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La era Chávez

Un repaso a la revolución venezolana

Fuentes: Rebelión

Octubre de 2012 Venezuela. Fueron las últimas elecciones que ganó el presidente Hugo Chávez. El decimoséptimo proceso electoral convocado desde la llegada del comandante venezolano en 1999 y las de mayor participación hasta la fecha con un 81%. El triunfo fue incuestionable y los resultados aceptados y reconocidos por la gran mayoría de la población […]


Octubre de 2012 Venezuela. Fueron las últimas elecciones que ganó el presidente Hugo Chávez. El decimoséptimo proceso electoral convocado desde la llegada del comandante venezolano en 1999 y las de mayor participación hasta la fecha con un 81%. El triunfo fue incuestionable y los resultados aceptados y reconocidos por la gran mayoría de la población sin embargo el chavismo no logró en esta ocasión una mayoría absoluta y algunos grupos minoritarios de la oposición en comandilla con las empresas de comunicación para fomentar la polarización política cuando no el enfrentamiento dentro del país.

En este contexto tuvimos el privilegio de entrevistar al compañero venezolano Juan Carlos Pacheco para que nos contara de primera mano, como estaba afrontando el país el nuevo panorama político y para que nos diera además todo un repaso histórico sobre los años de la etapa chavista en Venezuela.

Siendo así, empezamos desde el principio, preguntándonos y haciendo memoria sobre qué ocurría antes de la llegada del comandante Chávez a la presidencia del país. «Fueron 40 años de oscuridad. La oscuridad de una democracia representativa que fue el legado que nos dejaron las dictaduras anteriores.» Con la constitución de 1961 se instaura un sistema bipartidista en el que dos partidos conservadores se irán turnando el gobierno. Se consensua el pacto de punto fijo que olvidará los desmanes de la dictadura y permitirá al mismo tiempo la persecución de todo lo que huela a izquierda. «Se consolida una sociedad en la que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.» A estos últimos se les invisibiliza sin pudor, violando de forma sistemática los derechos humanos de los llamados nadies. «Y es que el oficialismo de entonces sólo reconocía un tipo de sociedad y un tipo de persona. No existen los pobres, no hay indígenas, el venezolano es blanco y el que no lo es, es que no es venezolano.» Y por si acaso a alguien se le ocurría protestar, como a los movimientos guerrilleros surgidos en los 60 y 70, ahí aparecía el hermano mayor yanky para brindar todo su apoyo en la eliminación de estos grupos, como así fue.

Pero en 1998 Chávez llega al poder tras ganar las elecciones. «Después de su triunfo electoral, convoca por primera vez en la historia del país una Asamblea Constituyente con la intención de reelaborar una constitución que dé pie a comenzar un nuevo proyecto de país.» Se trata de una asamblea abierta en la que se convocan y están representadas todas las fuerzas políticas y sociales venezolanas. «Una vez elaborada la constitución, se llama de nuevo al pueblo a votación para que la ratifique y un 80% dice sí.» Tras votar la constitución, unas nuevas elecciones dan a Chávez la presidencia del país que entonces comienza a elaborar el proyecto revolucionario bolivariano.

«Se trata de un profundo cambio político y social que en primer técnico sustituye la democracia representativa por una democracia participativa.» La toma de decisiones se descentraliza y ya no reside únicamente en las cortes y el parlamento sino que a partir de ahora se escucharán la voz de las comunidades a través de los llamados Consejos Comunales. «Estos consejos se les conceden un status para generar proyectos de autogestión propios, cuyas decisiones serán vinculantes y que el gobierno debe avalar a través de sus ayuntamientos y gobernaciones

Los Consejos Comunales funcionan en barrios y pueblos y pueden exigir la rendición de cuentas a sus ayuntamientos, destinar presupuestos a proyectos aprobados en sus asambleas. Se estructuran de abajo a arriba por medio de asambleas generadas que agrupan las asambleas locales. «Este cambio revolucionario no es idílico y tiene también sus fallos y dificultades como casos de corrupción, alcaldes y gobernadores que se niegan a reconocer las decisiones de las asambleas o políticas que actúan de forma partidista.»

Otro de los cambios que puso en marcha la revolución bolivariana es el de las misiones sociales. Se trata de un conjunto de políticas sociales en materia de educación, salud, vivienda, servicios sociales, destinadas a las comunidades históricamente más desfavorecidas como indígenas, campesinos, ancianos o discapacitados.

Juan Carlos nos pone el ejemplo de la misión Robinson en la que participó activamente en 2005. «Un proyecto se alfabetización destinado a menores de 16 años y mayores sin estudios que logró que Venezuela fuera declarado por la ONU como territorio libre de analfabetismo.» El proyecto suponía también un cambio de sistema educativo tradicional. «No hay exámenes, sino una co-evaluación entre los propios alumnos y entre alumnos y profesores

El cambio social impulsado por el gobierno chavista contribuye a la visualización de los movimientos indígenas que pasan a convertirse en actores sociales de pleno derecho reconocidos tanto por el gobierno como por la sociedad.

