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¡Vete a Venezuela, idiota!

Fuentes: Znet

No suelo tener en cuenta los consejos de los derechistas. Pero esta vez lo hice. Después de recibir encendidos correos electrónicos de docenas de derechistas enfadados diciéndome que debería largarme de los EEUU e ir a Venezuela, acepté su reto y volé a Caracas.«¿Le gustaría que empezara una colecta para mandar su culo hasta allí, […]

No suelo tener en cuenta los consejos de los derechistas. Pero esta vez lo hice. Después de recibir encendidos correos electrónicos de docenas de derechistas enfadados diciéndome que debería largarme de los EEUU e ir a Venezuela, acepté su reto y volé a Caracas.

«¿Le gustaría que empezara una colecta para mandar su culo hasta allí, Camarada Cohen?»

Lo que provocó los correos, muchas veces insultantes, fue mi columna de Internet de 2005 en la que animaba a los residentes en EEUU a comprar su gasolina en Citgo, una subsidiaria de la compañía petrolera estatal venezolana. Hice un llamamiento para un BUY-cott [1] a Citgo, en protesta por la política exterior intervencionista de Bush al tiempo que apoyaba los innovadores programas antipobreza de Venezuela. http://www.commondreams.org/views05/0516-25.htm (El pasado invierno, Citgo lanzó un programa que proporcionó descuentos en el gasóleo de calefacción a familias estadounidenses de pocos recursos).

«Eh, imbécil, si odias tanto a América como amas a Venezuela, ¿por qué no te vas allí?»

Estoy encantado de haber hecho caso al coro conservador. A finales de Junio, me dirigí a Venezuela con una delegación de investigación patrocinada por el respetado grupo de derechos humanos estadounidense Witness for Peace (Testigos para la paz, N. del T.). El penoso viaje cubrió mucho terreno y todos los aspectos del paisaje social y político de Venezuela. Es un país complejo, dirigido por el a veces volátil presidente Hugo Chávez, un izquierdista y duro crítico de Bush que fue elegido por primera vez en 1998.

Tan pronto como volví a casa, me dirigí a la estación de servicio de Citgo más próxima para llenar el depósito: más comprometido que nunca con enviar unos cuantos dólares a los pobres de Venezuela.

«Usted, señor, es tan poco americano como ellos»

Durante décadas, la gran riqueza petrolífera venezolana ha sido despilfarrada y acumulada por su elite de piel clara, mientras que la mayoría de los venezolanos (en su mayor parte de ascendencia indígena, africana o mestiza) vivía en una pobreza desesperada. Hoy en día, las rentas petrolíferas de Citgo y de otras partes son dirigidas a programas sociales (llamados «misiones») para beneficiar a la mayoría pobre del país. Hay una reminiscencia de los programas del New Deal de FDR (Franklin Delano Roosevelt, N. del T.)… nacidos de nuestra quiebra económica. Pero las misiones de Venezuela están alimentadas por un auge repentino: el auge del precio del petróleo, que parece que va a persistir durante años.

«Por culpa de Chávez, el comunismo está floreciendo en Sudamérica»

Por lo que yo pude ver, el capitalismo está floreciendo. Los intereses petrolíferos extranjeros continúan sacando beneficios espléndidamente del petróleo venezolano, pero ahora pagan una proporción de impuestos y regalías más justa. Así lo hacen los 80 restaurantes McDonalds de Venezuela, que fueron cerrados brevemente el año pasado bajo la acusación de evasión de impuestos.

Las compañías multinacionales y la antigua elite se están desenvolviendo bien en la Venezuela de hoy. Tan bien que algunos izquierdistas venezolanos acusan a Chávez (a pesar de su discurso sobre construir el socialismo del siglo XXI) de ser una herramienta del imperialismo corporativo.

Como otros países exportadores de petróleo, Venezuela permitió en el pasado que su economía doméstica productiva se atrofiara. Además del petróleo, producía poco; el alimento era importado en su mayor parte. Hoy, las gentes de la áreas pobres se organizan en cooperativas productivas y agrícolas, apoyadas por préstamos a bajo interés del gobierno. Visitamos un banco federal que respalda negocios dirigidos por mujeres a lo largo y ancho del país.

