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Un cáncer no bastaba

Fuentes: Rebelión

Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos. Simón Bolívar Hugo Chávez, en rueda de prensa desde La Habana, declaró que se encuentra en tratamiento a causa de un tumor cancerígeno. Fidel se lo comunicó. Los medios de información de masas, como ya es habitual, […]


Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo,

soltura al oprimido y libertad a todos.

Simón Bolívar

Hugo Chávez, en rueda de prensa desde La Habana, declaró que se encuentra en tratamiento a causa de un tumor cancerígeno. Fidel se lo comunicó. Los medios de información de masas, como ya es habitual, se lanzaron a especular sobre el delicado estado de salud del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Muchos estábamos ansiosos por escuchar la verdadera noticia después de todos los rumores que se han venido sucediendo. Estamos acostumbrados a la desinformación y especialmente cuando las noticias tienen que ver con la realidad de aquellos países que han apostado por una política revolucionaria y un desarrollo económico y social sostenible, favoreciendo a las clases sociales más castigadas y enfrentándose, con el alto coste que esto conlleva, al gran imperio y a sus aliados europeos.

La figura del Presidente venezolano se ha ridiculizado de forma constante por la mayoría de los medios de comunicación españoles, incluso por el supuestamente periódico progresista Púbico mediante su corresponsal en Caracas Daniel Lozano, personaje con el que tuve la mala suerte de encontrarme, frente al centro de votación Manuel Palacio Fajardo de la barriada del 23 de Enero, mientras esperaba que llegara Hugo Chávez a depositar su voto con motivo de las pasadas elecciones para la Asamblea Nacional.

Dicho periodista revoloteaba entre los seguidores del PSUV con su libreta en la mano y con su acreditación colgada del cuello. Al principio no le di mayor importancia, ya conocía la pluma con la que asiduamente califica al gobierno chavista. Según este periodista la teoría de la conspiración imperialista es uno de los ejes favoritos de la política de Chávez. Parece ser que la intervención directa de los Estados Unidos y España, bajo el gobierno de Aznar, en el golpe de estado del 11 de abril del 2002 contra Hugo Chávez continúa siendo para el señor Lozano una simple teoría conspirativa, cuando para el resto de los periodistas independientes o asalariados de los grandes medios, incluso estadounidenses, que investigaron sobre el caso quedó claramente demostrada la participación de la Marina de los Estados Unidos y de la CIA. Los medios de comunicación estadounidenses, el Departamento de Estado y el FMI quedaron muy satisfechos con el resultado del golpe de estado porque la democracia venezolana ya no estaría amenazada por una aspirante a dictador. Los documentales «Al sur de la frontera» de Oliver Stone o «Chávez: Inside the Coup» de Radio Telefs Éireann (Televisión Irlandesa) muestran claramente los acontecimientos y parece ser que aún hoy, después de once años, hay periodistas desinformados o malintencionados que dudan de la firme intención de intromisión del imperialismo en la política de Venezuela y de América Latina, por no hablar de otros países y continentes. Periodistas, que aún residiendo en Caracas, ignoran las últimas violaciones del espacio aéreo venezolano por aviones de guerra estadounidenses, las ingentes sumas de dinero destinadas a la oposición y a su asesoramiento estratégico por parte de los Estados Unidos. Sin duda, a estos no les conviene que su segundo exportador de petróleo haya dejado de regalárselo, ni que se hayan convertido en fieles aliados de Cuba para perjuicio de las políticas neoliberales que han pretendido implantar en la región por todos los medios posibles.

Pero lo que es más sorprendente es que personajes como Daniel Lozano se enzarcen en una discusión política, como ocurrió ante mis ojos, con los seguidores del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) en un día en el que los venezolanos acudían a las urnas. Una portavoz del partido le invitó, muy educadamente, a aplazar su riña verbal para otra ocasión más adecuada, como lo exige en dicha fecha cualquier país democrático.

Pero el señor Lozano se sintió agredido por la invitación de la portavoz y respondió: Yo soy libre de preguntar lo que me da la gana y donde me de la gana. Ya estoy cansado de tanta charla oficialista. Su respuesta fue recibida por un gran abucheo de los incrédulos asistentes que no podían entender el atrevimiento y la falta de respeto mostrada por el periodista. Daniel Lozano volvió a la carga, y con tono prepotente e irónico, respondió: Aquí nadie sabe ni lo que yo escribo. No pude evitar aprovechar ese instante para decirle: Está equivocado, yo si he leído algunos de sus artículos y efectivamente es libre de continuar escribiendo mierda sobre Venezuela. Pero hoy, al menos, respete a los venezolanos, están ejerciendo su derecho al voto, compañero.

Me miró sorprendido y al reconocer mi marcado acento español, me respondió: ¿Y tú quien cojones eres, a mi no me dirijas la palabra que no te he dado permiso? Le sonreí y tomando un par de segundos para pensar mi respuesta, le dije: No soy nadie, pero también soy libre. El corresponsal de Público se escabulló entre la muchedumbre y yo no logré pasar desapercibido. Me puse debajo de una mata para protegerme de los curiosos y del sol, a la espera de que llegara el Presidente.

Esta curiosa anécdota o triste episodio es el fiel reflejo de la agresión mediática que sufre constantemente el pueblo venezolano por haber elegido, democráticamente y por gran mayoría, a un presidente que ha logrado los mayores avances sociales y económicos en la historia de Venezuela y de América Latina, mejorando el nivel de vida de cerca del 70% de la población que vivía bajo los índices de pobreza extrema y acabando con el analfabetismo en el 2005, según datos de la UNESCO.

