La cadena de tiendas Wal- Mart, los laboratorios farmacéuticos Abbott, Glaxo y Merck, la refresquera Coca Cola y la aseguradora AIG destacan en la lista de las 10 peores corporaciones de 2004 elaborada por Multinational Monitor. Entre las acusaciones sobresalen las siguientes: aumentar hasta 400 por ciento el precio de medicamentos para controlar el sida, […]
La cadena de tiendas Wal- Mart, los laboratorios farmacéuticos Abbott, Glaxo y Merck, la refresquera Coca Cola y la aseguradora AIG destacan en la lista de las 10 peores corporaciones de 2004 elaborada por Multinational Monitor.
Entre las acusaciones sobresalen las siguientes: aumentar hasta 400 por ciento el precio de medicamentos para controlar el sida, mantener en el mercado algunos fármacos a pesar de que incrementan el riesgo de infarto, tolerar violaciones de los derechos humanos e incurrir en prácticas antisindicales.
He aquí, en orden alfabético, las 10 mayores protagonistas durante 2004 de aumentos abusivos de precios, ataques a sindicatos, apoyo a dictadores, fraudes, engaños y contaminación:
Abbott Laboratories: Esta compañía farmacéutica aparece en la lista por incrementar 400 por ciento el precio del Norvir, medicamento para el control del sida, a pesar de haberlo desarrollado con una importante aportación de recursos públicos de los contribuyentes de Estados Unidos. El aumento de precio no se aplica si, además del Norvir, el consumidor compra otras medicinas fabricadas por Abbott, lo cual da a este laboratorio una ventaja ilícita y condiciona el consumo.
AIG: American International Group Inc (AIG) es la compañía aseguradora más grande del mundo. En octubre pasado se le acusó de haber solapado y apoyado una operación fraudulenta de PNC Financial Services para transferir 750 millones de dólares, la mayoría de préstamos problemáticos e inversiones de capital de riesgo en subsidiarias, sin registrar estos movimientos en sus libros. AIG aceptó pagar 126 millones de dólares para resolver las demandas; sin embargo, consiguió un acuerdo mediante el cual los cargos en su contra podrían retirarse en 12 meses.
Coca Cola: Durante años, trabajadores de la planta embotelladora de Coca Cola en Colombia han vivido aterrorizados por grupos paramilitares de derecha. Una comisión investigadora encabezada por un miembro del cabildo de Nueva York encontró, entre otros abusos, «179 violaciones graves a los derechos humanos de los trabajadores de Coca Cola, incluyendo nueve asesinatos. Familiares de activistas sindicales han sido secuestrados y torturados». Coca Cola asegura que rechaza la violencia antisindical y que, en todo caso, no tenía control de la planta embotelladora. Sin embargo, ya lo tiene, pues compró la compañía embotelladora colombiana. Deval Patrick, ex consejero de Coca Cola y ex procurador general asistente de Estados Unidos, renunció en 2004. Según trascendió, la dimisión se debió en parte a que la trasnacional negó apoyo a una investigación independiente sobre el caso.
Dow Chemical: El mayor fabricante mundial de plásticos compró Union Carbide en 1999. La medianoche del 2 de diciembre de 1984 ocurrió una fuga de gases letales en una fábrica de Union Carbide en Bhopal, India. Se calcula que 8 mil personas murieron y miles más se intoxicaron. Hoy día al menos 150 mil habitantes de Bhopal, entre ellos hijos de los sobrevivientes del desastre, sufren enfermedades relacionadas con la exposición a productos tóxicos: cáncer, daño neurológico, alteración de ciclos menstruales y enfermedades mentales. Sin embargo, Dow se niega a asumir responsabilidad alguna. En una declaración la compañía dice: «Aunque Dow nunca fue propietaria de la planta ni la operó, nosotros, junto con el resto de la industria, hemos aprendido de este trágico acontecimiento y hemos tratado de hacer todo lo posible por asegurar que no vuelvan a ocurrir accidentes similares».
GlaxoSmithKline: En 2003 las autoridades del Reino Unido realizaron investigaciones sobre los severos efectos secundarios del Paxil, medicamento fabricado por Glaxo. Según el análisis, esta droga provoca adicción y se le vinculó con un aumento de los suicidios entre jóvenes. En junio de 2004 el procurador general de Nueva York, Eliot Spitzer, presentó una denuncia contra Glaxo, a la que acusó de omitir información sobre los daños que podría causar el Paxil en niños y de confundir a los médicos. Glaxo negó las acusaciones, pero aceptó un nuevo sistema mediante el cual haría pública la información de todas sus pruebas clínicas. En octubre, la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) ordenó a Glaxo y a otros fabricantes de drogas del tipo de Paxil imprimir en las cajas un recuadro negro con una advertencia sobre los efectos secundarios.
Hardee’s: Esta cadena de restaurantes de comida rápida se ufana de lo poco saludable de su última invención culinaria: la Monster Thickburger: «Primero fueron las hamburguesas. Luego llegaron las Thickburgers. Ahora Hardee’s presenta la madre de todas las hamburguesas: la Monster Thickburger. Con un peso de dos tercios de libra (unos 300 gramos), esta hamburguesa de carne tipo Angus es un monumento a la decadencia». La Monster Thickburger contiene mil 420 calorías, el equivalente a dos Big Mac o cinco hamburguesas con queso de McDonald’s. Si se suman las 600 calorías que contiene una orden de papas fritas de Hardee’s, el resultado son más de las 2 mil calorías que la mayoría de las personas deben consumir en todo un día, de acuerdo con Michael Jacobson, integrante del Centro de la Ciencia para el Beneficio Público, quien llama a la Thickburger «comida porno».
