El economista italiano desarrolló la teoría de Keynes profundizando en la importancia del progreso técnico. Y su contribución a la ciencia económica sigue siendo fundamental.
Luigi Lodovico Pasinetti fue uno de los economistas más importantes de Italia. El proyecto teórico que caracterizó el trabajo intelectual de este «caballero» parece muy alejado de los objetivos de investigación que dominan hoy los departamentos de ciencias económicas. En efecto, Pasinetti aspiraba a la construcción de un paradigma económico alternativo basado esencialmente en el fenómeno de la producción y el cambio tecnológico, frente al paradigma imperante basado esencialmente en el fenómeno del intercambio y la escasez de recursos naturales (1).
En las notas que siguen, intentaré poner a disposición de los lectores algunos elementos sustanciales que se desprenden de aquellos trabajos de Pasinetti que, en mi experiencia docente, representan pasos formativos indispensables (2).
Al igual que para Keynes, para Pasinetti los principales problemas económicos a resolver en una economía de producción monetaria son la incapacidad de proveer pleno empleo y la desigual distribución de la riqueza y del ingreso. Pero, a diferencia de Keynes, no limita su análisis a los efectos de los cambios en la demanda final sobre el empleo y la distribución de la riqueza. De hecho, Pasinetti profundiza también en los efectos que el progreso técnico puede tener sobre los grandes problemas económicos, en la creencia de que el proceso de producción industrial implica una aplicación continua del ingenio humano a lo largo del tiempo para la organización y mejora de los procesos de producción.
La hipótesis de racionalidad típica del homo oeconomicus se sustituye así problemáticamente por una investigación de las consecuencias económicas del aprendizaje humano. De este modo, se desarrolla también una valiosa intuición smithiana: «Una nación estará, pues, más o menos bien provista de las cosas necesarias y convenientes que necesita, en la medida en que la proporción entre ese producto, o entre lo que se compra con él, y las cantidades de personas que tienen que consumirlo, sea mayor o menor. Tal proporción está, sin embargo, regulada, en cada nación individual, por dos circunstancias distintas: la primera es el arte, la destreza y la inteligencia1 con que se ejerce el trabajo; la segunda, la proporción entre los individuos empleados en trabajos útiles y los que no lo están. […] La abundancia y la escasez de estos recursos parecen depender más de la primera que de la segunda circunstancia » (3).
Comprender la «demanda efectiva»
La revolución científica que impulsó Keynes encuentra en el concepto de demanda efectiva uno de sus pivotes fundamentales. Pasinetti es muy consciente de ello y su razonamiento, presentado por primera vez en los cursos que impartió en Cambridge entre 1958 y 1962 (4), bien puede volver a proponerse hoy en los cursos de macroeconomía y política económica. De este modo, se puede encaminar a los alumnos para que les quede claro que el concepto de demanda efectiva no coincide con el de demanda agregada.
Tampoco se trata simplemente de describir un mecanismo de ajuste del mercado basado en cambios en las cantidades físicas en lugar de a través de cambios en los precios dentro de un esquema de equilibrio económico general. Por el contrario, el término «demanda efectiva» debe entenderse como un auténtico principio científico, «íntimamente relacionado con las características de un sistema económico de tipo industrial » (5).
Para comprender en qué consiste el principio científico de la demanda efectiva, leamos algunos pasajes fundamentales de la conferencia de Pasinetti:
«Entre las características de una sociedad industrial, en comparación con las sociedades más primitivas (agrícolas), hay una que nos obliga a distinguir claramente entre capacidad productiva y producción efectiva.
En las sociedades primitivas (agrícolas), cada agricultor intenta siempre producir al máximo de su capacidad, y luego lleva al mercado la parte de su producción que excede sus necesidades.
Y en el mercado aceptará el precio que surja de la interacción entre la demanda de los compradores y la oferta, ahora fija, de los vendedores».
Pero Pasinetti advierte:
«En una sociedad industrial, las cosas no funcionan así.
