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¡Váyanse al carajo! Esto se anima

Fuentes: Rebelión

Hugo Chávez es de los pocos que estimula este mundo de mediocridad, aburrimiento, seguidismo y resignación. Cómo me divierto con el penúltimo cabreo de los medios de comunicación por sus bravatas. Podremos estar de acuerdo o no con ellas, o más o menos de acuerdo con su lenguaje, pero le mete vidilla a esta dictadura […]

Hugo Chávez es de los pocos que estimula este mundo de mediocridad, aburrimiento, seguidismo y resignación. Cómo me divierto con el penúltimo cabreo de los medios de comunicación por sus bravatas. Podremos estar de acuerdo o no con ellas, o más o menos de acuerdo con su lenguaje, pero le mete vidilla a esta dictadura democrática en la que sobrevivimos. ¿Quién no ha deseado alguna vez mandar al carajo a su jefe o a mucha gente? ¿Por qué no se hace? Porque tememos la represión, la represalia, la reprimenda, el aislamiento, la soledad. En eso se basa la llamada «espiral del silencio», en el miedo. Suelo hablarles a mis alumnos de la famosa teoría de la catarsis, aplicada a la comunicación. «Alguno de ustedes puede estar deseando pegarme una bofetada pero sabe que no queda bien ni está bonito cascarle al profesor. Entonces, no tienen más que proyectarse a través de las millones de bofetadas que ven en los medios de comunicación». Aún así, no estamos libres de una agresión, hay antecedentes.

Sin embargo, Chávez se ha permitido el lujo de mandar al carajo a los señoritos de siempre y, miren, estoy con él, le doy la razón porque en nombre del progreso, la democracia y la Ilustración no se pueden cometer las barbaridades que EEUU ha cometido en América Latina. Chávez les ha dicho a los yanquis que son unos mierdas y que se vayan al carajo. Y nos hemos rasgado las vestiduras. Los yanquis, en vez de decirle a alguien que se vaya al carajo, lo envían directamente, con y sin autorización internacional. Lo llevan haciendo desde hace décadas. Critican a los dictadores que ellos no han encumbrado, hablan de derechos humanos pero sus ciudadanos carecen del derecho a una atención médica digna; hablan de modernidad y de sociedad del conocimiento pero tienen en su suelo estados con pena de muerte, estados en los que se prohíbe enseñar a Darwin o preguntar en los exámenes cuestiones de evolucionismo; creen que el mundo comenzó en el siglo XVIII, cuando se fundaron los EEUU; cognitivamente, viven encerrados en ellos, no tenemos más que verlos por las calles, incluso Dan Brown vivió en Sevilla un tiempo, estudiando Historia del Arte, y escribió una novela, La fortaleza digital, en la que demuestra que no tiene ni puta idea de la ciudad en la que estuvo. Los yanquis le prohíben tener armas atómicas a sus enemigos porque dicen que son peligrosas para la seguridad mundial pero a la gente se la conoce por sus hechos y aquí los únicos que han lanzado dos bombas atómicas para matar de forma indiscriminada han sido los EEUU.

Algunos edificios que vemos en ese país imitan el estilo romano pero al menos el imperio romano asimilaba aspectos culturales de sus conquistados y las incorporaba a su acervo; nuestro imperio, al contrario, nos impone sus costumbres o las roba de otros lugares y las adapta para la venta. Estamos en manos de vendedores analfabetos que han intentado comerciar hasta con el ADN humano. Lo malo es que cuentan con cómplices en Europa que no desean europeizar el mundo sino agringar Europa, por eso esta gentuza a la que Chávez ha mandado al carajo tiene derecho de pernada aquí y allá. Por eso y porque los cobija un enorme paraguas mediático cuyos efectos son fáciles de comprobar. Por ejemplo, ¿un niño español o europeo es un niño español o europeo según su aspecto, su mentalidad y su comportamiento? No, cada vez más es un niño gringo: viste como un gringo, compite y comercia con casi todo, es agresivo en una medida alta o extrema, a veces,  y se siente un «fracasado» a las primeras de cambio. Desde luego, esos EEUU oficiales, visibles, a los que Chávez ha enviado al carajo, están muy bien enviados y eso no significa que no me acuerde de la gente que trabaja y vive allí tratando de lavar la imagen de un país que tiene patas arriba al planeta entero. Un general leal a Chávez me dijo en su despacho, en el mismo palacio presidencial de Caracas: «A mí me formaron en escuelas yanquis diciéndome que todo lo que es bueno para EEUU es bueno para América pero ya he descubierto que suele ser bueno sólo para los propios EEUU». Fue cuando me di cuenta con claridad de que algo estaba cambiando profundamente en América Latina.

