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Unión Europea, Mercosur y Alba

Fuentes: Rebelión

1. Introducción. Cuando los franceses votaron por el «NO» a la Constitución de la Unión Europea, mostraron que la ciudadanía era más sabia que el gobierno. Para comprender a quienes no aceptaron es necesario sólo agudizar el espíritu crítico. Los gobernantes asumen compromisos, la ciudadanía es más libre aunque esté más desvalida. En Francia hubo […]

1. Introducción. Cuando los franceses votaron por el «NO» a la Constitución de la Unión Europea, mostraron que la ciudadanía era más sabia que el gobierno. Para comprender a quienes no aceptaron es necesario sólo agudizar el espíritu crítico. Los gobernantes asumen compromisos, la ciudadanía es más libre aunque esté más desvalida. En Francia hubo información, hubo movimientos para que el pueblo se informase convenientemente. Con solo indagar sin demasiados detalles, comprenderemos que los ciudadanos comprobaron fácilmente que la Constitución propuesta era fundamentalmente una institucionalización de las políticas neoliberales que hace más de 20 años que golpean a los pueblos.

2. ¿Qué es el neoliberalismo? Existen varias descripciones conceptualmente claras sobre lo qué es el neoliberalismo (1). Las dos que figuran como referencia, son a mi modesto entender brillantes. Para seguir adelante y no desmoralizar a los que no desean consultar referencias, podemos decir sin equivocarnos por lo sucinto que el neoliberalimo es la vuelta al capitalismo liberal salvaje que dominaba al mundo hasta que el Estado de Bienestar se instalase en Europa y el New Deal en los Estados Unidos, todo ello con algunos agravantes para los que sí remitimos a las referencias. La característica fundamental del capitalismo salvaje es dar todo el poder al mercado y evitar toda intervención (mercados autorregulados). El poder económico predomina sobre el poder político.

3. Los todopoderosos mercados. Dando a los mercados el dominio total de las relaciones económicas, su acción insensible y despiadada es calificada como justa y conveniente para todos (rémora de la «mano mágica» de Adam Smith). Mercado implica competencia y desregulación implica todos contra todos, que con el libre comercio nos lleva a todos contra todos a nivel mundial. El resultado es obvio, tal como en el box si sacamos las categorías los pesos pesados se harían con todas las coronas, en el plano económico los poderosos siempre ganan. Los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres se empobrecen llenando al mundo de indigentes y desesperados. Claro, los ricos protestan: ¡oh! la inseguridad y claman por más represión. Pero los ricos poluyen, los ricos agudizan el efecto invernadero, los ricos generan inseguridad no solo para ellos que están llenos de guardias personales sino para toda la ciudadanía. En fin, el neoliberalismo es una economía inventada para el beneficio de los poderosos y como vemos les está saliendo muy bien, salvo algunos efectos colaterales no deseados. Mucha gente dice que un poco de competencia es bueno, como yo podría decir que un poco de tortura es bueno. ¡No! Cuando la competencia es buena es cuando actúa como reguladora y cuando actúa como reguladora es porque no está regulada o sea es autorregulada, y cuando está autorregulada es como un campeonato de box sin categorías, en pocas palabras unos pocos se hacen de la mayor parte de la riqueza. Pero todas estas palabras y muchas otras también relevantes y muchas más radicales ya han sido dichas. Dejando de lado las críticas marxistas no por banales sino para evitarles a los críticos la tentación de descalificarlas por tendenciosas, rescatemos las de un gran intelectual injustamente olvidado. Se trata de Karl Polanyi (1886 – 1964), quién ya en 1944 publicó en los Estados Unidos su obra «La Gran Transformación» (3). Citemos solo una oración que resume el pensamiento y los estudios de Kart Polanyi: «Permitir al mecanismo del mercado ser el único director del destino humano y de su ambiente natural… resultaría en la demolición de la sociedad»

4. Los Mercados Comunes. La Unión Europea, si bien cambiando nombre, ya cumplirá 50 años en 2007, siempre sorprendió por su duración. En efecto, si se forma una empresa y los socios se ponen a competir entre ellos, es de esperar que pronto se funda. En pocas palabras sorprendió que durase tanto una unión basada en la competencia. Pero claro, hay algo más: el «animus societatis» está potenciado por la competencia norteamericana. Europa quiere ser la Europa fuente de cultura y de razón. Es por eso que duró tanto. Como diría un economista duró por la externalidades del modelo. Europa subsidia por ejemplo a España, la UE no es siempre todos contra todos. Pero en el fondo están ocultando la realidad. Si la competencia es la regla de fondo tarde o temprano surgirán las contradicciones. En realidad ya lo han hecho. Europa no puede ser una unión basada en la competencia. ¡Eso es un disparate! Solo la concertación puede llevar a una convivencia mutuamente estimulante. Todo el resto ¡es mentira! Kart Polanyi en 1944 ya anunció que la competencia es «contra natura», que lo natural es la cooperación.

5. El Mercosur. Nacido entre gallos y madrugada está entre nosotros el MERCOSUR. Políticamente muy útil. Institucionalmente de avanzada, es en realidad una mala copia de lo que es la UE. Tomando la experiencia de la UE que nos lleva años de ventaja y aún así está sumida en frecuentes crisis: ¡paremos señores de diseñar un mercado con las reglas del neoliberalismo! Payasada simiesca, con permanentes enfrentamientos entre Argentina y Brasil mientras los niños (Paraguay y Uruguay) -sin gozar del horario de protección al menor-, tienen que ver las peleas de los mayores, y espantados y desesperanzados esperan su propia ruina.

6. El ALBA anuncia un nuevo amanecer. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) viene a despejar estas concepciones y a dotar de un arma conceptual y de un arsenal de medidas prácticas a los países que pretenden construir una sociedad diferente al capitalismo neoliberal actual. Hay que partir de que la integración es una condición imprescindible para que los países de América Latina y el Caribe puedan aspirar al desarrollo. Pero no cualquier integración puede cumplir estos objetivos, sino una basada en la justicia, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Señores debemos integrarnos sin competir, sin arruinarnos. Debemos integrarnos ayudando cada país en lo que es mejor, no para hacer quebrar las empresas de su socio, sino para enseñarles. La base de la integración debe ser la concertación, nunca la competencia. La competencia -mostrando grandeza-, debe transformarse en cooperación. La concertación es la que debe regir nuestras relaciones fraternas, sin sensiblería barata, ¡con el corazón en la mano! Es muy difícil eliminar el espantoso sistema en el que vivimos. Dentro de las fronteras no puede eliminarse de un día para el otro la competencia. Seamos serios, eso implicaría planificación y patriotismo que no es fácil conseguir. Pero entre países hermanos, la relación sí puede reglarse. El poder político puede estar sobre el económico. Es claro las multinacionales -países ficticios, espurios y perversos-, lucharán contra eso, pero siempre hay posibilidades de reglar el comercio internacional y es mucho más factible que reglar la economía local, que hace tiempo que está manejada por la competencia.

Referencias: (1) Anderson, Perry. Historia y Lecciones del Neoliberalismo. www.deslinde.org.co/Dsl25/historia_y_lecciones.htm George, Susan. Breve Historia del Neoliberalismo. http://www.zmag.org/Spanish/0501geor.htm http://www.ugt.es/globalizacion/susan1.htm (2) Polanyi, Karl. La Gran Transformación. Fondo de Cultura Económica. México. 1992.

(*) Profesor Universitario.