En un momento dado, la capacidad de producción es la que es, sin posibilidad de variaciones inmediatas. Pero capacidad de producción no significa necesariamente producción; sólo significa producción potencial.
Para que haya realmente producción, y por tanto oferta, debe haber demanda real. (…)
Las variaciones de la producción provocan cambios en el grado de utilización de la capacidad de producción existente y, por tanto, en el nivel de empleo de la mano de obra. Una caída de la demanda total genera recesión y desempleo » (6).
Generalizar a Keynes: la importancia del cambio estructural
Para extender el principio de la demanda efectiva a largo plazo, necesitamos complicar el marco analítico descrito hasta ahora. Por lo tanto, «tendremos que reformular el análisis keynesiano en un marco teórico que tenga en cuenta los rápidos cambios tecnológicos y de composición de la demanda que se están produciendo » (7). Para ello cobra gran importancia el análisis input-output de Leontief, pero también la línea de investigación que propone Sraffa en «Producción de bienes por medio de bienes».
Pasinetti, en efecto, generaliza los problemas planteados por Keynes en un esquema multisectorial (es decir, un sistema de producción circular multisectorial en el que las mercancías producidas constituyen al mismo tiempo los factores de producción necesarios para continuar la producción). Sin embargo, dado que no hay ninguna razón para esperar que la renta total se gaste necesaria e íntegramente (en otras palabras, no hay ninguna tendencia natural a que los salarios y los beneficios se conviertan en demanda efectiva a perpetuidad) surge también la necesidad de identificar estructuras institucionales distintas del mercado que ayuden a conducir el sistema hacia el equilibrio macroeconómico.
Este problema no se refiere únicamente al nivel de distribución de la renta. En efecto, dentro de cada sector operarán constantemente dos tendencias opuestas: un movimiento generado por la evolución tecnológica que actúa sobre los coeficientes técnicos (que, a diferencia de la hipótesis de Sraffa, no son datos) y un movimiento basado en las cantidades físicas, generado por la demanda efectiva, que actúa sobre el consumo per cápita. Por otra parte, sobre todo teniendo en cuenta los efectos del cambio tecnológico que hacen redundantes determinados sectores y dan lugar a la creación de otros nuevos, antes inexistentes, nada garantiza que cuando se alcanza una situación de pleno empleo ésta se mantenga con el paso del tiempo.
El economista no puede limitarse a analizar las consecuencias del crecimiento sobre las cantidades económicas fundamentales, por ejemplo el consumo y la inversión, tratándolas como algo que sólo cambia en los niveles (por ejemplo duplicándose o reduciéndose a la mitad), sino que debe examinar el cambio en la composición de estas cantidades a lo largo del tiempo. Por lo tanto, primero debe preguntarse: ¿cómo han cambiado los bienes de consumo que forman el consumo agregado? ¿Cómo han cambiado los bienes de inversión que forman la inversión agregada? Ahí radica la importancia de la dinámica económica estructural.
Romper las cadenas marginalistas: la distribución de la renta
El papel que asume la distribución de la renta dentro del esquema pasinettiano no tiene nada que ver con el cálculo de la contribución específica que la utilización de los factores de producción individuales hace a la producción del bien o servicio para el que se emplean (8).
Las implicaciones para la política económica de esta crítica del enfoque marginalista son revolucionarias. En efecto, se desprende que es inadecuado (además de ilógico) negociar los salarios haciendo referencia a la productividad marginal o media calculada sobre categorías individuales de trabajadores:
«Centrarse en las productividades físicas dentro de un único sector o de una única empresa podría, en efecto, haber tenido un significado heurístico en un sistema económico preindustrial, en el que cada trabajador normalmente produce directamente la mayor parte de los bienes que él y su familia consumen.
En una sociedad altamente especializada, la productividad física, ya sea marginal o media, de cada trabajador sólo puede tener una influencia insignificante en las variables que afectan al sistema económico en su conjunto.
Básicamente, en un sistema económico moderno, las variables distributivas son conceptos macroeconómicos » (9).
