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"Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo", de David Harvey

Un manual para la reflexión y la lucha

Fuentes: Punto Final

David Harvey estuvo en Chile hace un mes. Dio varias charlas en Santiago y Valparaíso, lo entrevistó PF y habló sobre su nuevo libro, Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, un texto digital y descargable sin costo que llega en un momento preciso, no sólo por el evidente repliegue neoliberal, sino porque estamos inmersos […]

David Harvey estuvo en Chile hace un mes. Dio varias charlas en Santiago y Valparaíso, lo entrevistó PF y habló sobre su nuevo libro, Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, un texto digital y descargable sin costo que llega en un momento preciso, no sólo por el evidente repliegue neoliberal, sino porque estamos inmersos en la peor crisis capitalista de los últimos 80 años.

Pese a nuestra cultura mercantil, las investigaciones y tesis de Harvey fueron escuchadas por centenares de personas con interés e incredulidad. Porque más allá de sus seguidores, académicos y estudiantes, las palabras del geógrafo marxista llegan a los oídos del público general como pequeñas cargas explosivas que derriban con fuerza y precisión toda la mitología neoliberal rumiada por décadas. Las Diecisiete contradicciones es un compendio que organiza y explica las actuales distorsiones del capital, pero es también una guía, un apoyo para los pasos futuros. Un texto de consulta, de reflexión y discusión. Y también de combate.

El libro está organizado en tres partes. Las contradicciones fundamentales detectadas por Marx, desde el valor de uso y valor de cambio, el trabajo social y su referente en el dinero; la propiedad privada y el Estado capitalista o la distorsión entre capital y trabajo. Todas ellas son básicas, permanentes, y forman parte estructural del capital.

Otra serie de contradicciones son aquellas que Harvey denomina cambiantes. Su evolución no está determinada, aunque no son aleatorias. Pueden extenderse por años, décadas, y corresponden a ciertas tecnologías asociadas al capital, formas de pensamiento, culturas, sistemas de producción, de circulación del capital, división del trabajo, monopolios, o el concepto de libertad frente al sometimiento al capital.

Las terceras contradicciones son las que ha llamado peligrosas. El nivel de riesgo que encierran las caracteriza como fatales, no tanto para el capital en sí mismo, que ha demostrado una capacidad de adaptación a los cambios y ciclos, sino por sus consecuencias para la población y la naturaleza. El capitalismo no caerá por su propio peso -afirma Harvey en contra de quienes sostienen esta idea, que no ha sido Marx-, sino por las consecuencias y, esperamos, reacciones que creará por la degradación de su contexto. La extrema concentración de la riqueza frente al creciente desempleo y empobrecimiento de las grandes mayorías es una señal evidente del reguero de desolación que deja hoy el capitalismo. Del mismo modo, las consecuencias de la explotación de los recursos naturales y sus desechos sobre el planeta no las carga el 1% dueño del capital, sino las grandes poblaciones humanas.

Entre este tercer nivel de contradicciones ha detectado el crecimiento exponencial y acumulativo sin fin, o cómo el capital busca altas y permanentes tasas de expansión. Esta idea, que es básica y natural para cualquier empresario y gobierno, encierra tal vez el mayor peligro de todos. La otra contradicción es la relación del capital con la naturaleza y cuyos efectos ya los estamos soportando, aun cuando el capitalismo se las ha arreglado para continuar reparando, a la vez que mercantilizando, sus propios desastres. Y llegamos a la última contradicción, en la cual radican también las esperanzas humanas: la rebelión ciudadana por la alienación universal.

Es evidente que hoy asistimos a una agudización de todas estas contradicciones. Pero también a una yuxtaposición, a una imbricación de ellas, lo que crea espacios que podrían ser ocupados por proyectos políticos alternativos y anticapitalistas. Para Harvey, el capitalismo no caerá solo, pese a sus cada vez más bestiales contradicciones, sino que habrá que empujarlo.

Este es el punto crucial. Estamos en una encrucijada, la que se hace cada día más evidente. O el capitalismo cae derribado por nuestra iniciativa o se refuerza y muta en fascismo, como también ha dicho Immanuel Wallerstein. De ello se trata la conclusión y el epílogo del libro. Un manual, un instructivo de lucha para los millares de movimientos sociales y políticos. Este combate, para lo cual cita a Frantz Fanon, teórico y luchador por la liberación colonial, será con todos los medios a nuestro alcance.

 

Publicado en «Punto Final», edición Nº 821, 9 de enero, 2015

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