El 32% de ancianos hispanos sufre ‘inseguridad alimenticia’ en la ciudad de Nueva York, de acuerdo a un estudio difundido esta semana. ‘El hambre duele’, una encuesta financiada por el Concejo Municipal, encontró niveles significativos de hambre entre las personas de la tercera edad, siendo los hispanos y negros (33%) más afectados que los blancos […]
El 32% de ancianos hispanos sufre ‘inseguridad alimenticia’ en la ciudad de Nueva York, de acuerdo a un estudio difundido esta semana.
‘El hambre duele’, una encuesta financiada por el Concejo Municipal, encontró niveles significativos de hambre entre las personas de la tercera edad, siendo los hispanos y negros (33%) más afectados que los blancos (17%).
El segmento de ancianos entre los 60 y 64 años reportó el nivel más alto de ‘inseguridad alimenticia’, condición que comprende desde preocuparse por comprar comida hasta sufrir hambre, causada generalmente por la falta de recursos económicos.
‘No estamos satisfechos con los resultados del estudio. Debemos hacer más por asistirlos’, expresó la presidenta del Concejo Municipal, Christine Quinn. La encuesta también halló que los programas de comida son inadecuados para la necesidad existente y que los ancianos elegibles no están aprovechando los cupones de comida.
‘El estudio confirma lo que muchos sospechábamos: nuestros ancianos necesitan servicios constantes y completos para sobrevivir día tras día’, dijo la concejal María del Carmen Arroyo, presidenta del Comité de Servicios para Ancianos.
Algunos factores que agravan la situación del hambre entre las personas de la tercera edad son la inhabilidad de ir de compras o cocinar, y en el caso de los hispanos, la barrera del idioma para obtener servicios como cupones de alimentos o comidas a domicilio.
‘El problema es la calidad y la cantidad de comida que puedo comprar. Cuando voy al supermercado, tengo que pensar qué es lo que realmente necesito, porque a veces sólo puedo comprar las cosas que están en oferta, que por lo general no son nutritivas’, señaló la cubana Ana Berroa, de 73 años, quien reside en East Harlem.
En la ciudad de Nueva York vive 1.3 millón de personas sobre la edad de 60 años, y se proyecta que esa población aumente 45% para el 2030. El ingreso promedio de los ancianos de la Gran Manzana es de 23,388 dólares, con el 20% viviendo bajo el nivel de pobreza, el doble del índice nacional.