La política económica también se transforma, aunque la dependencia del petróleo se mantiene, comienzan a existir relaciones comerciales con los países del sur del continente, rompiendo así con la exclusiva que existía antes con los EEUU. «En este sentido se crea ALBA que promueve la relación de los pueblos bolivarianos en el resto del continente, no sólo en lo económico sino también en relación a lo político. Y a través de UNASUR la política exterior se vuelca en las relaciones con América Latina y varios países africanos en una apuesta por la búsqueda de la multiculturalidad.»

Sin embargo las dificultades y los ataques al gobierno de Chávez han sido constantes. Juan Carlos nos hace memoria para situarnos en el golpe de estado de abril de 2002. Entonces un grupo de militares se rebela en una confabulación orquestada por las élites venezolanas, los medios de comunicación y el apoyo de gobiernos extranjeros como EEUU y España con el fin de secuestrar a Chávez. «El presidente es retenido en un fuerte militar y la oposición se hace con el gobierno de forma ilegal y antidemocrática.» El pretexto es el falso video de Puente Laguno.

Las imágenes muestran a un grupo de pistoleros supuestamente asociados al gobierno, que desde el puente disparan contra una manifestación de opositores a Chávez. Es la legitimación para acabar con el gobierno. El video se lanza de inmediato a la comunidad internacional para avalar el cambio de gobierno. «La oposición toma el poder y declara el estado de excepción al tiempo que comienza una cacería de brujas contra los políticos de izquierda. Pero la gente rechaza este giro de forma inmediata.» Aquí toman un papel fundamental los medios comunitarios, especialmente Radio Bemba y Radio Perola que denuncian el golpe de estado desde el principio y llaman al pueblo a protestar. «Durante tres días la gente toma las calles para revertir el golpe marchando hacia el Palacio de Miraflores y al cuartel donde permanece secuestrado el presidente.» Las ONGs y los movimientos sociales denuncian a la ONU que se está cometiendo un golpe de estado en Venezuela. Mientras los medios de masas emiten películas y telenovelas sin hacerse eco de lo que ocurre en las calles. La labor de los medios comunitarios resulta fundamental para que el golpe no triunfe. «En un contexto donde todavía no existe internet de manera masiva (2002), las radios comunitarios son la voz del pueblo asumiendo un papel cuya importancia nunca ha sido suficientemente reconocida por el gobierno chavista.» Finalmente el golpe fracasa y Chávez vuelve al poder.

Todavía se tardará un año para que la Fiscalía General del Estado pueda demostrar con la ayuda de otros vídeos de cámaras de vigilancia, como los incidentes d Puente Laguno fueron manipulados. «Nunca se disparó contra opositores al gobierno porque no había ninguna manifestación.» El enfrentamiento fue entre pistoleros y la policía metropolitana de Caracas, famosa por sus métodos represivos y su sistemática violación de derechos humanos. Por su parte el tribunal Superior de Justicia de Venezuela sentenció a los medios por actuar en contra de la libertad de expresión en un momento clave que afectaba a todo el pueblo venezolano. «Mientras los periodistas que realizaron el montaje audiovisual y lo lanzaron a las agencias internacionales de comunicación, fueron premiados en España con el Premio Príncipe de Asturias

Chávez había llegado al poder siendo comandante y el golpe puso de manifiesto que no todo el ejército estaba de su parte. Los militares que conspiraron contra el gobierno y la constitución fueron expulsados del ejército, aunque Chávez en pos de la paz social, decretó una amnistía para aquellos militares y políticos que no cometieron delitos de sangre durante el golpe.

Sin embargo poco después surge una nueva confabulación para derribar a Chávez y poner fin al proceso bolivariano. Esta vez se sigue una estrategia más sutil, más macabra, conocida como el paro petrolero. Tras el fallido golpe de estado y el fracaso de intentar llegar al poder mediante la fuerza, se prueba ahora un ejercicio de violencia estructural. «Se trata de generar la asfixia del gobierno y del estado poco a poco, gota a gota, provocando el sufrimiento del pueblo en una trama casi imperceptible. El método es llevar a cabo una huelga indefinida en la industria petrolera, principal sustento del país.»

En un principio la Confederación de Trabajadores de Venezuela organiza una huelga a la que más tarde se une el sector petrolero. La cúpula empresarial paraliza así la producción de crudo colapsando la economía del país. La patronal se une también poco después. Ninguno aporta reivindicaciones ni motivos claros. «La idea es alimentar la polarización social, provocar el desgaste y el desequilibrio del gobierno, sin necesidad del ejército ni la oposición sino empujando al pueblo a acabar con el chavismo por pura asfixia, por pura necesidad.» Un plan totalmente siniestro.

