neoliberalismo jugando la mejor partida ajedrecística en mucho tiempo. Por eso Manu cachetea, gambetea y habilita el mensaje spinetteano de que “no todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor”, siempre y cuando haya una retroalimentación, lejos del histórico juzgamiento mutuo. Porque de una vez por todas, el mundo deberá levantarse sobre aquellos que nos oprimen, nos chupan la sangre hasta dejarnos sin cultura, sin la capacidad de sentirnos aptos para la defensa de la libertad. De la verdadera libertad, no la que viene disfrazada con el mejor traje de las nuevas derechas o fascismos. Necesitamos la bandera de la unión de los seres, esa que bregue por la libertad, no de mercado, sino la de alcanzar los sueños de emancipación de los pueblos, la que jamás vuelva a permitir que repriman o caguen de hambre a los más viejos, nuestros sabios.

Frente al panorama que la contemporaneidad ofrece, al frente del peor tren fantasma que atraviesa la llanura distópica con nuevos titiriteros procreados desde las oficinas de Silicon Valley, Chao vuelve a barajar, a insistir que es posible edificar trincheras artísticas y discursivas que sirvan para continuar dando la batalla cultural y política frente a la frivolidad de mensajes vacíos que generan quienes intentan repetir el manifiesto de la muerte de las ideologías enunciado por Fukuyama, luego de la caída del muro de Berlín y el ocaso de la ex URSS.

Lector, lectora, si llegó hasta aquí con la lectura mate de por medio en su hogar, en el subte apretado/a o en el baño- ese refugio salvador para muchos “mapadres”- y no encontró un análisis pormenorizado de cada una de las canciones, le pido disculpas. Esa tarea se las dejo a ustedes, en el ejercicio de la escucha y la libre percepción. Gracias.

“Vuela libertad, vuela y ábreme el camino, vuela por el mar y que la paz sea mí destino”.

“Acá estamos, no estamos solos”. Viva Manu, viva tú.

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Fuente: https://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/ultimo-disco-de-manu-chao-una-nueva-estacion-esperanza