En entrevista con la cadena privada Univisión, el presidente norteamericano eludió responder directamente si reconocía la victoria del presidente Nicolás Maduro. Esta elusión, sin embargo, fue la antesala para la declaración más amenazante dirigida por Obama a un país de América Latina desde el comienzo de su mandato: «El hemisferio entero ha estado observando la […]
En entrevista con la cadena privada Univisión, el presidente norteamericano eludió responder directamente si reconocía la victoria del presidente Nicolás Maduro. Esta elusión, sin embargo, fue la antesala para la declaración más amenazante dirigida por Obama a un país de América Latina desde el comienzo de su mandato: «El hemisferio entero ha estado observando la violencia, las protestas, la situación con la oposición», expresó, a pesar de que la totalidad de los presidentes de América Latina y el Caribe han respaldado oficialmente la actuación del Poder Electoral, que el 14 de abril proclamó el triunfo de Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles por una diferencia de 265 mil votos.
Fiel a su historia de hostilidad a la soberanía de los demás países, la nación del norte es una de las pocas a nivel mundial que insiste en no reconocer los resultados, respaldando al candidato derrotado.
Poco antes de la partida, Ricardo Zúñiga, asesor de la Casa Blanca para el Hemisferio Occidental, había reconocido que durante la gira conversaría con líderes latinoamericanos sobre la situación en Venezuela. «Estoy seguro que será un tema de discusión porque es un evento importante que está ocurriendo en las Américas», indicó.
Sin reparar en el prestigio del sistema electoral del país caribeño -elogiado por todas las misiones internacionales y calificado por el Centro Carter, entre otros, como «el mejor del mundo»-, Barack Obama sugirió apenas veladamente la existencia de un fraude electoral. «Nuestra percepción general es que depende del pueblo de Venezuela elegir a sus líderes en elecciones legítimas», expresó. «Nuestro enfoque se basa en la noción de principios fundamentales de derechos humanos, democracia, libertad de prensa, libertad de reunión. ¿Esto se está cumpliendo, se está respetando? Ha habido informes de que no», agregó.
Flojitos de argumentos
Al igual que sus funcionarios, el mandatario estadounidense no dijo una sola palabra sobre las agresiones de bandas derechistas a instituciones estatales y comunitarias identificadas con la revolución bolivariana. Es el caso de los ataques a centros de salud, medios comunitarios, locales del Partido Socialista y misiones de Alimentación y Vivienda, que dejaron un saldo de al menos nueve personas asesinadas y otras 78 heridas, según datos oficiales, todas ellas adherentes al chavismo. La violencia fue desatada luego de que Capriles desconociera la proclamación realizada por el Poder Electoral y llamara a manifestarse en las calles.
En el momento de denunciar fraude y realizar la convocatoria a sus votantes a expresar la «arrechera» (furia), el candidato perdedor no había realizado ninguna presentación formal señalando irregularidades en las elecciones. Por el contrario, la totalidad de sus 39 mil testigos, al igual que los técnicos que participaron en las 18 auditorías del proceso electoral, prestaron conformidad, sin realizar denuncia alguna durante la votación.
La denuncia formal de Capriles se concretó recién días después, con una presentación que luego el Consejo Nacional Electoral (CNE) calificó como repleta de imprecisiones e inconsistencias, al punto de no respaldarse en datos concretos o referir a procedimientos menores que ya no se encuentran vigentes.
La presidenta del Poder electoral, Tibisay Lucena, una figura de reconocimiento internacional en la materia, se vio obligada entonces a realizar una cadena nacional de radio y televisión, donde se refirió en detalle a los argumentos de Capriles a través de varios ejemplos, concluyendo en que «no señalan de forma clara y precisa cuáles son los hechos que supuestamente vulneraron las normas, cuáles son las mesas electorales, cuáles son las actas, cuáles son las personas involucradas, cuál es el posible daño producido a las electoras y a los electores». «Les asiste el derecho de impugnar la elección, pero también es su deber presentar las pruebas de ello» expresó Lucena.
Pero ninguno de estos hechos fue referido por el presidente Barack Obama al momento de expresar su «preocupación» por la democracia y los derechos humanos en Venezuela, contradiciendo toda evidencia y sin añadir alguna fundamentación a sus opiniones. De igual forma, estas circunstancias han sido silenciadas por los principales medios privados, de alcance mayoritario en la sociedad venezolana, en una conducta imitada por otras empresas de información de EE.UU., Europa y otros países de América Latina.
Respuesta de las instituciones venezolanas
Apenas difundidas las declaraciones de Obama, los poderes de Estado de la República Bolivariana de Venezuela reaccionaron defendiendo la soberanía del país y recordando además que la injerencia imperial ha sido la cobertura típica a los golpes a la democracia en el continente, a lo largo de toda la historia.
El Poder Ejecutivo fue el primero en expresar su rechazo, condenando la moral «de doble rasero» de los EE.UU. «Presidente Obama, el pueblo de Venezuela ejerce ampliamente libertades y derechos que la sociedad estadounidense está aún muy lejos de alcanzar», expresa el texto elaborado por la Cancillería. También señala la indignación que causa en el pueblo venezolano «y especialmente en los familiares de las víctimas fatales del 15 de abril de 2013, que usted afirme de manera falaz que el hemisferio completo está viendo los ataques a la oposición», mientras obvia «el asesinato político de nueve compatriotas, líderes bolivarianos, chavistas, comprometidos con la Revolución que hoy lidera el presidente Nicolás Maduro».
La declaración también condenó las torturas en la prisión ilegal de Guantánamo. «Estupor causa en la gente noble del mundo la manera como Ud. ha faltado a su palabra de clausurar esa vergüenza para el pueblo norteamericano, que es un gran pueblo».
El gobierno bolivariano expresó que las declaraciones de Obama «alientan el surgimiento de un Pinochet en Venezuela», alertando sobre un plan del gobierno norteamericano para provocar una guerra civil y justificar la intervención. «Ud. deberá asumir su responsabilidad ante la historia, nosotros sabremos asumir la nuestra de defender la paz y la independencia en la Patria de Bolívar». A los conceptos de la declaración oficial se sumaron luego el Poder Legislativo, el Judicial, el Electoral y el Ciudadano, quienes rechazaron «en forma categórica las declaraciones de Barack Obama, que revelan una profundo desconocimiento de la realidad de nuestra Nación, y una actitud injerencista, (…), pretendiendo una vez mas el gobierno de los Estados Unidos, adoptar prácticas colonialistas que han mancillado las naciones latinoamericanas y del mundo».