El desarrollo sostenible se ha convertido en tema de discusión en la actualidad, tomando mayor fuerza a raíz de las graves consecuencias que se han generado a causa de las actividades incontroladas de los seres humanos y que han terminado afectando negativamente nuestra existencia. Entre ellas, se ha de destacar la gestión irresponsable a nivel […]
El desarrollo sostenible se ha convertido en tema de discusión en la actualidad, tomando mayor fuerza a raíz de las graves consecuencias que se han generado a causa de las actividades incontroladas de los seres humanos y que han terminado afectando negativamente nuestra existencia. Entre ellas, se ha de destacar la gestión irresponsable a nivel financiero de Enron Corporation en el 2001, el escándalo sexual en que se vio involucrada Walmart en el 2001 y los más recientes desastres ambientales de la British Petroleum en el 2009 y el de Fukushima en 2011: representan solamente algunos de los muchos ejemplos de catástrofes con consecuencias devastadoras tanto a nivel medioambiental, como a nivel social.
Por esta razón, resulta fundamental programar un desarrollo que sea capaz de satisfacer las necesidades actuales de los ciudadanos, de respetar el medioambiente y que a su vez permita satisfacer las necesidades de las generaciones futuras. Por lo tanto, juegan un rol indispensable los Gobiernos, los ciudadanos y el mundo empresarial, que a través de sus actividades pueden favorecer o impedir el desarrollo de una sociedad sostenible. La ética y los valores de los directivos deben orientar las empresas hacia una gestión sostenible de sus actividades, donde el bienestar común también sea uno de los pilares de la empresa, y no solo se centren en la generación de beneficios económicos. Se tiene que tener claro, que el desarrollo económico no es el único determinante del progreso: el mero afán del lucro no necesariamente logra un mayor bienestar para nuestra sociedad.
Sin embargo, no es suficiente con que los directivos consideren los aspectos éticos dentro de su gestión, también es necesario que se transmita a toda la organización la necesidad de construir una empresa socialmente responsable. Por lo tanto, es de vital importancia, que la responsabilidad social no sea simplemente una acción de marketing para limpiar la imagen de una empresa, sino que represente la guía maestra para alcanzar los objetivos estratégicos, que se inspiren en valores éticos y morales.
Ser socialmente responsable es rentable: las empresas pueden verse beneficiadas por el mercado al integrar aspectos de responsabilidad social en sus estrategias corporativas, puesto que de esta manera es posible generar nuevos elementos de diferenciación con respeto a sus competidores, y obtener una ventaja competitiva duradera, ya que se funda sobre aspectos únicos e inimitables como la reputación. Por lo tanto, la Responsabilidad Social Empresarial resulta ser un actor imprescindible, capaz de conllevar al éxito o al fracaso de una entera organización. Al mismo tiempo, se tienen que educar las generaciones futuras sobre los valores éticos y morales, en los cuales se basa la Responsabilidad Social, ya que ellas poseen las llaves de un cambio sostenible de nuestra sociedad.