La continuidad generacional, y sobre todo, el vasto espectro de aplicaciones prácticas del pensamiento musicológico cubano en las tareas de conocimiento, investigación y promoción de la cultura musical, permiten vislumbrar otro inminente salto de calidad en ese campo, a partir de la rigurosa formación profesional y la toma de conciencia de la importancia de esa […]
La continuidad generacional, y sobre todo, el vasto espectro de aplicaciones prácticas del pensamiento musicológico cubano en las tareas de conocimiento, investigación y promoción de la cultura musical, permiten vislumbrar otro inminente salto de calidad en ese campo, a partir de la rigurosa formación profesional y la toma de conciencia de la importancia de esa especialidad.
Ello se evidenció en el coloquio convocado por la Uneac con motivo de la duodécima edición del Premio Argeliers León, el cual se hace acompañar por los certámenes para estudiantes que honran con sus nombres a otras dos eminentes figuras de la musicología en la Isla, Zoila Gómez y Danilo Orozco.
En esta oportunidad el foro rindió homenaje al doctor Olavo Alén, por sus aportes fundacionales a la disciplina. A cargo de la conferencia inaugural, Alén trazó un panorama del origen y desarrollo del pensamiento musicológico en el que destacó el papel de Argeliers en la implementación de los estudios de nivel superior desde 1976 y aún antes en la orientación de los caminos que colocarían a esa ciencia al más alto nivel académico en nuestro medio.
«No fue casual -subrayó-, que en los años 70 Argeliers nos indujera a Jesús Gómez Cairo y a mí a estudiar respectivamente en el Instituto Estatal de Teatro, Música y Cinematografía de Leningrado y la Universidad Humboldt de Berlín, los centros más avanzados en la formación de musicólogos durante esa época en Europa».
Alén recordó cómo Argeliers conjugó su conocimiento y experiencia musical -él mismo fue un destacado compositor- y su formación pedagógica y humanística, para concebir la musicología como una disciplina científica, inspirado en la labor precursora de su maestro, don Fernando Ortiz, particularmente encaminada a poner de relieve las claves de nuestra identidad cultural.
Esos fundamentos resultaron esenciales para el despegue de la musicología cubana como entidad propia, empeño en el que la Uneac -afirmó Alicia Valdés, coordinadora del coloquio y vicepresidenta de la Asociación de Músicos- también renovó el compromiso de un esfuerzo sostenido a lo largo de más de dos décadas que tiene como expresión no solo los premios proclamados este jueves en la sede nacional de la organización, sino también otras ventanas en los eventos teóricos paralelos a los festivales del bolero, el danzón y la creación contemporánea.
Con los Premios Argeliers León 2017 fueron distinguidas, por orden de jerarquía, las obras La práctica musical franciscana y su interrelación con personalidades e instituciones habaneras (1940 -1953), de Gabriela Rojas; La academización del tres, de Jorge Iván Martín y Nadiescha T. Barceló; y José Ángel Marín Varona: acercamiento al músico a través de su obra, de Verónica Fernández, y recibió mención Aproximación a la circulación de la música en las instalaciones hoteleras de Cuba, de Leydet García Garlobo.
Entre los estudiantes de nivel superior mereció el Premio Danilo Orozco Un estudio de música y género: comportamiento del público femenino en los espacios participativos del reguetón cubano, de Lázara Llarraméndiz; mientras el Premio Zolia Gómez, para estudiantes de nivel medio, recayó en La palabra cantada: las letras de las canciones de la música popular cubana de los siglos XX y XXI, de Monserrat Escobio.
Fuente original: http://www.granma.cu/cultura/2017-12-01/ventana-al-pensamiento-musicologico-cubano-01-12-2017-23-12-28