En diciembre sesionará en Buenos Aires la Conferencia Ministerial de la OMC en plena contracción de losintercambios comerciales y cuando la Ronda de Doha y la propia OMC están estancadas desde hace años. El comercio electrónico surge como un nuevo campo de disputas. Creada en 1995 -la integran 164 miembros (países y asociaciones aduaneras)- la […]
En diciembre sesionará en Buenos Aires la Conferencia Ministerial de la OMC en plena contracción de los
intercambios comerciales y cuando la Ronda de Doha y la propia OMC están estancadas desde hace años. El comercio electrónico surge como un nuevo campo de disputas.
Creada en 1995 -la integran 164 miembros (países y asociaciones aduaneras)- la Organización Mundial de Comercio es la institución emergente de la hegemonía neoliberal de los años noventa. En su cuarta Conferencia Ministerial, en 2001, dio inicio la Ronda de Doha cuyos objetivos explícitos, impulsados por las grandes corporaciones multinacionales, son «la incorporación de los países en vías de desarrollo en los beneficios de la liberación del comercio mundial así como la ampliación de esta liberalización». Sin embargo, y a pesar que desde su nacimiento convivió con un ciclo de recuperación de la economía mundial y crecimiento de los intercambios comerciales, está muy condicionada por los conflictos de intereses.
Cuestiones en disputa.
Desde su inicio EE.UU. vienen reclamando que la Unión Europea rebaje sus aranceles agrícolas. Por su parte un grupo de países, (UE, Brasil, India) exigen que EE.UU. reduzca sus subvenciones a la agricultura; a su vez EE.UU. exige a la UE que modifique su política agraria común y a su vez disminuya su apoyo financiero a los agricultores. La comunidad europea no puede conceder esta exigencia ya que las contradicciones nacionales, más aún luego de la incorporación de los países del Este, están a la orden del día por los subsidios agrícolas que juegan un rol importante en los acuerdos políticos. Al mismo tiempo los países de capitalismo avanzado requieren como «compensación» a sus rebajas de subsidios que los de menor desarrollo amplíen la apertura de sus mercados industriales y comerciales y liberalicen sus legislaciones sobre inversiones extranjeras.
En reuniones anteriores se trató de establecer mecanismos de salvaguardia especiales para los países en desarrollo, propuestas precisamente por el núcleo central de estos países (China, India, Sudáfrica, Brasil y Argentina entre otros). Los EE.UU. se opusieron a estas salvaguardias con el argumento de que podían dar lugar a abusos proteccionistas, mientras que India encabezó la defensa poniendo en el tapete de las discusiones la soberanía alimentaria, el sostenimiento de sus industrias y la defensa del mercado interno.
Así los intentos de la Dirección General de la OMC de sacar de la inercia en que había caído la ronda de negociaciones multilaterales por medio de un acuerdo «Facilitador del Comercio» -eliminación gradual de subvenciones y derechos aduaneros- han caído en saco roto y por ahora no parece puedan concretarse.
Si esto es así, y más allá de los objetivos generales de liberalizar los intercambios internacionales ¿cuál será el centro de los debates en Argentina?
Nuevas controversias.
Si hasta ahora las discusiones giraban en torno a subsidios, aranceles agrícolas y apertura de mercados no agrícolas, la próxima cumbre ministerial verá aflorar un nuevo campo de disputas: el comercio electrónico (e-commerce). Es que luego de varios años en que la OMC fuera dejada de lado en las discusiones de los tratados de libre comercio las grandes corporaciones necesitan reubicarse en la organización internacional a partir del estancamiento en que ingresó el acuerdo transpacífico (TPP) por la decisión de Donald Trump de retirar a EE.UU. del mismo.
El sector más interesado es el de la tecnología de punta, que incluye a cinco de las siete empresas más grandes del mundo que quieren flexibilizar las normas para el comercio de datos. Uno de los principales argumentos de quienes proponen normativas que favorezcan el comercio electrónico es que impulsarían el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas en este campo que según el director Roberto Azevedo «podrían convertirse en prósperos comerciantes internacionales». Sin embargo puestas las Pymes a competir lo más probable es que las principales corporaciones tecnológicas hagan valer su poder oligopólico.
El conflicto es entre EE.UU. y la UE. Los países europeos tienen uno de los estándares más elevados del mundo en materia de protección de datos personales, mientras que EE.UU. no tiene protección alguna. Tratan entonces de introducir una cláusula especial para que empresas como Facebook, Google, Amazon, FedEx entre otras puedan operar en territorio europeo.
Opiniones.
Consultada la especialista Evelin Heiden nos dice «las empresas de base tecnológica buscan consolidar sus prácticas de autoregulación y flexibilizar a nivel mundial las leyes de protección de datos personales, para ello necesitan presentarlas como medidas que obstaculizan el comercio».
Para Deborah James, coordinadora de la red mundial «Nuestro mundo no está en venta», «fijar normas para permitir a las empresas transferir datos alrededor del mundo sin restricciones negaría para siempre el derecho a los países de beneficiarse de sus propios datos e información en el futuro. Lo que denominan ‘obstáculos de localización’ son en realidad herramientas de los países para avanzar en su propio desarrollo».
El intercambio internacional de datos será tal vez el eje principal de las discusiones de la XI° Conferencia Ministerial, y según como se resuelva acrecentará nuestra dependencia tecnológica y debilitarán aún más la soberanía de naciones como la nuestra. Al día de hoy los miembros de la OMC no disponen de mandatos para redactar nuevas normas sobre comercio electrónico. ¿Los obtendrán en Buenos Aires?
Resistencias.
Estas discusiones y disputas irresueltas mantienen la Ronda de Doha y a la propia OMC en terapia intensiva. La Dirección General no ha logrado aún destrabar los principales puntos controversiales, es que los grandes países y las corporaciones privilegian sus intereses y solo proponen continuar y expandir el modelo de libre comercio. En paralelo crecen las tendencias proteccionistas y la resistencia en numerosos países.
Precisamente las organizaciones y redes sociales, sindicales, de derechos humanos, territoriales, estudiantiles, de mujeres, políticas, campesinas y anti-extractivistas reunidas el 24 de junio en Buenos Aires en el Encuentro Nacional contra la Organización Mundial de Comercio, han llamado a los pueblos del mundo a movilizarse en el marco de la XI° Reunión Ministerial, que tendrá lugar en Argentina entre los días 10 y 13 de diciembre de 2017.
Para ello, convocaron a realizar en paralelo una Cumbre de los Pueblos en la ciudad de Buenos Aires que «colabore en la articulación de la resistencia contra el llamado libre comercio que sólo genera políticas de explotación y expoliación de nuestros pueblos y de la naturaleza y que avance en visibilizar y discutir las alternativas a este sistema productivo y comercial».
Como dicen en su declaración de convocatoria: «veinte años de tratados de «libre» comercio en la región muestran los efectos nefastos de la desregulación y del avance de los privilegios corporativos sobre nuestros pueblos y el medio ambiente».
Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).