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Uruguay, golpe al neoliberalismo

Fuentes: Rebelión

La victoria del candidato de la izquierda uruguaya, Tabaré Vázquez acaba de reafirmar que en América Latina el modelo conservador de libre comercio y excluyente de las grandes masas se agota, y se abren nuevos caminos hacia un desarrollo más humano para la región. La República de Uruguay, anteriormente denominada la Suiza de América por […]

La victoria del candidato de la izquierda uruguaya, Tabaré Vázquez acaba de reafirmar que en América Latina el modelo conservador de libre comercio y excluyente de las grandes masas se agota, y se abren nuevos caminos hacia un desarrollo más humano para la región.

La República de Uruguay, anteriormente denominada la Suiza de América por el poder adquisitivo y educacional de sus habitantes, beneficiados por bondadosos proyectos sociales y una alta productividad económica, cayó en un vertiginoso abismo tras aplicarse en el país políticas neoliberales por los distintos regímenes de turno.

Con una superficie de 176 215 kilómetros cuadrados y 3 millones 500 000 habitantes, Uruguay cuenta con un Producto Interno Bruto de 18 800 millones de dólares y sus principales exportaciones son, carne, arroz, cueros y lana.

Estos años de políticas signadas por organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, dirigidos desde Estados Unidos, han dejado al país en un verdadero desastre social con altos niveles de desempleo, aumento de la pobreza, desatención de la educación y la salud pública, mientras se enriquecieron empresas transnacionales y sectores de la burguesía nacional.

Aunque los índices oficiales indican que desde 1999, cuando tomó posesión del cargo el presidente Jorge Batlle, la cifra de desocupación se elevó de 137 000 a 166 500, datos de organizaciones de izquierda e independientes aseguran que la cantidad sobrepasa los 500 000, además de bajar la calidad de los puestos de trabajo.

El Instituto Nacional de Estadística reveló recientemente que la falta de empleo y la profunda recesión que se vive en la nación sudamericana incidió en la enorme elevación de la pobreza, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres. Entre 1999 y 2003 la índice se duplicó de 408.120 a 849.100 personas.

El 33 % de los habitantes de las áreas urbanas de este país son considerados pobres y por primera vez en toda su historia se pueden ver por sus calles personas pidiendo limosna, buscando rastrojos de comida en los latones y durmiendo a la intemperie.

A esto se suma que el 54 % de los niños uruguayos nacen en hogares pobres, mientras que el 10 % de los menores de un año y el 16 % de los infantes de dos años están desnutridos.

Por si esto fuera poco, la violenta crisis económica provocó un éxodo masivo y en la actualidad se estima que un millón 500 000 uruguayos viven en el exterior, muchos de ellos con elevado nivel cultural.

La deuda externa equivale al 114 % del PIB (5.3 veces los ingresos anuales del Estado) y en el 2002 hubo una fuga enorme de los depósitos bancarios que dejó al país al borde de la bancarrota.

En sus primeras declaraciones tras el triunfo electoral, Tabaré Vázquez ha indicado que hay que hacer muchas cosas y se necesitan grandes esfuerzos para restablecer la seguridad social a la población, elevar los puestos de trabajo, la productividad, y que la educación, la salud y el derecho a la vida vuelva a ser beneficio del pueblo.

Resulta innegable que si la victoria del representante de la Coalición de izquierdas Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría ha sido importante para Uruguay, también lo será para echarle un poco más de tierra a la pretensión estadounidense de crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Los países que integran el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, tenían floja la cuarta pata de la mesa, en este caso Montevideo, porque su actual presidente Batlle, apoya más las orientaciones y propuestas procedentes de Washington que las surgidas en esa organización.

La última reunión del grupo efectuada el pasado mes de julio resultó un significativo avance en las ansias de integración regional y una fuerte estocada en el pecho, a las pretensiones norteamericanas de establecer en el 2005 el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

En ese cónclave participaron, además los presidentes Ricardo Lagos, de Chile y Carlos Mesa, de Bolivia, miembros asociados del MERCOSUR; Hugo Chávez, de Venezuela, cuyo país también obtuvo el estatus de los dos anteriores, y Vicente Fox, de México.

Desde la llegada al poder de Luiz Inacio Lula da Silva, en Brasil y de Néstor Kirchner a la Argentina, el MERCOSUR volvió a renacer, y ha tomado vertiginosa fuerza con la anunciada participación del presidente Hugo Chávez por Venezuela y la victoria de Tabaré en Uruguay.

Erosionado completamente para sus pretensiones el frente de América del Sur, Estados Unidos presionará ahora a algunos países andinos y a los Centroamericanos para firmar convenios bilaterales de libre comercio y tendrá que olvidarse por el momento de concretar el ALCA para enero del 2005 como tenía previsto.

En sus primeras declaraciones públicas el electo presidente uruguayo señaló que trabajará por el verdadero desarrollo económico y social nacional y por la integración regional como forma de enfrentar los retos que los pueblos de América Latina tienen por delante.

Con Tabaré Vázquez se refuerza la unidad hemisférica en la lucha contra el neocolonialismo económico que intenta imponer Estados Unidos en la región y es una prueba fehaciente del total fracaso de las recetas neoliberales impuestas a esos países durante las dos últimas décadas.