Centenas de activistas de por lo menos 22 estados de Brasil, estuvieron reunidos en Brasilia los días 5 y 6 de junio. Muchos viajaron 18, 30 y hasta 50 horas para participar en el Encuentro Nacional. Diversidad es la palabra justa para expresar el inmenso abanico de movimientos sociales, sectores populares, temas de debate y […]
Centenas de activistas de por lo menos 22 estados de Brasil, estuvieron reunidos en Brasilia los días 5 y 6 de junio. Muchos viajaron 18, 30 y hasta 50 horas para participar en el Encuentro Nacional. Diversidad es la palabra justa para expresar el inmenso abanico de movimientos sociales, sectores populares, temas de debate y sensibilidades socialistas y libertarias que estuvieron presentes.
El nombre elegido por el voto de los militantes (Partido Socialismo y Libertad-PSOL), es la expresión del sentimiento general: la voluntad de crear algo nuevo, no un autoproclamado «guía infalible», sino un camino de superación de la explotación y la opresión a la que está sujetos todos los participantes.
Además de los parlamentarios expulsados del PT a finales del año pasado -Heloísa Helena, Babá, Luciana Genro y Joao Fontes- representantes de la intelectualidad brasilera como Carlos Nelson Coutinho, Chico de Oliveira, Paulo Arantes, Ricardo Antunes, Leonardo Konder, y el ex- diputado Milton Temer, participaron de la mesa de apertura del evento. Las centenas de personas discutieron la propuesta del programa provisorio y del estatuto en grupos de debates cuyos informes fueron presentados en el plenario del día siguiente. A la noche, talleres con temas como juventud, sindical, mujeres, medio ambiente, anti-racismo y homosexualidad, iniciaron el debate programático y organizativo de estos sectores.
Marcado por la confluencia de diversas experiencias de la izquierda brasilera, muchos de los participantes son oriundos del PT y de otros partidos de izquierda. Una gran parcela de ellos volvió a encontrar una motivación para la militancia en esta fase de construcción del nuevo partido luego de años de apartamiento. La expresiva participación de sindicalistas, de jóvenes, y de luchadore del campo, sobre todo del MTL (Movimento Terra, Trabalho e Liberdade) reflejó el alcance social de este proyecto que recien da sus primeros pasos.
El nombre del partido, Partido Socialismo y Libertad, fue elegido entre casi dos decenas de opciones presentadas por el voto de los militantes después de una animadísima «disputa» entre las «torcidas». Luego del resultado, todos asumieron el nombre y aparecieron los cánticos y el «grito de guerra». También fue aprobado un estatuto y un programa provisorio, cuyos ejes fundamentales son la defensa del socialismo con democracia, el anti-imperialismo, la independencia política de los trabajadores, y el internacionalismo activo, además de una serie de banderas como la ruptura con el FMI y el No pago de la deuda externa.
Superar los nuevos desafíos, construir un partido de instancias participativas
El gran desafío del nuevo partido para los próximos meses es, exactamente, el de consolidar su real funcianamiento como partido participativo para todas y todos. La convergencia política existente entre los parlamentarios y las corrientes organizadas que iniciaron este proceso fue absolutamente fundamental para llegar hasta aquí. Y continuará siendo muy importante para la construcción de este proyecto. Sin embargo, si queremos proponer una alternativa creible para los trabajadores, tenemos que empeñarnos en superar la etapa en que este acuerdo (entre los parlamentarios y las corrientes organizadas) es lo determinante de la vida partidaria.
Se trata, ahora, de innaugurar otra etapa, en la que los nucleos de militantes y las intancias democraticamente electas serán la columna vertebral de la vida partidaria. Nuestro objetivo tiene que ir mucho más allá del positivo acuerdo entre las corrientes nacionales organizadas: tiene que ser el de crear los espacios para que cada militante decida la política, el programa, la estrategia del partido, esté vinculado o no a una de las corrientes que integran el nuevo partido.
Este desafío será tanto mayor en los próximos meses, porque será acompañado por la tarea de conseguir las miles de firmas (438.000) necesarias para legalizar al partido. De todas maneras, lo mejor de las luchas de la clase trabajadora en Brasil y en el mundo, muestra siempre que no hay dicotomía entre acción y reflexión, debate y organización. Al contrario, una cosa fortalece a la otra. El trabajo de constitución de los núcleos, por ejemplo, puede y debe estar vinculado con la organización de los militantes que van a buscar los apoyos necesarios.
El partido, en el período iniciado por el Encuentro Nacional de este fin de semana, continúa teniendo en su funcionamiento, un contenido de movimiento. Va a seguir tomando decisiones por consenso la mayor parte del tiempo. Eso, mientras tanto, no debería impedir la búsqueda de una actuación concreta, combativa y, en la medida de los posible, unitaria en las luchas sociales que ciertamente marcaran el próximo período, enfrentando al programa neoliberal del gobierno Lula.
Lo que nació en Brasilia no fue, con seguridad, un bálsamo pronto para todo los errores, insuficiencias y defectos que la izquierda brasilera acumuló en las últimas décadas. Pero debemos hacer todo para que sea una herramienta muy importante, para impulsar la lucha a partir de sus viejas y nuevas formas de auto-organización rumbo a la construcción de una sociedad libre, una sociedad socialista en Brasil y no sólo.
Río de Janeiro, 8 de junio 2004
* Militante del nuevo Partido Socialismo y Libertad. Miembro del Consejo de Redacción de Marxismo Revolucionario Atual.
Traducción de Correspondencia de Prensa