Si la inestabilidad del mercado petrolero ha sido la media desde el año 2003, el 2007 superó todas las prevenciones posibles. La tranquilidad de aquel barril a 50 dólares la primera mitad del año se transformó en una escalada imparable que lo hizo rozar los 100 dólares -llegó a 99.29 – en el segundo semestre, […]
Si la inestabilidad del mercado petrolero ha sido la media desde el año 2003, el 2007 superó todas las prevenciones posibles. La tranquilidad de aquel barril a 50 dólares la primera mitad del año se transformó en una escalada imparable que lo hizo rozar los 100 dólares -llegó a 99.29 – en el segundo semestre, en medio de la crisis subprime y de polémicas declaraciones de algunos miembros de la OPEP. Mientras tanto la Agencia Internacional de Energía (AIE) advertía sobre un futuro inmediato crítico en reservas y en abastos. La energía marca el rumbo de los mercados, en un desacompasado baile, donde el maíz, el trigo y la soya treparon a precios inadmisibles como consecuencia de la búsqueda de alternativas energéticas en los biocombustibles. Para el año entrante la única seguridad es la incertidumbre.
UN AÑO MOVIDO
El 2007 estuvo lleno de noticias y análisis donde las conclusiones oscilaron entre lo grave y lo crítico. El mundo petrolero se enfrentó como nunca a la dura realidad sobre los límites de su producción y la volatilidad en los precios. La primera campana importante fue el Informe de la Agencia Internacional de Energía sobre el futuro inmediato. Como siempre pasa el informe de la AIE quedó entre los especialistas o interesados en el tema, pero lo que causó estupor fue que rompiendo la larga tradición de la Agencia, Fatih Birol, economista jefe de la AIE, hizo por primera vez declaraciones explosivas para The Financial Times. Birol fue claro y concreto. «Por lo que respecta a la seguridad energética, podemos tener interrupciones del suministro, fuertes impactos para la economía». El mercado precisará según AIE, 37.5 millones de barriles más en los próximos ocho años «y lo que esperamos son 25 millones de barriles, y eso en caso de que no haya problemas ni retrasos y todo sea puntual, lo cual es bastante raro. Así que tenemos una brecha de 12,5 millones de barriles diarios». La consecuencia directa es que los precios oscilarán en la franja de los 90 dólares -ya estamos en ese nivel- con el riesgo agregado de que frente a cualquier factor que desestabilice salten a 100 o más.
En medio de esta tormenta productiva estalló la crisis subprime o de los «bonos hipotecarios basura». Llama la atención muchas cosas del estallido de esta burbuja, pero sobre todo asombra el descontrol y la falta de información sobre su marcha. El sistema financiero, en realidad, no tiene datos acerca de la gravedad de la crisis y cuando accede a alguno… lo oculta. Por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos hace dos años no publica los datos del M3, o sea nadie sabe con exactitud cuantos dólares hay en el mercado mundial. Por otro lado, las inyecciones de liquidez al sistema, según el último dato, han superado largamente el millardo de dólares, en tanto la FED redujo las tasas de interés un punto y medio para inyectar algo más de dinero barato al castigado sistema financiero. Pero poco pudo hacerse. La cascada de quiebras o, en el mejor de los casos, las «asistencias» financieras dejan a los bancos europeos y norteamericanos al límite de sus posibilidades, con el agregado de que muchos de ellos fueron «rescatados» por inversionistas chinos y de otros países de Extremo Oriente, como fue el asombroso caso del Citygroup. Así, con una crisis global descontrolada y peor informada, el dólar siguió su caída libre. Llegó a estar a 1.49 euros en agosto, y hoy oscila entre los 1.42 y 1.47. Hace dos años estaba a 1.20. Y un dólar débil lleva a remarcar, necesariamente, el precio del barril.