Esto significa que la cuestión salarial debe abordarse considerando en primer lugar lo que Pasinetti denomina el salario unitario real. No indica la productividad marginal del trabajo, es decir, un número de unidades físicas de la mercancía que se produce en el sector en el que trabaja realmente el trabajador, sino que indica la cesta de bienes en términos físicos para cuya compra se gasta realmente el salario unitario:
«En efecto, existe una necesidad institucional de evitar que el sistema económico caiga en una situación en la que el mecanismo competitivo de precios de mercado actúe sobre el salario unitario del mismo modo que actúa sobre los precios de las mercancías.
La verdad es que el trabajo sólo podría ser objeto de comercio, como cualquier otra mercancía, en una sociedad de tipo esclavista.
En cualquier sistema económico moderno, el trabajo no es una mercancía, precisamente porque nuestras instituciones están diseñadas de tal manera que no permiten que el trabajo se comercie como una mercancía » (10).
El crecimiento del poder adquisitivo de los salarios (que debería producirse teniendo en cuenta las ganancias de productividad obtenidas mediante la acumulación) no es en ningún caso condición suficiente para mantener el pleno empleo a lo largo del tiempo, ya que, en ausencia de nuevos bienes que mantengan en tensión la demanda efectiva, llegaríamos a problemas de saturación del mercado, similares a los que contribuyeron a la crisis del fordismo. En circunstancias como éstas, Pasinetti pide explícitamente que se tenga en cuenta la reducción de la jornada laboral, así como los años que cada persona debe dedicar al trabajo a lo largo de su vida (11).
Conclusiones
La claridad de las teorías de Pasinetti conlleva un mensaje aún más profundo. Si queremos evitar el marchitamiento de la propia sociedad civil, debemos dotarnos de las instituciones necesarias para contrarrestar la miseria y la alienación que produce una dinámica económica estructural:
«El progreso técnico no es como un regalo, que como tal siempre puede ser rechazado.
Es más bien como un torrente impetuoso, que puede aprovecharse, siempre que se encauce adecuadamente. Cualquier fallo en el proceso de canalización puede provocar el desastre de las estructuras existentes, naturales y sociales. (…)
Más conocimiento significa más responsabilidad individual y social. Para que nuestra sociedad sea más madura, también debe ser más responsable.
Este es en cierto modo el reto de nuestro tiempo: conseguir que el progreso técnico se convierta también en progreso social » (12).
Referencias bibliográficas
-Ferguson, T. (2016), ‘Economics in a Different Key – INET interviews Luigi Pasinetti‘, entrevista en vídeo realizada por Nadia Garbellini.
-Keynes, J. M. (1936), The General Theory of Employment Interest and Money, Macmillan; traducción italiana de G. La Malfa, Teoria generale dell’occupazione, dell’interesse e della moneta e altri scritti, i Meridiani, Mondadori, 2019. Existe traducción al español
-Lucarelli, S. (2023a), «Oltre la Scuole di Cambridge. Rileggendo Luigi Pasinetti’, The Bridge, 4, 58-68.
Lucarelli, S. (2023b), «From the effective demand as a principle to the ownership of the capital as social responsibility. Rereading Luigi Pasinetti», PSL Quarterly Review, 76 (307), pp. 353-371.
Lunghini, G. (1995), L’età dello spreco. Disoccupazione e bisogni social, Bollati Boringhieri.
Pasinetti, L.L. (1962), A Multisectoral Model of Economic Growth, tesis doctoral, depositada en la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
Pasinetti, L.L. (1974), Growth and Income Distribution. Essays in Economic Theory, Cambridge University Press; traducción italiana: Sviuppo economico e distribuzione del reddito. Saggi di teoria economica, il Mulino, 1977. Existe una traducción al español.
Pasinetti, L.L. (1981), Structural Change and Economic Growth: A Theoretical Essay on the Dynamics of the Wealth of Nations, Cambridge University Press; versión italiana, Dinamica strutturale e sviluppo economico: un’introduzione teorica sui mutamenti nella ricchezza delle nazioni, UTET, 1984. Existe una traducción al español.
