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Venezuela, Cuba y Bolivia

Fuentes: Canarias Ahora

Los acuerdos suscritos en La Habana entre Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales representan un paso adelante en la construcción de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) frente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) inspirada por Estados Unidos, en franco retroceso a pesar de los acuerdos bilaterales de libre comercio […]

Los acuerdos suscritos en La Habana entre Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales representan un paso adelante en la construcción de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) frente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) inspirada por Estados Unidos, en franco retroceso a pesar de los acuerdos bilaterales de libre comercio (TLC). El primero plantea un proyecto de integración latinoamericana. El segundo representa el intento gringo de hacerse con los recursos y el mercado del Sur bajo las normas neoliberales, es decir, sin fronteras molestas a su expansión ni oposición política. Se trata del choque frontal entre las aspiraciones históricas de Bolívar y las de Monroe.

El ALBA apenas cuenta con una brevísima experiencia. Sus mentores ya tienen alguna conquista que ofrecer como el intercambio de petróleo venezolano a precios preferenciales por el trabajo de médicos y maestros cubanos. De ahí nace, por ejemplo, que el pasado 28 de octubre la UNESCO declarara a Venezuela como Territorio Libre de Analfabetismo. O la presencia de jóvenes venezolanos en Cuba, cuya cantidad en estudios de medicina alcanzará los 9.000 a fin de año. Al incorporarse Bolivia al ALBA, obtiene esa misma solidaridad al margen de la competencia del mercado mundial. No sólo en materia petrolera sino además en la campaña de alfabetización y en cero aranceles para la exportación de algunos de sus productos a Venezuela y a Cuba. Hay planes de formación de empresas mixtas, mecanismos de compensación para las desigualdades de los intercambios y créditos dirigidos a distintos proyectos productivos.

¿Muy poco comparado con la magnitud y el poder de los tratados de libre comercio inspirados por Washington? Pues no. Muchísimo como principio de integración latinoamericana. Nada está escrito sobre su futuro, pero simplemente demostrar que los intercambios comerciales pueden establecerse según las necesidades de los pueblos y no en función del mercado libérrimo (que sólo beneficia a los grandes buitres del Norte y a sus amigos del Sur), representa el fin del mito según el cual la única economía posible en nuestro tiempo pasa por la competencia entre los tiburones y las sardinas. O aquel otro que indica el crecimiento económico a cualquier coste como condición para la distribución equitativa posterior que jamás llega.

El Comunicado final de la cumbre en La Habana dice lo siguiente: «Los mandatarios coinciden en la opinión de que sólo una nueva y verdadera integración sustentada en principios de ayuda mutua, solidaridad y respeto a la autodeterminación, puede dar una adecuada respuesta a la altura de la justicia social, la diversidad cultural, la equidad y al derecho al desarrollo que merecen y reclaman los pueblos». El conjunto de acuerdos firmados entre Chávez, Castro y Morales pueden encontrarse, vía Internet, en el diario cubano Granma, en la edición correspondiente al 30 de abril. Dicho queda.