Hugo Chávez completa hoy lunes una década en la presidencia de Venezuela, a las puertas de una consulta electoral que le posibilite gobernar otros 10 años para sostener la fundación de una nueva república, que proclama como socialista. «No quiero ni debo irme. Debo estar al frente del timón al menos otros 10 años más, […]
Hugo Chávez completa hoy lunes una década en la presidencia de Venezuela, a las puertas de una consulta electoral que le posibilite gobernar otros 10 años para sostener la fundación de una nueva república, que proclama como socialista.
«No quiero ni debo irme. Debo estar al frente del timón al menos otros 10 años más, y después, Dios decidirá», dice en su campaña el mandatario de 54 años, elegido por primera vez el 6 de diciembre de 1998, con 56 por ciento de los votos válidos.
Cuando asumió el 2 de febrero de 1999, Chávez juró «sobre esta Constitución moribunda (de 1961) cumplir las transformaciones democráticas necesarias para que la república tenga una nueva, adecuada a los nuevos tiempos».
Desde entonces hubo inéditos referendos, una constituyente y una nueva Constitución, se desmoronaron los partidos tradicionales, se iniciaron reformas económicas y políticas; empresarios y militares apelaron al golpe de Estado, una huelga petrolera e industrial de dos meses asoló el país y los venezolanos se escindieron entre chavistas y antichavistas.
Académica de reconocido equilibrio entre esos bandos, la historiadora Margarita López, expone como primer logro de la década el proceso constituyente, que «incorporó aspiraciones de los sectores excluidos y pobres, que luchaban desde la protesta callejera por la inclusión de lo que reivindicaban como derechos sociales, económicos y civiles».
En la acera opositora, el ex líder socialista Teodoro Petkoff dijo que «lo positivo de Chávez es que logró mostrar y convertir el tema de la pobreza, marginado durante décadas, en la prioridad de la sociedad venezolana».
Entre lo negativo, Petkoff asevera que Chávez, quien intentó un golpe de Estado cuando era teniente coronel, en 1992, «no llegó a la presidencia montado en un tanque sino con los votos, pero ha involucionado hacia el autoritarismo y la autocracia».
López dijo que «el pueblo como sujeto político renació en el discurso de Chávez, y hubo una ampliación de la ciudadanía con el reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos indígenas y de los grupos afrodescendientes».
Otros logros que apunta la historiadora son el mayor acceso del pueblo a la renta petrolera, principalmente mediante las misiones sociales -programas de salud, alfabetización, educación y alimentación- y los esfuerzos hacia la integración latinoamericana.
Chávez participó con desgano en la Comunidad Andina de Naciones (sociedad con Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) y luego se retiró; busca ingresar plenamente al Mercado Común del Sur (Mercosur, de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), apoya la Unión de Naciones Sudamericanas y fustiga a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
También ha creado nuevas formas de cooperación con vecinos económicamente más débiles, como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Bolivia, Cuba, Dominica Honduras, Nicaragua y Venezuela) y Petrocaribe, que entrega combustible a 18 estados de esa subregión con financiamiento de la mitad de la factura en términos muy blandos.
Como vulnerabilidades de su modelo, López menciona «la excesiva dependencia de un líder carismático; la polarización política como estrategia del gobierno, que le impide ampliar sus bases de apoyo; la tendencia hacia un socialismo burocrático-autoritario, no democrático; y carencia de un modelo económico viable a mediano plazo».
La constitución de 1999 amplió de tres a cinco los poderes del Estado: legislativo, ejecutivo, judicial, electoral y moral (fiscalía, defensoría, contraloría), pero los avances del chavismo y el abandono de espacios por la oposición hicieron que en la práctica todo el poder nacional quedase en manos de seguidores del presidente.
El gobierno impulsó cooperativas como un mecanismo para distribuir renta y promueve la creación de «empresas de producción social» o «socialistas», pero el eje de su política económica ha sido un control férreo sobre la industria petrolera, sobre otras 10 de las mayores 15 empresas del país y sobre el Banco Central, emisor y de reserva.
Al presentar en enero un informe de su gestión en 2008, con apuntes sobre lo hecho en una década, Chávez mostró cifras que hacen diferencia: cuando asumió el crudo se exportaba a ocho dólares por barril (de 159 litros) y el año pasado se vendió a más de 80.