En la reunión de los jefes de Estado de la OPEP en Riad hubo señales que hicieron temblar a occidente. La reincorporación de Ecuador al cártel fue la primera novedad y luego, Rafael Correa, Hugo Chávez y Mahmoud Ahmadinejad pusieron sobre la mesa un tema crítico: propusieron cotizar el barril por una «canasta» de monedas, donde el euro jugaría un papel central. En medio del espanto general, el Rey de Arabia Saudita rescató al dólar, negándose al cambio propuesto, pero no pudo impedir que se formara una comisión que debatiera el tema. Luego, Irán tomo una decisión dramática: desde hace una semana cotiza su petróleo en euros y lo vende en moneda europea. Si el tiempo del petrodólar será superado por el del petroeuro el futuro lo dirá, pero no nos debe llamar la atención si Venezuela y Ecuador toman medidas similares.
Mientras tanto los técnicos de Energy Watch Group (EWG) cambiaron su metodología de investigación y en setiembre presentaron sus nuevas conclusiones. La metodología del EWG difiere de la de otros organismos al otorgarles mayor importancia a los patrones de descubrimientos y de producción que a los datos de reservas, que según el EWG no son lo suficientemente fiables. Así las conclusiones son desesperanzadoras: la producción mundial de petróleo habría pasado su cenit de producción en 2006, entrando en una fase de declive de un 7% anual. De acuerdo con estas cifras las reservas mundiales de petróleo reconocidas oficialmente han sido sobrestimadas en un 46%. Esto significaría que el resultado que arroja el cálculo que tradicionalmente se efectúa para proyectar la duración del petróleo pasaría de los 42 a los 28 años.
Sin embargo el año habría cerrado con una buena noticia, que los especialistas del cenit petrolero se encargaron de parcializar. Brasil encontró un vasto yacimiento de 9000 millones de barriles a principios de noviembre. Pero el descubrimiento no produjo muchas esperanzas. El yacimiento recién será viable para el 2015, siempre y cuando los precios altos se mantengan, y suplirá solamente el consumo brasileño. Igualmente si los 9000 millones de barriles se volcaran al mercado global, retrazaría el cenit… 3 meses.
¿SE VIENE EL REPLIEGUE?
Quizá la gravedad de la situación pueda ser medida por los cambios políticos de Estados Unidos. La idea del repliegue general empezó a aparecer en las palabras y en los hechos. Hillary Clinton marcó la línea en su último discurso en la campaña de las internas demócrata cuando afirmó la necesidad de que EEUU se baje de la globalización y vuelva a «crecer hacia adentro». Asimismo el fracaso de la escalada contra Irán y la nada inocente publicación del informe de inteligencia donde se afirma que Teherán abandonó su programa de armas nucleares en 2003, pusieron a los halcones en una situación muy incómoda. No es casual, tampoco, el repliegue general en Irak, donde las bajas americanas descendieron dramáticamente en los últimos tres meses, como consecuencia directa de la vuelta a sus cuarteles y del paso progresivo del control territorial a los iraquíes, sin importar la etnia o la religión. El trabajo sucio en la zona más conflictiva, el Kurdistán, quedó en manos del ejército turco y de una pobre cobertura mediática. No fue casual, tampoco, la cumbre de Anápolis, donde por primera vez los países árabes aceptaron negociar con Israel la cuestión palestina. Sin embargo la anodina declaración final y el rechazo esperable de Hamas a las conversaciones no abren ninguna perspectiva alentadora. Por el contrario la afirmación de que «la implementación del futuro tratado de paz quedará sometida a la implementación del plan de la Hoja de Ruta, tal y como sea decidida por EEUU», desplaza a Europa a un segundo lugar y deja al histórico aliado de Israel con las manos libres para hacer y deshacer.
En definitiva las perspectivas inmediatas no son promisorias. La crisis en los precios, en la producción, en la geopolítica y la probable aproximación al cenit nos dejan, de nuevo, prisioneros de la incertidumbre.