Merck: Para el doctor David Graham, funcionario de la FDA, es quizá «la mayor catástrofe de seguridad farmacéutica en la historia de Estados Unidos». Al comparecer ante un comité del Senado en noviembre, Graham calculó que entre 88 mil y 139 mil ciudadanos estadunidenses han sufrido infartos o embolias por haber tomado el medicamento Vioxx. Alrededor de 40 por ciento de estas personas -de 35 mil a 55 mil- murieron por esta causa, según Graham. La revista médica británica The Lancet sostiene que los inaceptables riesgos cardiovasculares del Vioxx eran evidentes desde 2000, pero tuvieron que pasar cuatro años para que el fabricante, Merck, finalmente la retirara del mercado. Merck argumenta que dio a conocer toda la evidencia relevante sobre la seguridad de Vioxx tan pronto como la obtuvo, y que retiró el medicamento del mercado en cuanto recibió evidencias concluyentes sobre los riesgos de su consumo.
McWane : McWane Inc es una compañía privada con sede en Alabama que se dedica a la fabricación de tubos para drenaje y agua potable. En una devastadora serie de reportajes, The New York Times puso al descubierto las terribles condiciones de inseguridad y violencia que privaban en la empresa y la nula acción de las autoridades para ponerla en orden. Nueve trabajadores de McWane han perdido la vida en accidentes de 1995 a la fecha, y tres de las muertes se debieron a que la compañía violó deliberadamente normas de seguridad. Entre los 5 mil empleados de la compañía se han reportado más de 4 mil 600 lesiones. Según el Times, McWane engañó a los inspectores al ocultar equipo defectuoso y alterar los sitios donde ocurrieron los accidentes, en violación de las leyes federales. Cuando los funcionarios descubrieron irregularidades graves, reportó el Times, «el castigo impuesto por el gobierno federal fue tan leve que McWane simplemente lo consideró como otro costo del negocio».
Riggs Bank: Un explosivo reporte de la Comisión de Asuntos Gubernamentales del Senado de Estados Unidos, presentado en julio, reveló que el Riggs Bank, con oficinas centrales en Washington, DC, operó ilegalmente cuentas del ex dictador chileno Augusto Pinochet e ignoró sistemáticamente evidencias de corrupción en el manejo de más de 60 cuentas del gobierno de Guinea Ecuatorial. Aunque estas prácticas violan las leyes bancarias de Estados Unidos, la Oficina de Control de Cambios (OCC) no actuó contra el banco a pesar de que tuvo conocimiento de las irregularidades en 2002. Esto podría tener relación con el hecho de que el funcionario de la OCC encargado de investigar al Riggs se fue a trabajar poco después a ese banco. En mayo de 2004, el banco pagó 24 millones de dólares en multas por violaciones a las leyes contra el lavado de dinero procedente de Guinea Ecuatorial y Arabia Saudita, y está sujeto a investigaciones federales.
Wal-Mart: Esta compañía es el coloso de las tiendas minoristas; sus ventas ascienden a 250 mil millones de dólares y sus utilidades equivalen a 2 por ciento del producto interno bruto de Estados Unidos. De cada cinco dólares que se gastan en Estados Unidos en comida, uno se gasta en Wal-Mart. Los analistas de la firma Retail Forward pronostican que para 2007 esta compañía controlará más de un tercio de las ventas de alimentos en supermercados y 25 por ciento de las ventas de medicinas.
Durante dos años seguidos la revista Fortune ha nombrado a Wal-Mart «la compañía más admirada» de Estados Unidos. Es, quizá, la empresa emblemática de la era actual. Sin embargo, el elemento clave de su modelo de negocios consiste en pagar poco a sus proveedores y trabajadores y en hacer que la sociedad sufrague sus costos de operación.
Un reporte presentado en febrero pasado por George Miller, representante demócrata de California, ilustra algunos de estos costos. El informe calcula que una tienda de Wal-Mart con 200 empleados cuesta a los contribuyentes 420 mil 750 dólares al año, es decir, unos 2 mil 103 dólares por empleado.
Los costos públicos que provocan los bajos salarios que paga Wal-Mart incluyen almuerzos gratis o a precios bajos para 50 familias de trabajadores, ayuda para vivienda, créditos y deducciones fiscales para familias de bajos ingresos, y aportaciones federales para dar servicios de salud a niños de familias de bajos ingresos. Sin embargo, lamenta Multinational Monitor, no hay indicio alguno de una rebelión de consumidores o alguna otra acción de esa magnitud, necesaria para que la compañía revise sus políticas.
Reincidentes del pasado
Los encargados de la recopilación, Russell Mokhiber y Robert Weissman, explican que una de las normas para elaborar este top ten del crimen corporativo es no repetir compañías que hayan aparecido un año antes.
Para la lista de 2004 esto significó dejar fuera a Bayer, a pesar de que presionó para importar arroz genéticamente modificado a la Unión Europea, contaminó aguas en un poblado sudafricano con cromo hexavalente -elemento carcinógeno-, y de que se descubrió que su analgésico Aleve, que contiene naproxeno, aumenta el riesgo de infarto.
También se excluyó a Boeing, a pesar de que el escándalo relacionado con el proyecto militar del avión nodriza costará a los contribuyentes de Estados Unidos miles de millones de dólares más de lo calculado.
Otro ausente es Clear Channel, pese al concurso Breast Christmas Ever, cuyo premio consistía en pagar implantes de senos a una docena de participantes; tampoco se incluyó a Halliburton, implicada en una nueva serie de acusaciones de fraudes y sobornos en 2004.