Yo creo que si Chávez tiene éxito en Venezuela (un gran «si» en un país de corrupción endémica, pobreza y crimen, en el patio de atrás del superpoder de EEUU) su sistema económico se parecerá más a Suecia que a Cuba.

Lo que no da lugar a debate es que los pobres han encontrado esperanza en el gobierno de Chávez (algo por lo que es quizá el presidente más popular en nuestro hemisferio) Tan popular que los críticos de Chávez en el gobierno de EEUU y en la oposición venezolana admiten que no serán capaces de vencerle en diciembre, cuando busque la reelección.

«El problema con todos vosotros, los liberales, es que sois antiamericanos y odiáis la democracia»

La participación en la democracia está creciendo explosivamente en Venezuela, bajo Chávez. Eso es debido en parte a la polarización, pero también a que mucha gente pobre se siente con suficiente poder por vez primera para tomar un partido activo en política. Una encuesta masiva de 2005 (Latinobarómetro) llevada a cabo en 18 países latinoamericanos demostró que los venezolanos están en lo más alto de entre los que prefieren la democracia a otro tipo de gobierno, satisfechos como están de cómo funciona su democracia, y convencidos de que su país es «totalmente democrático».

«El dinero del petróleo nunca llega a los pobres… Te debe de haber pagado Chávez para que escribieras lo que escribiste»

Por toda Venezuela, es difícil no ver las nuevas inversiones en educación pública. Las escuelas están siendo mejoradas en áreas urbanas y rurales y se les requiere que ofrezcan desayunos y almuerzos, arte, música y actividades extraescolares gratis. Al contrario que en los EEUU, estos mandatos están financiados apropiadamente. El analfabetismo ha sido barrido virtualmente, de acuerdo con la UNESCO, gracias a la educación para adultos que ha penetrado los barrios más pobres.

En las comunidades pobres, las tiendas subvencionadas por el estado llamadas «mercales» venden comida a la mitad de precio que el mercado. En la capital, Caracas, miles de comedores populares subsidiados ofrecen comidas gratis todos los días de la semana a los indigentes; nuestra delegación tenía su cuartel general en una iglesia que servía 150 comidas diarias. A lo largo y ancho del país, nuevas viviendas se estás construyendo para reemplazar las chabolas («ranchos») en los que viven tantos venezolanos.

Miles de clínicas médicas gratuitas («Barrio Adentro») han sido construidas dentro de barrios que nunca antes habían tenido un médico; tantas que puedes localizarlas desde la autopista. La plantilla está compuesta en gran medida por médicos cubanos; a cambio, Cuba recibe petróleo venezolano. Cuando preguntamos al líder de una comunidad cómo reaccionaban los residentes hacia los médicos cubanos, nos explicó que la mayoría de los médicos venezolanos no ofrecería sus servicios en barrios pobres: «A la gente en nuestra comunidad no le importa si los médicos son franceses, alemanes, canadienses, mejicanos o cubanos; siempre que estén para ayudar».

«Vete a Venezuela y dale un beso al dictador antiamericano»

Si Venezuela es una dictadura, debe de ser la primera en la historia del mundo en la que la oposición controla la mayoría de los medios de comunicación. Y la primera en la que las manifestaciones ocurren con regularidad fuera del palacio presidencial (organizadas por varios grupos, especialmente activistas con bajos ingresos quejándose de las promesas rotas y la ineficacia del gobierno)

La disidencia está viva y en buen estado en Venezuela. Cualquier observador casual puede ver críticas anti-Chávez por toda la televisión, el medio de comunicación dominante en el país, principalmente en manos de los intereses económicos conservadores. La oposición utilizó su poder en televisión para apoyar un golpe militar de corta vida en 2002 (ataque 1), un cierre de la patronal petrolera en 2002-03 (ataque 2) y un referéndum revocatorio fallido en 2004 (ataque 3). Chávez ganó cerca del 60% de los votos de este referéndum (que fue seguido de cerca por observadores internacionales).