Pasinetti, L.L. (1985), La ricchezza delle nazioni, Istituto Universitario di Magistero “Suor Orsola Benincasa”, Guida.
Pasinetti, L.L. (1993), Structural Economic Dynamics: A Theory of the Economic Consequences of Human Learning, Cambridge University Press. versión italiana, Dinamica economica strutturale. Un’indagine teorica sulle conseguenze dell’apprendimento umano, il Mulino, 1993.
Pasinetti, L.L. (2000), «Critique of neoclassical growth and distribution theory», Moneta e Credito, nº 210, pp. 187-232.
Pasinetti, L.L. (2001), «The Principle of Effective Demand and its Relevance in the Long Run», Journal of Post Keynesian Economics, vol. 23, pp. 383-390.
Pasinetti, L.L. (2007), Keynes and the Cambridge Keynesians. A ‘Revolution in Economics’ to be accomplished, Cambridge University Press; traduzione italiana, Keynes e i Keynesiani di Cambridge, Laterza, 2010..
Romano R. y Lucarelli S. (2017), Squilibrio. Il labirinto della crescita e dello sviluppo capitalistico, prefazione di P. Leon, Ediesse..
Smith, A. (1776), An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, traducción italiana de F. Bartoli, C. Camporesi y S. Caruso, Indagine sulla natura e le cause della ricchezza delle nazioni, con introducción de M. Dobb, Isedi, 1973. Existen varias traducciones al español.
Sraffa, P. (1960), Produzione di merci a mezzo di merci. Premesse a una critica della teoria economica, Einaudi. Existe traducción en español (1960) y también en catalán (1985), pero són difíciles de encontrar.
Notas
1. Este objetivo -muy claro incluso en su tesis doctoral (Pasinetti 1962)- se reitera repetidamente en sus principales publicaciones (Pasinetti 1981, 1993, 2007).
2. Esta contribución es una reelaboración de dos de mis textos anteriores más largos y profundos: Lucarelli (2023b; 2023b).
3. Smith ([1776] 1973), p. 3. Mis conferencias universitarias en las que hago referencia a la obra de Pasinetti están disponibles en el canal de YouTube https://www.youtube.com/@AlfredWoolf.
4. Pasinetti ([1974] 1977), pp. 43-73.
5. Pasinetti ([2007] 2010), p. 17.
6. Pasinetti ([1974] 1977), p. 46 y p. 48.
7. Pasinetti (2001), p. 385. Traducción mía del inglés.
8. Y esto se debe también a las debilidades analíticas de la teoría neoclásica de la distribución de la renta puestas de relieve a raíz de Sraffa (1960) por varios estudiosos de la escuela de Cambridge, entre ellos el propio Pasinetti. Sobre este punto me remito a Pasinetti (2000) y a las entrevistas en vídeo realizadas por Nadia Garbellini en Ferguson (2016).
9. Pasinetti ([1981] 1984), p. 154.
10. Pasinetti (1993), pp. 197-198.
11. Sobre este punto, además de Lunghini (1995), permítaseme remitirme a las reflexiones realizadas en Romano y Lucarelli (2017), pp. 157-164.
12. Pasinetti (1985), p. 35.
Stefano Lucarelli. Es profesor asociado de Política Económica en la Universidad de Bérgamo desde marzo de 2017. Sus proyectos de investigación incluyen la economía institucional, el capitalismo cognitivo, la teoría monetaria de la producción, la financiarización, los modelos consistentes de flujo de valores y las monedas complementarias. Ha escrito varios artículos y libros, recientemente junto a otros autores: La guerra capitalista: Competizione, centralizzazione, nuovo conflitto imperialista.
Texto original: https://www.sinistrainrete.info/teoria-economica/27575-stefano-lucarelli-un-keynesiano-tecnologico.html
Traducción: Antoni Soy Casals
Fuente: https://sinpermiso.info/textos/un-keynesiano-tecnologico-la-economia-politica-de-luigi-pasinetti