El capitalismo neoliberal, que reina absolutamente sobre la economía mundial desde los años 1990, tiene por particularidad profundizar siempre más en las desigualdades.
Este capitalismo produce el enriquecimiento, a niveles indecentes, de una ínfima minoría de personas, dejando abandonada a la mayoría de una población en aumento. Las mujeres y las minorías (poblaciones indígenas, poblaciones LGBTQIA+, personas racializadas en el Norte…) están particularmente afectadas por estas desigualdades. Frente a esta situación, en la que el hambre y la extrema pobreza ganan terreno, el Estado se retira, cada vez más, alimentando el círculo vicioso de la pobreza y de la desigualdad.
En este artículo mostramos un panorama de la desigualdad en riqueza (de patrimonio global) y en ingresos en el mundo, en 2021. Observamos sin sorpresa que las desigualdades en riqueza globales son mayores que las desigualdades en ingresos. El 1% más rico posee el 38% de las riquezas, o sea más que el 90% menos rico de la población. En otras palabras, 80 millones de personas concentran más riquezas que los 7.200 millones restantes. Por otra parte, el 10% más rico concentra tres cuartas partes de las riquezas. Es indecente.
Gráfico 1: Desigualdades de ingresos y riqueza a nivel mundial, en 2021
Conviene señalar que los poseedores del patrimonio más elevado no son necesariamente los que tienen ingresos más altos. El ingreso está calculado después de la percepción de pensiones y de subsidios de desempleo por los individuos, y antes de los impuestos y las transferencias.
En este contexto, la ideología neoliberal dominante estimula la retirada de un Estado que, con frecuencia, es la última muralla contra el crecimiento de la gran brecha entre el 1% de los más ricos y el resto de la población. Existe una tendencia muy clara hacia el desmantelamiento del rol protector del Estado, desde los años 1980, que hace crecer y consolidar las desigualdades de patrimonio, de ingresos, las desigualdades de género, las discriminaciones raciales…
El retroceso del Estado y el aumento del endeudamiento popular
El retroceso del Estado se manifiesta de varias maneras: privatizaciones, reducción de las retenciones obligatorias progresivas, reducción de los impuestos a las grandes empresas, reducción de los presupuestos públicos en la educación y la salud… Esas políticas neoliberales se están llevando a cabo por la inmensa mayoría de los gobiernos. En Europa, estas medidas, dictadas por los tratados de la UE, limitan el déficit y la deuda pública de cada país miembro. En el Sur Global, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los Bancos de Desarrollo imponen, a cambio de los préstamos, unas condicionalidades neoliberales a los gobiernos, muy a menudo cómplices.
Gráfico 2: Aumento de la riqueza privada versus la disminución de la riqueza pública en los países del Norte, de 1970 a 2020
El patrimonio público es la suma de todos los activos financieros y no financieros, sin deudas, que poseen los gobiernos.
El gráfico 2 muestra muy bien el empobrecimiento del Estado y el enriquecimiento cada vez más importante del sector privado en los países del Norte. En los diez países representados en el gráfico (España, Reino Unido, Japón, Francia, Alemania, Estados Unidos), se observan las mismas tendencias desde la mitad de los años 1970: una disminución de las riquezas públicas con respecto al ingreso nacional, y un aumento de la riqueza privada, también con respecto al ingreso nacional. Esta reducción se acelera en los años 2010, especialmente dedicados a las privatizaciones, por lo tanto a la venta del patrimonio público. Además, la reducción de los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas, en marcha desde hace varias décadas en el Norte, reduce los recursos del Estado por un lado y aumenta la riqueza privada por el otro.
Porque los Estados redujeron radicalmente los impuestos a las grandes fortunas desde los años 1970-1980, estos se fueron empobreciendo y reduciendo su capacidad de acción. Instituciones como el FMI y el Banco Mundial alientan especialmente a los gobiernos del Sur Global a disminuir los impuestos a las grandes empresas, y a incrementar, al mismo tiempo, el impuesto al valor añadido. Este impuesto, que afecta a todo el mundo en el mismo porcentaje y, por lo tanto, afecta proporcionalmente mucho más a los más pobres, ya que gastan totalmente sus ingresos, es profundamente injusto.
