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Ecuador

Un quinquenio de resistencia contra el neoliberalismo

Fuentes: Opción

Hacer periodismo económico, a un año de la caída de Jamil Mahuad, cuando apareció OPCIÓN, no era encontrarse con una situación de estabilidad. Las aguas, después de la grave crisis financiera de 1999, no habían amainado, más bien tendían a agitarse nuevamente debido a la acción entreguista y corrupta del gobierno de Gustavo Noboa.

Mahuad, sin encontrar camino para salir de la grave catástrofe económica en la que se vio involucrado luego del congelamiento de los depósitos de los bancos y la posterior quiebra del sistema financiero, anunció como medida desesperada, el 9 de enero del 2000, la adopción del dólar como moneda oficial, lo cual no le salvó de la caída 12 días después, fruto de la lucha popular e indígena que ya se planteaba como perspectiva no solamente el derrocamiento del Presidente, sino un gobierno alternativo que lo reemplace.

La dolarización de la economía fue ratificada el 22 de enero de este año por el gobierno de su antiguo vicepresidente, Gustavo Noboa Bejarano, quien asumió el poder en el Ministerio de Defensa, luego de una maniobra que evitó que la «junta de salvación» que se había formado luego de la caída de Mahuad se consolide. Este mandatario impuesto por las Fuerzas Armadas hoy mantiene prisión domiciliaria por haber renegociado de forma irregular la deuda externa del país.

A partir de entonces, todas las medidas económicas trazadas por el FMI y el régimen iban en el camino de sostener la dolarización, aun a riesgo de afectar la producción nacional. Los precios perdieron toda relación con el pasado, se perdieron todos los referentes en los costos y se disparó un proceso especulativo que situó al Ecuador en el cuarto lugar del ranking de los países más caros del mundo. Si los productos, servicios y mercancías eran caros, también lo era el costo de la fuerza de trabajo, que hacía que los empresarios se vean imposibilitados de competir frente a mercancías producidas con mano de obra más barata, provenientes de los mercados más cercanos: Colombia y Perú, así como de los mercados estadounidense y chino. De esta forma comenzó una quiebra y fuga acelerada de empresas nacionales, aumentando el desempleo y fomentando la emigración.

Gustavo Noboa buscó sostenerse en el poder siguiendo al pie de la letra las imposiciones del FMI. Y dos años más tarde, luego de traicionar un proyecto político patriótico, que involucraba a las principales fuerzas políticas del espectro popular, Lucio Gutiérrez continuó en la senda del entreguismo neoliberal, declarándose incluso, más abiertamente, como el mejor aliado de los Estados Unidos.

El ajuste neoliberal en estos cinco años

El Ecuador es un país que se ha retrasado frente a los demás en lo que se refiere a privatizaciones porque, en primer lugar, el Estado nunca tuvo demasiadas empresas; tenía inversiones y se hacía cargo de empresas quebradas del sector privado, el mismo que nunca mostró eficiencia, sino que se acostumbró a vivir de los subsidios del Estado. En segundo lugar, porque la lucha de los pueblos del Ecuador ha sido intensa en función de defender las empresas estratégicas: así lo hicieron en el gobierno de Sixto Durán Ballén, por ejemplo, cuando se intentó, a través de consulta popular, privatizar la seguridad social, el petróleo y la electricidad. Los neoliberales recuerdan hasta hoy la contundente derrota de la consulta de Sixto que contaba con un apoyo unificado de la derecha y los grupos de poder económico con todo su arsenal de medios de comunicación. Así lo hicieron también durante el gobierno de Noboa. Ricardo Noboa, hermano del Presidente de la República, trató por todos los medios posibles de privatizar las empresas eléctricas, pero luego de sus continuos fracasos, por la lucha de los trabajadores y los pueblos, tuvo que retirarse no solo del CONAM, sino del escenario político a, según dijo, escribir sus memorias de cómo se frustraron sus aspiraciones.

Es que el sector eléctrico y petrolero han estado siempre en la mira de los privatizadores. Hasta estos días se registran nuevos intentos de adecuar las condiciones para la privatización de las empresas eléctricas. El gobierno de Alfredo Palacio intentó sacar a venta las acciones de las distribuidoras eléctricas en la bolsa de valores, sin previa licitación, como establecen las leyes. Y como esto fue descubierto a tiempo, ahora han vuelto sobre la idea de la concesión de la administración a empresas privadas, como paso previo a su venta definitiva.

En el tema petrolero, la respuesta de los pueblos también ha sido contundente. En el 2005 se produjo una de las acciones más importantes de la historia en cuanto a la defensa de los recursos naturales. El paro biprovincial de Sucumbíos y Orellana enfrentó a las transnacionales petroleras y al gobierno y les arrancó el compromiso de atención a estas postergadas provincias con obras de infraestructura básica y para la salud. La Asamblea biprovincial se mantiene como un referente organizativo del país de nuestros días.

Como parte de esta corriente de defensa de la soberanía, en el mes de noviembre del 2005 varios sectores acudieron a la conformación de lo que hoy es el Frente Patriótico por la Nacionalización del Petróleo, que se propone como banderas de lucha no solo la expulsión de la compañía petrolera Occidental por incumplimiento del contrato y afectación a los intereses nacionales, sino también trabajar para que el Estado se haga cargo de la operación de esos campos, así como para la revisión de los demás contratos con las otras compañías que operan en el país, y luchar para recuperar para los ecuatorianos este recurso que por tanto tiempo ha sido usurpado por las transnacionales.

Ahora es el TLC

El traidor gobierno de Lucio Gutiérrez se convirtió en uno de los más obsecuentes vasallos del imperialismo y sus transnacionales. En su gobierno se dio inicio a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, que busca sellar este período de intensos esfuerzos por asimilar al Ecuador al esquema neoliberal. Aunque el escenario es adverso para el imperialismo por la oposición radical de los pueblos no solo de Ecuador sino de América Latina en general a este tipo de procesos de absorción económica, el gobierno de Alfredo Palacio ha tratado de sostener las negociaciones y busca concretar la firma del TLC. De llegar a firmarse sería el más duro golpe que en materia de soberanía económica sufra el país, por ello la movilización popular se propone a éste como un objetivo fundamental de lucha en este año 2006.

Este quinquenio ha sido de fuertes presiones del imperialismo y la oligarquía por imponer a rajatabla el neoliberalismo en el país, pero le ha correspondido una fuerte oposición popular que no solo rechaza estas medidas, sino que propone nuevas visiones de desarrollo soberano para el Ecuador.