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Venezuela… sin pronósticos

Fuentes: Página 7

Hay momentos donde la situación política es tan dinámica (e incierta) que los pronósticos no sirven de mucho. Y ese parece ser el caso de Venezuela por estos días, luego de que Hugo Chávez -a poco de una contundente ratificación en las urnas- postuló como sucesor al vicepresidente Nicolás Maduro. La salud de Chávez ha […]

Hay momentos donde la situación política es tan dinámica (e incierta) que los pronósticos no sirven de mucho. Y ese parece ser el caso de Venezuela por estos días, luego de que Hugo Chávez -a poco de una contundente ratificación en las urnas- postuló como sucesor al vicepresidente Nicolás Maduro. La salud de Chávez ha venido siendo, desde el comienzo del tratamiento en La Habana, un secreto de Estado, pese a lo cual logró vencer con claridad a su rival Henrique Capriles en octubre pasado. Las especulaciones son múltiples, entre ellas que podría asumir el 10 de enero en la embajada venezolana en Cuba, dado que, según el derecho internacional, dicha misión diplomática es «territorio venezolano». El problema es que el vicepresidente en Venezuela no es una figura electa en dupla y solo completa el mandato presidencial en los últimos dos años; en los primeros cuatro debe convocar a elecciones. De allí la duda: ¿Maduro puede ganarle a Capriles?

Las elecciones regionales del domingo dieron una contundente victoria al chavismo, que fue presentada como un «regalo de amor» al Comandante, que se repone de la compleja operación realizada días atrás en La Habana. Sin embargo la abstención fue muy alta y el chavismo no pudo sacar de juego a Capriles, quien fue reelecto en el Estado de Miranda; su derrota lo hubiera quitado del medio y hubiera dejado a la oposición sin tiempo para implantar otro candidato para unas elecciones convocadas de urgencia. Pero como cada hecho tiene sus singularidades esto solo sirve para evitar constataciones demasiado rápidas, no para asegurar algo. Es posible, también, un escenario más caótico donde las peleas internas en el chavismo, abran espacio a una oposición que no puede ganarle a Chávez pero tiene un buen piso para dar batalla contra su sucesor. Finalmente, como muestra la experiencia argentina con el fallecimiento de Néstor Kirchner el «efecto duelo» puede tener poderosas consecuencias en el terreno político.

Habrá que ver las habilidades de Maduro si una potencial ausencia de Chávez lo dejara como líder máximo de un país con un liderazgo omniprsente del tamaño del de Chávez. Surgido en el sindicalismo del trasporte del metro-bus de Caracas -y admirador del gurú indio Sai Baba-, el actual vicepresidente hizo una rápida carrera política, que incluso le permitió -a partir de la venia de Chávez- ganarle la pulseada a Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional, ex militar y con apoyos en la llamada «boliburguesía», las FFAA y el Partido Socialista Unido de Venezuela. Habrá que ver también si Maduro -que cuenta con el apoyo cubano- es capaz de ganarse al «chavismo popular» con un particular vínculo emotivo con su líder. Maduro tiene la ventaja de que el «testamento político de Chávez» -a diferencia del de Lenin, que cuestionaba a Stalin- no quedó escondido en un cajón, sino que fue una especie de bomba lanzada desde la cadena nacional. Ante millones de venezolanos consternados.

Pero Maduro y un potencial «chavismo sin Chávez» tienen ante sí otro tipo de dificultades, especialmente en el terreno económico (incluida una altísima inflación y especulaciones sobre megadevaluaciones y paquetazos). El chavismo fue capaz de construir una identidad popular y de generar amplias políticas de integración social, pero no logró avanzar en un modelo económico alternativo al crónico rentismo petrolero. La expectativa voluntarista de llevar adelante la vieja idea de «sembrar petróleo» se fue diluyendo al calor de las dificultades para poner en marcha un modelo productivo y desarrollar las capacidades estatales. A lo que se suman problemas acuciantes como la violencia urbana.

Desde el punto de vista del proceso boliviariano, como proceso revolucionario, los escenarios no parecen muy optimistas. Más allá de sus posibilidades de evitar procesos centrífugos en el chavismo, no parece fácil que Maduro pueda darle contornos institucionales e ideológicos más precisos a una sucesión de intentos transformadores que funcionaron dentro de una «cultura de campamento» que generó demasiadas experiencias ad hoc del Estado sostenidas en un enorme voluntarismo. Que una empresa petrolera -PDVSA- haya puesto en marcha una filial dedicada a los alimentos -PDVAL- da cuenta de varios de los problemas mencionados. A partir de junio de 2010, PDVAL pasó a ser administrada por la Vicepresidencia de Venezuela, luego del hallazgo de miles de toneladas de comida descompuesta en diferentes almacenes en todo el país, pero su dependencia del petróleo continúa, especialmente a la hora de importar víveres.

Algunos creen que el oficialismo -después de la vitoria del domingo- intentará cambiar la Constitución para que el Vicepresidente pueda completar el mandato. El problema es que Maduro solo fue votado por Chávez, por lo que, si prosperara esta iniciativa ,le daría un tinte se sucesión monárquica difícil de sostener. Y por otra parte, la Constitución que estipula las formas de sucesión es la Constitución bolivariana, aprobada bajo el actual proceso de cambio. La cuestión de los liderazgos sigue siendo un problema para las izquierdas . Es cierto que es difícil construir liderazgos, especialmente para los grupos subalternos. Pero eso no justifica los liderazgos omnipresentes ni la escasa voluntad que muchas veces se observa para construir proyectos más colectivos. El caso cubano es un ejemplo extremo de esta dificultad, con la generación del 59 fijada al poder. La enfermedad de Chávez obligó a reemplazar «patria o muerte» por «viviremos y venceremos», quizás sea el momento de cambiar también la antinomia «lealtad o traición».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.