Datos preliminares del Informe del Consejo Indigenista Misionero (Cimi) sobre Violencia contra Pueblos Indígenas en Brasil, que revela las violaciones a los derechos indígenas en 2006 y 2007, que será divulgado en abril, muestran que la violencia contra esos pueblos aumentó casi un 40%. En 2007, 76 indígenas fueron asesinados, mientras que en 2006 ese […]
Datos preliminares del Informe del Consejo Indigenista Misionero (Cimi) sobre Violencia contra Pueblos Indígenas en Brasil, que revela las violaciones a los derechos indígenas en 2006 y 2007, que será divulgado en abril, muestran que la violencia contra esos pueblos aumentó casi un 40%. En 2007, 76 indígenas fueron asesinados, mientras que en 2006 ese número fue de 48.
El número de asesinatos en 2007 fue el mayor que haya registrado el Cimi. Solamente en Mato Grosso do Sul fueron 48 los asesinatos. El número de asesinatos en el estado creció casi un 150% si se compara con los dados registrados en 2006, cuando tuvieron lugar 20 asesinatos. El estado con el segundo mayor número de registros es Pernambuco, con 8 asesinatos.
El vicepresidente del Cimi, Roberto Liebgott, evalúa que el endurecimiento de la violencia contra los indígenas y el aumento de los asesinatos se dio, fundamentalmente, por dos razones: Negligencia del Gobierno Federal frente a la realidad indígena, que no se estructura para demarcar, proteger las tierras de eses pueblos, ni para retirar a los invasores.
Además, según el vicepresidente del Cimi, el estado de Mato Grosso do Sul -en el cual ocurrieron más de la mitad de las muertes, existe una realidad de gran densidad poblacional en dos reservas: Dourado y Guaraní Kaiowá. En la primera, más de 12 mil indígenas comparten un área de cerca de tres mil hectáreas. El poco espacio, provoca una situación de confinamiento que potencializa los conflictos internos. De los 48 asesinatos en el estado, 14 ocurrieron en Dourado.
Para Liebgott, el gobierno tiene que demarcar nuevas áreas, que ya son tradicionalmente del pueblo de Dourado, para disminuir la densidad poblacional. En relación con el pueblo Guaraní Kaiowá, el vicepresidente del Cimi reclama que la Fundación Nacional del Indio (Funai) demarque las 32 áreas, de acuerdo con lo que se comprometió a realizar a través de un Término de Ajuste de Conducta.
Sin embargo, los Grupos de Trabajo responsables para realizar el estudio de las demarcaciones, que deberían haber sido formados antes de diciembre de 2007, todavía no existen. De acuerdo con el Cimi, se mantienen los asesinatos en situaciones de conflicto con grandes hacendados. En 2007, dos líderes de un mismo grupo Guaraní fueron asesinados por luchar para reocupar sus tierras (Kurussu Ambá).
En enero, la rezadora-adivinadora Xurete Lopes, de 70 años, fue asesinada por guardias de seguridad particular durante una reocupación de tierra. En julio, Ortiz Lopes, del mismo grupo, fue asesinado en la puerta de su carpa, según testigos, al mando de un hacendado.
Según Liebgott, el Cimi está preocupado también por los grandes impactos que el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que está siendo implementado por el Gobierno Federal, va a tener sobre las tierras indígenas. La construcción de las hidroeléctricas del Río Madeira (Rondonia) y de Belo Monte (Pará) y los financiamientos al agronegocio y a la agroindustria para la siembra de soja y eucalipto van a afectar territorios de pueblos indígenas.
Además, en la región Amazónica existen más de 40 pueblos que todavía viven aislados, sin ningún contacto con la sociedad brasilera, y van a ser desterrados en las fronteras por esos proyectos; sin embargo, el gobierno no demuestra ninguna preocupación por ellos.
El informe que el Cimi difundirá en abril traerá números sobre amenazas, intentos de asesinato, muertes por falta de asistencia (suicidio, falta de atención médica…), invasiones de tierras indígenas, entre otros. El informe también analizará el crecimiento de la violencia contra los pueblos indígenas. El relevamiento está basado en informaciones de comunidades indígenas y en el seguimiento de periódicos de todo el país.