Estos objetivos se lograron gracias a la nacionalización de las compañías privadas de electricidad y telecomunicaciones, que ejercían el monopolio, y de la Faja Petrolífera del Orinoco, consiguiendo un ahorro para el país de cerca de 3000 millones de dólares diarios, que anteriormente se repartía la oligarquía nacional con las empresas petroleras estadounidenses y europeas. Se puso en marcha el plan para lograr la soberanía alimentaria con la nacionalización de casi siete millones de hectáreas que se distribuyeron entre pequeños y medianos campesinos, cooperativas o proyectos estatales destinados a la agricultura. Además se llevan a cabo cerca de una docena de misiones (Barrio Adentro, Sucre, Ribas, Operación Milagro, etc…) enfocadas a la inclusión social de los más desfavorecidos en derechos tan fundamentales como salud, educación básica y universitaria, vivienda, alimentación y acceso al agua potable.

Por fin la prensa burguesa de centro (sí se puede dar este benévolo calificativo a El País) reconoce después de tanto tiempo que en Venezuela no existe una dictadura, ahora según M.A. Bastenier, en su artículo Twitter no bastaba, lo que existe es un totalitarismo ejercido mediante la palabra oral o escrita de su líder. Y como si la noticia del cáncer que afecta a Hugo Chávez no bastara para alegrar la mañana del señor Bastenier y de muchos de sus colegas de profesión asalariados por los grandes medios de comunicación, este se ha unido a una nueva campaña de acoso y asedio contra el líder bolivariano, con la única intención de influir negativamente en las próximas elecciones presidenciales previstas para diciembre del 2012. Este es el momento idóneo para los voceros de las multinacionales de la desinformación de lanzar su embestida final, sugiriendo luchas internas por el poder dentro del gobierno venezolano, asegurando que no puede haber un chavismo sin Chávez, pretendiendo debilitar y ridiculizar, una vez más, la imagen de un hombre que afectado por una enfermedad fatal se ve obligado a dirigir el país por medio de cuatro mensajes enviados desde Twitter.

A esta ola de sensacionalismo y manipulación mediática sobre el estado de salud de Chávez se suman los mismos de siempre. El Nuevo Herald, que tantas veces ya había especulado con la inminente muerte de Fidel Castro, ahora asegura que a Hugo Chávez se le acaba el tiempoes cuestión de meses o pocos años. Su intención no es otra que desestabilizar Venezuela y crear una visión externa de vacío de poder en el país, como señala el ex vicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel, al igual que ya lo hicieron en el golpe de estado del 2002.

Otro medio igualmente reaccionario como el ABC encabeza el artículo de Ludmila Vinogradoff con el titular «Los chavistas comienzan a distanciarse de Chávez» donde se proyectan los comentarios o críticas, sin duda poco oportunas, que han realizado en estos días algunos intelectuales o ideólogos supuestamente afines de la Revolución Bolivariana sobre el tratamiento de la información por parte del Estado respecto a la salud del Presidente. La periodista se hace eco, en otros, del artículo «La conducción política de Fidel y Hugo Chávez» del mexicano Heinz Dieterich, en el cual escribe que ambos procesos revolucionarios en su configuración histórica están estructuralmente agotados, es decir, su ciclo de vida productiva ha terminado . No me sorprende la aseveración de este intelectual tristemente familiarizado con Venezuela por su teoría del Socialismo del siglo XXI, pensamiento que ya quedó científicamente desmontado y ridiculizado por Alan Woods en su brillante libro «Revolución o Reformismo». Sin duda y por suerte para Heinz Dieterich ni Cuba ni Venezuela pueden ser exponentes de su «socialismo» reformista y conservador donde la lucha de clases jamás podrá tener lugar.

Para desgracia de todos estos teóricos, intelectuales, periodistas, empresarios y políticos que representan en estado puro a la clase explotadora, el pasado 4 de julio Hugo Chávez regresó a su tierra y habló de su enfermedad desde el Balcón del Pueblo del Palacio Presidencial de Miraflores ante millones de venezolanos que siguieron su discurso allí presentes o vía radio y televisión. Los 23 estados de la República Bolivariana de Venezuela fueron inundados por millones de seguidores del PSUV para ofrecer una particular bienvenida a su presidente y en apoyo a su Revolución.

Mientras, en Europa nuestros políticos lo que logran es llenar plazas con miles de personas que se levantan en su contra. Políticos que carecen de credibilidad para una gran mayoría de la población y que con sus políticas neoliberales sometidas a la CE (Comisión Europea), al FMI (Fondo Monetario Internacional) y al BCE (Banco Central Europeo) lo único que han logrado ha sido una mayor desigualdad social, como era previsible, y la aplicación de históricos recortes laborales y sociales a perpetuidad sobre los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Políticos que continúan participando y apoyando guerras preventivas o guerras para acabar con totalitarismos o dictaduras, mientras ejercen la mayor de las tiranías sobre el mundo sin ruborizarse y pretendiendo dar lecciones de democracia en el tercer mundo.

Ellos y sus lacayos seguirán pretendiendo aplastar cualquier sociedad que no se guíe por los designios del Mercado, cualquier revolución en la que el pueblo sea capaz de unirse para lograr sus objetivos, de apoyar a su máximo representante y defenderlo, incluso con su vida. Para ellos esto será fanatismo, porque ya los ideales dejaron de existir en estas sociedades deshumanizadas y convulsas que nos ha dejado como legado el capitalismo. Para otros es y será justicia poética en el largo caminar hacia el comunismo libertario.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.