Chávez les ha dicho mierdas a los gringos porque tiene poder para hacerlo. Ya era hora, desde los años 60 y 70 no oía yo gritos así: «Con uno que ha dicho NO Roma ha temblado», dice Kirk Douglas en la película Espartaco, de Stanley Kubrick. Ya está bien: a primera vista, vencieron pero no convencieron y han llenado de porquería el mundo, mucho más que cuando estaba el demonio comunista. Han tenido demasiado tiempo (siglos) su oportunidad. Ya es hora de pensar en serio en clave hegeliana, marxista, leninista, nietzscheana, incluso moriniana. Aprender de los errores pero actuar ya, abandonar el eterno debate que le hace el juego a los de siempre y los legitima, ¿o es que aún no están claras las causas de «lo que pasa»? Nos han llenado de relatividad y papanatería con el pensamiento débil y posmoderno y llega un momento en que hay que echar mano de los resortes más contundentes que nos ofrece el lenguaje. Ahora, a atenerse a las consecuencias pero lo que está claro es que el equilibrio del terror, por desgracia, es lo que inquieta al gringo, porque en EEUU se vive así, bajo el equilibrio del terror, con armas en casa, con controles en las aduanas, con muros en las fronteras, dándole la vuelta al precepto jurídico básico: allí uno no es inocente mientras no se demuestre lo contrario, allí uno es sospechoso y culpable mientras no se demuestre lo contrario, nada más que entras en el país quedas fichado con foto incluida y huellas digitalizadas. Es por el terrorismo, claro, pero los demás no hacemos lo mismo con los visitantes gringos, será porque nuestra conciencia está más tranquila. Aún así, habrá que hacerlo porque quién sabe, somos conscientes de que terrorismos hay muchos…

Hasta ahora, en lugar de eso, dejamos aterrizar a sus aviones espía que, de forma oculta, llevan presos a Guantánamo. Y permitimos que coloquen un llamado escudo antimisiles en la UE, criticamos a Rusia antes que a EEUU y eso que Rusia ya es buena, ya es mercantil y es Europa. La URSS estaba rodeada de misiles occidentales pero casi estalla la tercera guerra mundial con la crisis de Cuba. Ahora, a Rusia la joden por aquí y por allá, se juega con un país que ha perdido la dignidad y que está gobernado por gente de dudosísima reputación pero que aún conserva un potencial militar y energético importantísimo. Claro que a la hora de la verdad nos tragamos nuestras palabras y seguimos comprándole petróleo y gas, los necesitamos para seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades y para alimentar nuestros caprichos. 

Desde 1991, sobre todo, con el nuevo orden mundial, queremos que todos piensen, actúen y vivan como nosotros, hay un neototalitarismo claro en torno al pensamiento hegemónico que impulsan las corrientes conservadoras y socialdemócratas apoyándose en sus medios de comunicación, como buenos voceros (unos y otros) del poder estructural. Ya era hora de que alguien levantara de nuevo la voz ante este atropello, alguien que tiene poder para hacerlo y que debe seguir incrementando ese poder pero, cuidado, mucho cuidado, me permito aconsejarle a los señores Chávez, Morales, etc., que no caigan en la tentación del nacionalismo indigenista excluyente porque no todo lo occidental ni lo estadounidense es negativo, hay aspectos que deben sintetizarse con aquellas culturas, se debe tender a una simbiosis porque, de no ser así, los apoyos que los citados dirigentes y otros mantienen hacia sus revoluciones se pueden diluir y ellos sabrán si esto es lo que desean, no me parece que les venga bien. En Occidente hemos ideado la barbarie y la civilización, elíjase lo mejor y únase a lo autóctono, a ver qué se puede extraer de esta nueva situación histórica.