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Un gobierno para Caracas

Fuentes: Rebelión

La experiencia dicta que ni los Consejos Comunales ni las Comunas podrán asumir poderes de manera inmediata. Es un largo aprendizaje que es correcto iniciar ahora, pese a las distorsiones que introduce el burocratismo y al sectarismo y la incomprensión por parte de un sector de la sociedad, cuyas emociones están fundadas en el rechazo […]

La experiencia dicta que ni los Consejos Comunales ni las Comunas podrán asumir poderes de manera inmediata. Es un largo aprendizaje que es correcto iniciar ahora, pese a las distorsiones que introduce el burocratismo y al sectarismo y la incomprensión por parte de un sector de la sociedad, cuyas emociones están fundadas en el rechazo al presidente. Para ellos cualquier cosa que surja del gobierno será negativa.

Desde luego, pensar que ahora puedan ser sustituidos los distintos niveles de gobierno que rigen en Caracas, por ejemplo, no deja de ser una tontería. Si bien estamos hablando de unos entes que se empeñan, ellos mismos, en desaparecer, creando un gran vacío de autoridad en esta inmensa urbe que es la Capital de la República.

Y no es exageración, revísese los distintos medios de comunicación y búsquese en ellos la presencia de las autoridades capitalinas y corroborarán lo que decimos. Ninguna de ellas se dirige a su gobernado sistemáticamente. Lo cual es de lamentar en una ciudad con el cúmulo de problemas como los que tiene la nuestra.

Pero nada, ni la jefa del Gobierno Capital ni el Alcalde del Municipio aparecen enfrentándolos. La ciudad luce cada vez más sucia, sus calles deterioradas, la anarquía, ante la ausencia de autoridad se incrementa; la ineficiencia es pública y notoria, además se siente cuando se debe transitar por calles y avenidas cuyo asfalto ha sido levantado y pasan meses sin que se coloque un manto nuevo.

No hay sitio de la ciudad que no se resienta del desgobierno. Si va al Bulevar de Sabana Grande se encontrará con que la gente que va a lavar parte de él, no puede hacerlo porque los promontorios de basura colocados en las calles se los impiden. ¿Y los funcionarios que deben vigilar que estas cosas no ocurran?

El caos en el tráfico es cada día mayor, sin embargo quienes habitamos en Caracas no observamos que estas autoridades presenten alternativas ante semejante caos; no conocemos cuales son las políticas que en este sentido están diseñando, digo, si es que lo están haciendo, pues ello constituye un misterio.

Uno no sabe de qué teoría han sacado estos funcionarios que la mejor manera de dirigir una comunidad es mantenerla en la ignorancia total. De manera reiterada y sistemática se empeñan en gestionar alejados de la ciudadanía. Por supuesto, su ejemplo es seguido por el funcionariado bajo su dirección. Hemos podido presenciar cómo llegan en cambote para arreglar algún pedacito de calle. Lo eterno, tres trabajan, ochenta hablan o se pasean con sus franelas y gorras por los alrededores donde se realiza «la obra». Ello sin dejar de mencionar el trato desconsiderado y grosero que algunos de estos funcionarios dan al ciudadano de a pies que es víctima de las incomodidades que el desmedido despliegue provoca en su vida cotidiana.

En Caracas no funcionan los Poderes. El Concejo Municipal también ha desaparecido con concejales y todo. Me refiero a los mismos frentes a los cuales se construyó el Centro Comercial Sambil, hoy convertido en refugio de damnificados, sin que ni uno solo de ellos se diera cuenta. Ni ellos ni el Alcalde sabían o se habían enterado que se estaba levantando una edificación en pleno centro de la ciudad que sería para un Centro Comercial. Solo atinaron a verlo el día que el presidente habló del tema. Ello nos da una idea de los Concejales y del órgano municipal que tenemos y que algunos hoy reivindican temerosos ante las posibles arremetidos del Estado Comunal. ¿Será que el caraqueño siente que existe un Concejo Municipal en su ciudad que, además, cumple sus competencias?

Bien, todas estas cosas pueden ocurrir cubiertas por un gran manto de silencio generado por las solidaridades inmediatas, es decir, aquellas que surgen dentro del chavismo bajo el argumento que criticar al gobierno o a parte de él, es hacerle el juego al enemigo y en ausencia de oposición que no alcanza a jugar su rol, por carecer de ideas, de planteamientos. No se ocupan ni siquiera de su propia cotidianidad, apostándolo todo a la salida del régimen, como suelen decir.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.