Entre finales de 2002 y principios de 2003, el país vive 4 meses de carencias a todos los niveles. Las farmacias cierran porque no tienen medicinas, escasean los alimentos más básicos como el aceite o la harina porque el trasporte se paraliza. «Hay colas de hasta 15 horas para repostar combustible y no se permite llenar el depósito. La escasez dispara la especulación y el aumento desorbitado de los precios, resultando más desfavorecidos los que nada tienen.» Los medios de masas hacen una cobertura exhaustiva de la huelga.

Ante las protestas cada vez mayores y la situación de necesidad, el gobierno tuvo que reaccionar buscando medidas para acabar con la huelga. «Se entendió la fragilidad de un estado que depende en gran medida del sector privado y se reformaron leyes para obligar a las empresas a detener la huelga cuando ésta afectara directamente a la alimentación de la gente. Se buscaron también otras medidas legales para no parar la producción de productos básicos y el gobierno creó sus propias empresas estatales de alimentación.»

A partir de entonces comenzaron los procesos de nacionalización y expropiación de los sectores petroleros mediante indemnizaciones a las grandes empresas privadas. «Estas acciones son entendidas como una reivindicación y protección de los derechos del pueblo por encima de intereses privados, algo que también ha sucedido en países como Argentina, Bolivia o Ecuador.»

Los medios siguieron señalando a Chávez como un tirano en un país donde el 60% de los medios de comunicación están en manos privadas. Tras la probada implicación de las empresas de comunicación venezolanas en la confabulación del golpe de estado de 2002, en 2004 el gobierno pone en marcha la ley de Responsabilidad Social de medios de comunicación. Esta ley procura un comité de usuarios que discuten la situación y el funcionamiento de los grandes medios. «Desde este comité pueden surgir reclamaciones vinculantes que exijan o denuncien a los medios por manipulación o parcialidad informativa. Tiene también la intención de abrir procesos de democratización en las comunicaciones, así como la regulación de la publicidad o la inclusión de una mayor pluralidad informativa y de contenidos educativos.» La participación ciudadana es otra de las metas que se persiguen para que las propias comunidades puedan exigir sus espacios y también cómo quieren ser mostrados en los medios.

Se trata de una ley compleja que los grandes medios no cumplen y utilizan para criticarla como un atentado contra la libertad de expresión. «Las sanciones por incumplimiento pueden ser muy elevadas y las multas contra estos medios privados van a parar a los fondos para la producción de material público, lo que obviamente despierta suspicacias.»

Nuestro compañero Juan Carlos vive con intensidad la realidad política y social de su país, tanto a nivel profesional como personal. Oriundo de San Cristóbal, en la frontera con Colombia, conoce bien el factor de la violencia que tiene el país. «La violencia es un germen que viene de un proceso socio-histórico muy largo. Tenemos la mayor tasa por homicidios del continente, siendo la cuarta más alta del mundo, y no sólo de asesinatos sino también de amenazas y persecuciones.» En las cárceles la violencia es la que rige, comandada por mafias tanto dentro como fuera de prisión, en un entramado que involucra funcionarios, reclusos y políticos. Sin embargo, «aunque siempre se asocia la violencia a la desigualdad y la pobreza, nuestro país es el tercero menos desigual del continente por lo que hay algo que no cuadra. Hay que hacerse preguntas; es algo arraigado socialmente en nuestra forma de relacionarnos y de resolver nuestros conflictos? Es una forma de negocio para las mafias que controlan los barrios y el crimen organizado? Hay que reflexionar sobre todo esto, hacer un esfuerzo a nivel colectivo y no sólo demandar al gobierno soluciones. Tenemos que afrontar los problemas y al menos ser capaces de que la violencia disminuya.»

El gobierno ha planteado varias medidas pero ha fallado y se ha dado cuenta de que hay lugares donde no llega la ley. Por ejemplo en la frontera. «Allí existen grupos armados que imponen su voluntad mediante la fuerza y el ejército no ha sido capaz de poner solución a este problema.» También los ecos del conflicto colombiano repercuten en la zona, donde paramilitares y guerrilleros utilizan el territorio como punto de descanso en de conflicto armado. Y por si fuera poco, grupos venezolanos que de forma lamentable utilizan el nombre del proceso revolucionario para extorsionar y enriquecerse, no sólo en la frontera sino también en Caracas.

Para despedirse Juan dedica una «Canción mansa para un pueblo bravo» y concluye reflexionando sobre el futuro y la necesidad que tiene la sociedad venezolana de profundizar para rectificar los problemas de su país, de ir más allá de los personalismos, consciente de que hay mucha gente capaz que sabrá dar el callo, «ser capaces de mirarnos y evaluarnos para poder apoyarnos los unos a los otros y seguir adelante con nuestros procesos como sociedad

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