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Un «jubileo» de la deuda es la única manera de evitar la depresión

Fuentes: Observatorio de la crisis

Antes de que apareciera el coronavirus, muchas familias estadounidenses tenían serias dificultades para pagar las tarjetas de crédito, los préstamos estudiantiles, los préstamos para comprar automóviles y otros tipos de deudas. La deuda de Estados Unidos estaba poniendo a sus trabajadores fuera del mercado. Una crisis de deuda era inevitable, el COVID-19 sólo la adelantó

El «distanciamiento social» con la consiguiente pérdida masiva de empleos, la crisis de la Bolsa y los enormes rescates a las corporaciones, ahora amenaza directamente con una fuerte depresión. Pero no tiene por qué ser necesariamente así.

La historia nos ofrece una alternativa: declarar un «jubileo» de la deuda. En pocas palabras esto significa limpiar la pizarra. Significa reconocer que cuando las deudas crecen demasiado los deudores caen irremediablemente en la pobreza. Y, en estas condiciones la única manera de restaurar los equilibrios económicos es eliminar las deudas incobrables, hacer un «Jubileo de la deuda».

La palabra «jubileo» viene de la palabra hebrea «yobel» (trompeta) porque según la antigua Ley Mosaica, se tocaban las trompetas cada 50 años para anunciar el Año del Señor, el Año en el que las deudas personales debían ser eliminadas.

La otra opción era que los pequeños propietarios perdieran sus tierras a manos de los acreedores. Asumiendo las tradiciones de su época el profeta Isaías escribió: «Ay de vosotros que sumáis casas más casas, campos más campos, hasta que viváis solos en la tierra». Más tarde cuando Jesús dio su primer sermón, el Evangelio de Lucas lo describe desenrollando un pergamino con las palabras de Isaías para anunciar que el Año del Jubileo, el año del fin de las deudas.

Hasta hace poco, muchos historiadores dudaban que la cancelación de la deuda se hubiese puesto en práctica en la antigüedad. Pero, las investigaciones de los expertos en Asiria han encontrado documentos que certifican que en el Cercano Oriente, era normal que los gobernantes proclamaran una amnistía en el momento de acceder el trono. En lugar de hacer sonar las trompetas, muchos noveles reyes «levantaban una antorcha sagrada» para indicar que se promulgaba una amnistía por deudas.

Estos reyes no actuaban de manera idealista al perdonar las deudas. Lo que trataban era de evitar que la ciudades-Estados perdieran su fuerza de trabajo ya que los deudores al caer en esclavitud estaban obligados a trabajar para prestamistas privados. También muchos deudores huían a otras ciudades (igual que los griegos emigraron después de su reciente crisis de la deuda) y, los reinos sin mano de obra eran propensas a ser atacadas por países rivales

Los paralelismos con el momento actual son notables. La economía de los Estados Unidos se ha polarizado fuertemente desde el crack de 2008. Para demasiados, las deudas dejan pocos ingresos disponibles. En una economía en crisis, una nueva ola de deudas absorberán la mayor parte de la riqueza obtenida desde 2008 y dividirá aún más a nuestra sociedad.

Esto ya ha ocurrido en la historia reciente: después de la Primera Guerra Mundial, la carga de las deudas de guerra llevaron a Alemania a la bancarrota, contribuyendo al colapso financiero mundial de 1929-1931. Alemania era insolvente y su política se polarizó. Todos sabemos cómo terminó esa historia.

La quiebra bancaria de Estados Unidos en 2008 ofreció una gran oportunidad para terminar con las hipotecas basura (a menudo fraudulentas) que sigue pesando sobre las familias de bajos ingresos. Pero no se hizo, y millones de estadounidenses fueron desalojadas de sus viviendas

La única forma de restaurar cierto equilibrio social es una reducción drástica de las deudas. Las con mayor probabilidad de impago son las deudas de los estudiantes, las médicas y las de los consumidores en general. Todas bloquean el gasto en bienes y servicios, reduciendo la economía «real» . Hace una amortización es una acción pragmática, para nada es una «solución moral» a favor de los más necesitados.

De hecho, el llamado «milagro económico alemán» fue un proceso iniciado, en 1948, con la reforma monetaria impulsada por las potencias Aliadas. En ese año se introdujo el Marco Alemán –en reemplazó del Reichsmark– eliminando de esa manera el 90 por ciento de la deuda pública y privada. A partir de ahí Alemania emergió como un país libre de deudas, con bajos costos de producción y con una economía moderna.

El dogma económico dominante sostiene que una medida de este tipo producirá un colapso económico a los acreedores Para solucionarlo el gobierno de Trump ha destinado 4,5 billones de dólares al capital financiero, en vez de absorber las deudas de la impagables producto del desempleo masivo.

Para la Banca y los prestamistas privados, sólo deben ser eliminados los cargos por mora y las multas. En realidad, estas medidas son una manera de subvencionar los préstamos fallidos y favorecer a los especuladores que los concedieron.

En el pasado, el políticamente poderoso sector financiero ha bloqueado una amnistía que de un respiro a la gente. Hasta ahora, la ética mayoritaria ha sido que las deudas deben ser pagadas religiosamente. Es hora de reconocer que la mayoría de las deudas NO pueden ser pagadas. Los deudores no tienen ni deben sentir ninguna culpa frente al desastre económico que nos acosa.

El brote de coronavirus está sirviendo como un ejercicio de apertura mental. Ha llegado el momento de buscar soluciones que antes eran impensables. Las deudas que no pueden ser pagadas no se pagarán. Un «jubileo» de deudas es la mejor salida.

Michael Hudson, economista estadounidense (artículo publicado en The Washington Post)

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2020/03/23/un-jubileo-de-la-deuda-es-la-unica-manera-de-evitar-la-depresion/