Las reservas internacionales pasaron de 15 mil a 43 mil millones de dólares, y el producto interno bruto, después del bajón asociado a la crisis política de 2002 y 2003 -los años del golpe de Estado y la huelga petrolera- ha subido de manera continua durante 20 trimestres.
El mandatario recordó que con la «revolución agraria» se recuperaron más de dos millones de hectáreas de manos de latifundistas, y en la década el desempleo abierto bajó de 15 a 7 por ciento, y los hogares pobres de 44 a 29 por ciento en los 10 años.
«El índice de Gini, que mide la desigualdad social (uno es alta y cero es baja) pasó de 0.49 a 0.42, mejor que el de otros países de la región», como Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y México, dijo el presidente con cifras del gubernamental Instituto de Estadísticas.
En cuanto a las misiones sociales, los números de Chávez dan cuenta de 1.6 millones de alfabetizados, un millón de adultos que acudieron a cursar la enseñanza primaria y medio millón la secundaria, en tanto los estudiantes de educación superior pasaron de 27 a 78 por cada mil habitantes.
Barrio Adentro, un programa de salud básica que emplea a más de 20 mil médicos y paramédicos cubanos, ha atendido al menos una vez a 24.8 millones de personas en este país de 27.9 millones de habitantes, con millones de consultas y exámenes de laboratorio, así como decenas de miles de intervenciones quirúrgicas.
La red oficial de venta de alimentos con precios subsidiados ha atendido a más de 16 millones de personas, según cifras del gobierno, aunque a cambio de una mayor dependencia de las importaciones, origen de dos de cada tres cucharadas de comida que un venezolano lleva a su boca.
Pero economistas como José Guerra, ex director de estudios económicos del Banco Central, pinchan el globo de cifras que exhibe el gobierno: «Chávez ha dispuesto de recursos superiores a 800 mil millones de dólares», dijo.
«En 10 años ha tenido más dinero que un siglo de gobiernos precedentes. Son recursos enormes para un país de 27 millones de habitantes, con los que se han podido encarar y resolver problemas estructurales, pero eso no se ha hecho», aseveró Guerra.
Los analistas coinciden en que la perspectiva de un deterioro de la economía en el marco de la crisis global aceleró los planes de presentar la propuesta oficialista para enmendar la constitución, de modo que todos los funcionarios electos por el voto popular puedan presentarse nuevamente como candidatos cuantas veces quieran.
«No es por mí, es porque siento que debo estar aquí (en la presidencia) un poco más, otros 10 años», ha dicho Chávez, y en una de sus intervenciones se comparó con el pintor español Pablo Picasso. El genio del cubismo «cuando había pintado la mitad de su cuadro Guernica, no habría podido entregarle el pincel a otro para completar la obra», dijo.
El gobierno incluyó la «reelección indefinida» dentro de una amplia propuesta de reforma constitucional que el electorado rechazó por 51 a 49 por ciento de votos en 2007, la primera derrota del mandatario en una docena de consultas populares desde 1998.
Las reformas lo habrían facultado para cambiar el régimen económico del país, a fin de implantar un modelo socialista.
Si tiene éxito en el referendo sobre la enmienda previsto para este 15 de febrero, y si dentro de cuatro años fuese reelegido para gobernar el sexenio 2013-2019 (con lo que completaría 20 años en el poder) «volveremos a presentar esa reforma», a fin de hacer de Venezuela un país socialista, afirmó Chávez.
El líder ha logrado encarnar la propuesta de cambio radical desde que se puso a la cabeza de la cruenta sublevación militar de 1992, sobre todo al actuar como un comunicador sin parangón.
En 10 años Chávez ha hablado cerca de 200 mil minutos en unas mil 800 cadenas de radio y televisión, más 320 maratónicos programas dominicales (Aló, presidente) y centenares de declaraciones a la prensa en el país y el extranjero, por lo que debe haber empleado al menos 4 mil horas en la exposición pública de sus pareceres.
Respecto del futuro «pareciera que sólo en el largo plazo se podrá resolver la contradicción entre la mitad del país que apoya a Chávez y la otra mitad, que sistemáticamente lo rechaza «, dijo el sociólogo Tulio Hernández.
Sin embargo, el modelo chavista encuentra receptividad y soporte «en la psique de la sociedad venezolana, entrenada en el culto a un héroe, Simón Bolívar, y en la creencia en la providencialidad de los hombres», concluyó Hernández.