Gráfico 3: Impuestos pagados, por grupos de ingresos en Estados Unidos, entre 1910 y 2020
El gráfico 3 pone claramente en evidencia esta evolución en Estados Unidos. En los años 1930, el 0,01% más ricos tenían unos impuestos de cerca del 80% sobre sus ingresos, contra solamente el 30% en 2020. El 1% más rico debían pagar un impuesto del 50% sobre sus ingresos a comienzos de los años 1950, antes que no cayera también al 30% actualmente. El impuesto sobre el ingreso al 10% más rico también disminuyó entre 1942 y la actualidad en cerca del 5%.
Al contrario de los que pasó con el impuesto a los más ricos, en Estados Unidos, desde los años 1930, el impuesto sobre los ingresos del 50% más pobre pasó del 8% a cerca del 25%. Esta misma tendencia existe si ampliamos al 90% más pobre.
Mientras que el impuesto sobre los ingresos era realmente progresivo desde los años 1920 hasta los años 1970, actualmente, todos los niveles de ingresos tienen impuestos con tipos muy próximos. Y esta tendencia es general. No concierne únicamente a Estados Unidos, sino al conjunto de países occidentales así como a países del Sur Global, presionados por las instituciones financieras internacionales.
Gráfico 4: Impuestos progresivos sobre los ingresos a través del mundo, de 1900 a 2001
El gráfico 4 se refiere al tipo marginal superior de impuestos: es decir, al tipo que se aplica a las personas con los mayores ingresos. Aquí, la tendencia es igualmente muy clara. El tipo del impuesto a los mayores ingresos sube hasta los años 1940, especialmente para financiar el esfuerzo de guerra (lo que habría que hacer para la bifurcación ecológica). Luego disminuye antes de subir de nuevo hasta mediados de los años 1970. Desde la mitad de los años 1970, en seis países (Japón, Francia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, India), aparece claramente que la imposición a los ingresos más altos cae drásticamente. En Japón, pasa del 75% al 37% en 2005, antes de volver a aumentar. En Francia, los ingresos más altos, que tenían un tipo de alrededor del 70% a comienzos de los años 1980, llegaban a no más del 53% en 2020. En el Reino Unido, el tipo marginal de imposición a los mayores ingresos pasó de cerca del 100% a fines de los años 1970(¡!) al 40% a fines de los años 2000. La caída brusca del impuesto a los más ricos bajo Margaret Thatcher fue impresionante. La tendencia es próxima a la de Estados Unidos con una reducción del 92% a menos del 40% de ese tipo entre 1995 y 2020, particularmente bajo los efectos de las políticas de Ronald Reagan. La India, único país del Sur Global de este gráfico, sigue una tendencia próxima a la del Reino Unido y a la de Estados Unidos.
Este retroceso del Estado acrecienta el endeudamiento privado, ya que las personas que antes tenían ayudas del el Estado, deben compensar su retirada por el círculo vicioso del endeudamiento. En el Sur Global, el microcrédito —utilizado mayoritariamente por las mujeres— las hunde en círculos infernales con tipos de interés que pueden ir del 20 al 30%, y con presiones inadmisibles cuando las mujeres no pueden pagar. Promovidas por las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, las microfinanzas reinan, hasta el punto de que numerosas legislaciones nacionales (como en Sri Lanka) prohíben las prácticas de préstamos comunitarios solidarios, autorizando solamente el recurso a las instituciones de microcrédito.
En el Norte, las prestaciones de los Estados para los más pobres están a menudo compensadas por créditos al consumo que también hunde a la población en terribles espirales de endeudamiento.
La retirada del Estado, al aumentar el recurso al endeudamiento privado, produce el enriquecimiento de los capitalistas, de los prestamistas —que son los ricos— de los bancos, de los fondos de inversiones por medio del cobro de intereses. Se pasa progresivamente de un sistema donde el Estado redistribuía desde los más ricos a los ´más pobres por medio de prestaciones sociales y de la financiación de los servicios públicos, a un sistema donde las desigualdades están en crecimiento ya que enriquece a los más ricos y condena a las clases populares a pedir préstamos y a pagar esos intereses para poder vivir.
Ese retroceso del Estado exacerba unas enormes desigualdades. Concentración de capital, de interés, de acceso al empleo, hambre y extrema pobreza en el mundo: todas esas realidades que crecen brutalmente — o se reducen mucho más lentamente para los pobres— comparadas con el ritmo de enriquecimiento de los más ricos, no son aceptables en un mundo que produce tantas riquezas.
Maxime Perriot . CADTM Belgique