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Votar es fortalecer la revolucion bolivariana

Fuentes: Rebelión

Nos llama a la mayor inquietud una cierta campaña de factores que han venido acompañando este proceso orientada a respaldar la abstención en las elecciones regionales del próximo domingo, como una manera «revolucionaria», según dicen, de protestar porque, al parecer, algunos cuantos candidatos del Bloque del Cambio no fueron escogidos por la base y agregan, […]

Nos llama a la mayor inquietud una cierta campaña de factores que han venido acompañando este proceso orientada a respaldar la abstención en las elecciones regionales del próximo domingo, como una manera «revolucionaria», según dicen, de protestar porque, al parecer, algunos cuantos candidatos del Bloque del Cambio no fueron escogidos por la base y agregan, además, en esa campaña, que una porción de los mismos son antichavistas disfrazados.

Más allá de que algunos cuantos farsantes hayan logrado colarse en esas listas del Bloque, lo que en absoluto tiene porque asombrarnos cuando sabemos que muchos se encuentran ejerciendo cargos de alta confianza en los distintos niveles del Estado y que, no obstante ello, muy poco es lo que se ha hecho para sustituirlos, ese llamado a la abstención no tiene nada de inteligente, pues lejos de fortalecer la revolución lo que hace es contribuir a debilitarla, pues la línea de no votar quien la viene planteando para desestabilizar el gobierno y desprestigiarlo, sobre la base de una costosa campaña mediática interna, e inclusive más allá de nuestras fronteras, es la oposición más recalcitrante, representada y coordinada por María Corina Machado, presidenta de Súmate, quien tiene la bendición de Bush y todos los dólares que se necesitan hacia el objetivo de salir de Chávez, el cual es el asunto prioritario de la agenda del imperialismo yanqui si observamos que cada día incrementa su
s infundios e iniquidades, afirmando a través de sus distintos voceros, que el gobierno Bolivariano suministra armas a la guerrilla colombiana, además de que utiliza sus abundantes ingresos petroleros para desestabilizar a toda Latinoamérica, sin tener una sola prueba que demuestre tan graves acusaciones.

La estrategia correcta para enfrentar esa línea de la Casa Blanca, articulada -a no dudarlo- durante la visita de la Machado a Mr. Danger, es hacer lo contrario, buscar la manera de que todos los factores del cambio, al margen de que pudieran haber sido infiltradas sus listas de candidatos con enemigos de la revolución, no deserten y permanezcan unidos en torno al llamado a votar el próximo domingo. No votar es darle, de manera muy evidente, armas al enemigo del proceso para que abone su artera y monumental campaña de desprestigio y quiebre del proceso Bolivariano.

Esa es una verdad del tamaño del universo y no entenderlo es grave, pues si bien es cierto que causa gran molestia aceptar jugarretas sucias dentro del movimiento revolucionario, como es esa de infiltrarle quintas columnas en su seno, ese enemigo es menos peligroso que aquel que ha logrado aglutinar Bush en su entorno para derrocar a Chávez y que a la vista lo tenemos coordinado en esta nueva arremetida por Súmate, por los llamados grandes medios de comunicación y por la estructura de mando de la curia católica, dirigida por la dupla Castillo Lara y Porras, personajes ambos que no pierden oportunidad, como hemos visto estas últimas semanas, de lanzar todo tipo de improperios al Comandante Chávez y claros llamados a la desobediencia y, lo que ha sido peor aún, a la violencia como única fórmula de acabar con la «maldición chavista».

Los infiltrados que logren ser elegidos en esos comicios tendrán una vida muy corta en el movimiento, pues el pueblo organizado los obligará a que salten la talanquera o ellos a muto propio lo harán más temprano que tarde, pues han asumido el relevante compromiso de ser los representantes directos de quienes los eligieron y en eso sus desviaciones, si las hubiere, jamás podrían pasar por debajo de la mesa. Son enemigos controlables, sin duda, y sin mayores esfuerzos. El otro, en cambio, es cinta negra con adornos en púrpura y, además, de mil combates, de donde no resulta difícil inferir que se trata de un enemigo muy poderoso, cuya derrota sólo la puede garantizar la unidad indestructible del pueblo bajo el liderazgo irremplazable de Hugo Chávez.

De manera que invitamos con el mayor respeto a reflexionar acerca del grave peligro que significa lanzar señales divisionistas ante este tipo de eventos que debemos los revolucionarios considerarlos de muchísima importancia. Tengamos muy presente que el proceso no está consolidado, que es mucho el trecho que debemos recorrer todavía para lograrlo y desviar el rumbo por situaciones que pueden ser encaradas y resueltas sin detrimento de alcanzar la meta, nos puede llevar a repetir los mismos errores que les hicieron perder el poder a los Sandinistas en Nicaragua.