Entre mayo y septiembre de 2005, 11 personas fueron muertas en operaciones que involucraron a los llamados caveirões (vehículos blindados). El carro blindado es un símbolo poderoso de las fallas de la política de seguridad pública de Río de Janeiro. «Tipifica el abordaje discriminatorio y agresivo de la policía en la crisis de seguridad pública […]
Carlos Henrique estaba yendo hacia su casa cuando la policía invadió la villa miseria Vila do João, en julio de 2005. De acuerdo con testigos, él recibió un tiro en la cabeza, disparado por el vehículo militar blindado popularmente conocido como caveirão, por tener una calavera (caveira) dibujada como símbolo. Carlos tenía 11 años de edad.
La campaña, organizada por Amnistía Internacional, Justicia Global, Red de Comunidades y Movimientos contra la Violencia y Centro de Defensa de Derechos Humanos de Petrópolis apela a la gobernadora del Estado de Río de Janeiro, Rosinha Garotinho, para que realice una profunda reforma de las políticas de seguridad de Río de Janeiro, especialmente en relación con las villas miserias. Específicamente, las ONGs están apelando a las autoridades del Estado para que cesen de usar los vehículos blindados para matar indiscriminadamente, intimidar a comunidades enteras, y realizar operaciones policiales violentas con uso excesivo de fuerza.
«El uso de la violencia para combatir la violencia es fundamentalmente contraproducente. No sólo lleva a la muerte trágica de transeúntes inocentes, sino que no resuelve los problemas de la creciente violencia criminal de Río de Janeiro», dijo Marcelo Freixo.
Los movimientos en defensa de los derechos humanos denuncian que el caveirão se convirtió en el flagelo de las villas miserias de Río. Pintados de negro, con el emblema de una calavera atravesada por una espada – el emblema de la fuerza policial de elite de Río, el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) – los vehículos blindados son temidos por los habitantes de las áreas donde operan y se han involucrado en una serie de abusos contra los derechos humanos.
Organizaciones locales de derechos humanos recibieron una serie de denuncias alarmantes de testigos oculares sobre caveirões entrando en comunidades y tirando al montón, hacia cualquier lado, al mismo tiempo que usan los altoparlantes para intimidar a la población.
«Al usar un vehículo que en forma agresiva e indiscriminada amenaza a comunidades enteras, las autoridades están usando el caveirão como herramienta de intimidación. La policía tiene el derecho legítimo de protegerse mientras trabaja. Pero también tiene el deber de proteger a las comunidades que está sirviendo,» dijo Tim Cahill, investigador de Amnesty International para Brasil.
Para la organización internacional, la estrategia general de la policía al lidiar con la crisis de seguridad en Río de Janeiro polarizó a su población y llevó a un colapso de confianza sobre a capacidad del estado para proteger a todos los ciudadanos de Río. La seguridad para todos jamás será obtenida a través de la violencia y de la intimidación. Una política inclusiva de seguridad pública, basada en el respeto de los derechos humanos, tiene que ser introducida sin demora. Sólo entonces terminará el ciclo de violencia en Río de Janeiro.
En octubre de 2004, Justicia Global lanzó el informe «Violencia Policial e Inseguridad Pública», que examina las causas fundamentales de la violencia en Río de Janeiro hoy. El informe llega a la conclusión de que la policía del Estado, efectivamente, «criminaliza a la pobreza», concentrando la violencia en las comunidades más vulnerables de la ciudad.
En diciembre de 2005, Amnistía Internacional lanzó su informe «Ellos llegan tirando – Actividad policial en las comunidades socialmente excluidas de Brasil», que coloca a los abusos contra los derechos humanos en el contexto de la negligencia del estado y de la exclusión social. Personas de todo el mundo – desde Mongolia a Noruega, desde la India a Chile – van a unirse con las ONGs locales para hacer campaña contra el uso del caveirão en las villas miserias de Río de Janeiro.
Según el informe de Amnistía, debido a la creciente pobreza y vulnerabilidad de las comunidades de las villas miserias cariocas, el tráfico de drogas se instaló en esas comunidades pobres llenando el vacío dejado por el estado. La disputa por los puntos de distribución de drogas hizo que los traficantes se organizasen en facciones rivales controlando e imponiendo leyes propias a las comunidades pobres. La reacción del Gobierno del Estado fue la de iniciar una serie de incursiones cada vez más agresivas, con operaciones policiales en gran escala contra las villas miserias. De esa época, hace cuatro años, surgió el vehículo blindado llamado caveirão.
El carro blindado fue construido para resistir impactos de armas de alta potencia y de explosivos. Los neumáticos están revestidos con una sustancia viscosa que impide que sean agujereados. Las cuatro puertas traban automáticamente y no pueden ser abiertas por el lado de afuera. La policía afirma que el caveirão es esencial para la protección de los policías en misiones peligrosas. Sin embargo, para las comunidades sujetas a las patrullas realizadas por los carros blindados, la realidad es muy diferente.
Amnistía afirma que las operaciones policiales realizadas por el caveirão utilizan amenazas tanto físicas como psicológicas, con el objetivo de intimidar a comunidades enteras. Altoparlantes montados en la parte externa del vehículo anuncian repetidamente la llegada del caveirão. Los vehículos disparan indiscriminadamente, al montón.
Amnistía Internacional declara que entiende la gravedad del problema de seguridad pública en Río de Janeiro y las dificultades que enfrenta la policía para combatir el alto nivel de violencia. La policía tiene el derecho legítimo de protegerse mientras trabaja. Pero también tiene el deber de proteger a las comunidades que está sirviendo. En muchos casos, la manera imprudente de usar el caveirão se basa fundamentalmente en el uso excesivo de fuerza.
Traducción: Daniel Barrantes – [email protected]