Los esfuerzos por derrocar a Chávez (mediante medios tanto democráticos como antidemocráticos) han estado apoyados por la administración Bush. Lo que hace irónico que la American Family Asociation (Asociación Americana de la Familia, N. del T.), un grupo religioso de ultra derecha estadounidense, haya organizado un boicot contra Citgo basándose en un engaño suyo de Internet: «El dictador de Venezuela jura derrocar al gobierno de los Estados Unidos». El titular tiende a dar la vuelta a la realidad; Chávez no ha hecho ese juramento. Pero verdaderos creyentes de la AFA bombardearon mi correo electrónico durante meses con el engaño.

«Prueba con Jesús. Si Él no te gusta, el diablo siempre puede llevarte de vuelta… ¿Con qué grupo terrorista estás afiliado?»

Si crees que EEUU está polarizado políticamente, no has estado en Venezuela. El proceso de destitución de Clinton a cuenta del sexo llevado a cabo por la derecha religiosa es un juego de niños en comparación con lo que ha pasado Venezuela, donde Chávez ha sobrevivido experiencias cercanas a la muerte a manos de la oposición conservadora que nunca ha aceptado su presidencia.

El columnista Paul Krugman habla de una «Nueva Guerra de Clases» en nuestro país. En Venezuela, es una guerra de clases pasada de moda. La confrontación política y mediática entre Chávez y la oposición es despiadada, personal y a puño descubierto. Mientras que los supervisores independientes de derechos humanos en Venezuela se quejan de casos aislados de intimidación de figuras de la oposición y periodistas por parte del gobierno, se burlan de las afirmaciones de que la democracia está en peligro o de que la dictadura se acerca.

Hoy por hoy Chávez es popular (sus cifras de aprobación eclipsan las de Bush), ruidoso en atizar a su base tanto contra los oponentes domésticos como contra Bush e inclinado a la hipérbole en sus horas de improvisado discurso de cada día. Ha llevado a cabo una guerra de palabras contra el imperio estadounidense y Bush, al que llama «Mr. Danger». Pero eso es cortés a la luz del Secretario de Defensa Rumsfeld comparando a Chávez con Adolf Hitler. O del Reverendo Pat Robertson que ha pedido que Chávez sea asesinado.

«Puedes escribir tus artículos sobre lo genial que [Chávez] es, pero yo sé, igual que otros verdaderos americanos, que no es un hombre bueno y que necesita que le quiten del poder lo antes posible».

Para mí, todo esto es no tanto sobre Chávez sino sobre las iniciativas sociales que ha desencadenado su gobierno. Cuando escribí sobre Venezuela por primera vez hace 14 meses, animaba a hacer una simple acción económica: llenar el depósito en Citgo de modo que nuestro dinero en el surtidor ayude a los pobres de Venezuela en lugar de a los oligarcas de Oriente Medio. Eso sigue siendo una buena idea.

En la actualidad, además animo a llevar a cabo una acción política: que nos pongamos en contacto con el Congreso para pedir que los EEUU se mantengan al margen de la contienda política de Venezuela. Es una cuestión de los venezolanos decidir. No nuestra. Los EEUU deben parar sus esfuerzos por apoyar a la oposición conservadora y parar cualquier («National Endowment for Democracy») financiación de grupos venezolanos.

Y, por último, me quiero unir a mis críticos derechistas en una recomendación: vayan a Venezuela. Si pueden arreglarlo, examinen las transformaciones sociales por ustedes mismos. Estudien español allí. Vean las décadas de pobreza, abandono y corrupción que llevaron a la elección de Hugo Chávez (y si su gobierno está mejorando las cosas)

Hay una bonificación para cualquiera que pueda bajar hasta allí: gasolina a 18 centavos el galón (unidad de capacidad igual a 3,78 litros. N. del T.). Si no fuera porque se oye a los venezolanos quejarse de que el precio es muy alto.

Jeff Cohen es un crítico de los medios de comunicación y un antiguo experto en televisión. Su nuevo libro, Cable News Confidencial: My Misadventures in Corporate Media, puede ser encargado en http://jeffcohen.org/

[1] Juego de palabras entre boycott=boicot y BUY-cott, donde BUY=comprar, N. del T.