«El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender.»–Michel Montaigne. Existe una colección de libros, que aborda diferentes temas como política, literatura « For Dummies», algo así en su traducción como para «tontos», «idio tas», o «retardados». El otro d í a me compr é uno «Windows […]
«El niño no es una botella que hay que llenar,
sino un fuego que es preciso encender.»–Michel Montaigne.
Existe una colección de libros, que aborda diferentes temas como política, literatura « For Dummies», algo así en su traducción como para «tontos», «idio tas», o «retardados». El otro d í a me compr é uno «Windows 8 F or dummies», con la idea de aprender más a manejar mi nueva computadora. Y en verdad que es para «Dummies», puesto que no aprendí nada porque es tan básico que ya todo lo sabía y un poco más.
Así me he sentido cuando mi hijo, Robertito (9), luego de ver las noticias, me pregunta: » ¿Qué está pasando en Venezuela?».
Por supuesto, el «dummie» me sentí yo, ¿Cómo responderle a un niño de 9 años una pregunta como esa? Sí se ve uno metido en camisa de once varas.
Y tuve que ingeniármelas: «Mira, hay una palabra clave en todo esto: Petróleo. Venezuela es uno de los países más ricos del mundo en reservas de petróleo. Antes ese petróleo lo manejaba un poquito de familias venezolanas, ganaban muchísimo dinero ellos y las compañías extranjeras que se les conoce como transnacionales. Estas son pequeñas asociaciones de gente poderosa que se creen los dueños del mundo, y quienes se creen con el derecho de decir y decidir lo que a ellos se les antoje en cualquier parte del mundo. Para que eso se cumpla como ellos dicen, ponen gobiernos que en realidad no mandan sino que ellos mandan a esos gobiernos. Así era Venezuela, tenía ese tipo de gobiernos que solo ganaban con la venta del petróleo unas poquitas familias y las grandes cantidades millonarias de dinero se las llevaban las transnacionales, y el pueblo de Venezuela vivía en casas de cartón como dice la canción, pobres, comiendo mal, aunque Dios les dio ese rico país cuando nacieron. A ellos les habían hecho creer que nada les pertenecía, que eran pobres porque Dios así lo quería.
En eso surgió un hombre con nuevas ideas, que pensó que no era posible que Venezuela tuviera tanta pobreza siendo un país rico, y que ya era el momento de que Venezuela tuviera sus riquezas para los venezolanos y venezolanas, para todos y todas, no solo para unas cuantas familias. Ese hombre se llamaba Hugo Chávez y él siguió lo que ya había comenzado otro hombre, a ñ os antes , Simón Bolívar, a quien se le conoce como el Libertador. Chávez llegó a ser presidente, y las cosas cambiaron, las riquezas de Venezuela empezaron a usarse para crearles viviendas a los venezolanos, para la educación, la medicina. Y también decidió apoyar a otros países pobres vecinos de Venezuela que no tienen petróleo, entonces Venezuela les da petróleo y a cambio ellos le dan productos que Venezuela necesita.
Eso se convierte en gran problema, porque ya las transnacionales de Europa, de los Estados Unidos, de Asia, no pueden irse a meter a Venezuela a llevarse el petróleo a bajo precio y sin ningún control, y es por eso que esas transnacionales quieren quitar ese gobierno para poner uno que ellos manden, que hagan lo que ellos les ordenan, así como ha sucedido en Honduras».
Y aquí viene otra pregunta delicada, ya que no sé por qué razones, quizá ha aprendido en la escuela, Robertito es defensor del presidente Barack Obama, y no solo se molesta sino que sale en su defensa cuando alguien lo ataca, me dice:
«¿Y por qué hay gente que le echa la culpa de todo eso a Obama si él no era presidente cuando ya estaba ese problema de que le robaban el petróleo a Venezuela?».
«Porque Obama representa el poder del país que hasta ahora ha sido el más grande y militarmente más fuerte del mundo. Yo como tú creo que el presidente Obama es bueno y hace lo que puede, pero sucede que esas fuerzas poderosas de las que te hablé, las transnacionales, están por encima de él, mandan más que él. Y si un presidente no les hace caso, corre el riesgo de que lo quiten, le inventen mentiras, o a veces hasta que lo maten como pasó con el presidente Kennedy. Obama ha hecho cosas buenas para dentro de los Estados Unidos, pero para afuera le es más difícil, porque mandan otros y son los que tiene las armas».
Y el muchachito sigue:
«¿Y por qué Venezuela no dice este petróleo es de nosotros y nadie puede venir a llevárselo?».
«Precisamente eso es lo que trata de hacer Venezuela en este momento, lo que sucede que las transnacionales tienen muchísimo dinero y pagan gente desde adentro de Venezuela para que no deje gobernar al gobierno. Pagan para que haya problemas, causen desorden. Pagan intelectuales para que mientan en los periódicos, en la radio, en la tele. Escucha este, por ejemplo, es un sociólogo de Honduras: ‘Cuando visité Venezuela, la primera vez, tuve la impresión de que la gente era muy feliz y que, en medio de la pobreza y el subdesarrollo que caracteriza a la mayoría de los países de América Latina, la tierra que vio nacer a Bolívar, resultaba ser un mundo casi perfecto’.
Para este tipo, que no es millonario sino clase media como nosotros, la pobreza y el subdesarrollo del resto de la gente, es la felicidad. A estos los han entrenado para que tatúen en la gente pobre ese dicho gringo: ‘La ignorancia es felicidad’.
Quizá la felicidad de él que le pagan por mentir y la felicidad de esos poquitos que le pagan, pero nadie puede ser feliz en medio de la miseria, del hambre, de las enfermedades. Pues les pagan a estos tipos para que mientan y después culpan al gobierno de violar los derechos humanos y otro montón de mentiras, para después justificar que los países grandes, las potencias que ahora tienen alianzas, invadan el país lanzando bombas, matando mucha gente, aunque ellos dicen que van en defensa del pueblo, en defensa de esa gente pero no es cierto, la vida de la gente no les importa sino volverse a adueñar del petróleo».
Agarró su avión en señal de que se iba, que ya por ahora estaba bien, no sin preguntarme:
«¿Y puede tener todo esto solución sin que muera más gente?»
«No sé, quizá, a lo mejor si el planeta lo gobernara la niñez en vez de la adultez… Ven, dame un beso y vete a jugar, me preocupa que crezcas».
Nueva York 19 febrero 2014.
Roberto Quesada es escritor, periodista y diplomático hondureño, destituido de su cargo por su férrea oposición al golpe de estado que derroco al presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales el 28 de junio del 2009. Reside en Nueva york.
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