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«Yo seguiré andando y caminando»

Fuentes: Rebelión

Era 2005 y yo cubría la toma de posesión de un nuevo presidente en Uruguay. Montevideo, la capital, amanecía despacio y algo soleada. Aquella mañana desde la ternura, Hugo Chávez me habló de la muerte. «Estoy en manos de Dios y de los pueblos y por supuesto de mis compañeros que conmigo andan y de […]

Era 2005 y yo cubría la toma de posesión de un nuevo presidente en Uruguay. Montevideo, la capital, amanecía despacio y algo soleada. Aquella mañana desde la ternura, Hugo Chávez me habló de la muerte. «Estoy en manos de Dios y de los pueblos y por supuesto de mis compañeros que conmigo andan y de estos pueblos hermanos que andan aquí, pero ciertamente no es un hombre la amenaza, la amenaza al imperialismo son los pueblos, y no va a poder eliminar a los pueblos que han despertado. Yo seguiré caminando y andando hasta que Dios quiera. El Ché lo dijo una vez, yo lo repito con el Ché: donde quiera que nos sorprenda la muerte bienvenida sea siempre que otros gritos se apresten a entonar nuestros cantos de victoria».

Un año antes habíamos hablado en otra mañana en la cual vinieron a las palabras Bolívar, Martí, la vida, la América. Pero la conversación había comenzado por el periodismo.

Así me contó Chávez aquella vez en entrevista exclusiva.

«Los medios de comunicación privados en Venezuela sobre todo la televisión y los principales diarios escritos y cadenas radiales no sólo han aupado a la oposición sino que se han erigido en la oposición. Eso tiene una explicación histórica. Los partidos de la democracia falsa que gobernó en Venezuela cayeron demolidos por la corrupción, la traición, el saqueo de un país y la hecatombe histórica del pacto de Punto Fijo. Desde entonces no han podido levantar cabeza y mira que lo han tratado. Han hecho intentos en los años 1999, 2000 y 2001. Como los antiguos partidos no tienen liderazgo, ni proyecto alguno, ni militantes que tengan una ideología con conciencia de rol, entonces ese espacio lo han ocupado los medios y sus dueños que se han erigido en la oposición y de ahí, que puedan dirigir golpes estados, buscar el descontento de las fuerzas armadas, luchar contra el poder electoral e impulsar a la desobediencia civil.

Yo pienso que debe seguirse estudiando el caso de cómo los medios de comunicación se convierten en los cañones fundamentales de una contrarrevolución, en los cañones de la desestabilización y pierden toda la ética.

Recuerdo que Bolívar fundó el periódico El correo del Orinoco en 1818, él decía que la imprenta es la artillería del pensamiento, la batalla de las ideas, la batalla ideológica».

-¿Será que Hugo Chávez siente pasión por el periodismo y por la radio en particular?

Oye tú estás bien enterada de todo. Desde muy niño me gustó la comunicación. Yo soy campesino, nací en un campito llamado Sabaneta. Recuerdo que mi padre, maestro de escuela, me ayudaba en todo.

Con doce años me tocó dar un discurso en la plaza Bolívar de mi pueblo en el Día de la bandera, y me acuerdo clarito de la frase con la que cerré el discurso «la bandera que Miranda trajo y que Bolívar condujo con gloria, hoy ondea libre a los cuatro vientos de Venezuela». Después, otro día, llegó un obispo a nuestro pueblo, por primera vez llegó un obispo a Sabaneta y me tocó dar las palabras de bienvenida. Ya estando en el bachillerato me gustaba estar en el equipo de muchachos que hacía un periodiquito. En esa época aprendí a dibujar, a hacer letras de molde, buscando siempre como comunicar ideas y pasiones. Luego de militar, de soldado, a los 22 años de subteniente, tenía una columna en un periódico en Barinas, mi pueblo. La publicaba los jueves y se llamaba La esperanza patriótica, y en ella escribía sobre todo de historia. Yo ya tenía algunas ideas políticas, y en varias ocasiones los superiores me mandaron algunas reprimendas preguntando por qué denunciaba cosas como la pobreza. Mi idea central ya era estudiar a Bolívar, y lo hacía buscando siempre las fuentes primarias, los documentos originales, y no las interpretaciones de algunos historiadores amañados.

La oligarquía venezolana traicionó a Bolívar. Cuando regresó a Caracas, en 1927, luego de libertar a Ecuador y Perú, y de fundar a Bolivia -pasó cinco años en el sur-, ya la oligarquía había tomado el poder, y comprado a algunos caudillos. A Bolívar lo echan de Venezuela, amenazaron con fusilarlo y se marcha a Bogotá. Lo trataron de matar muchas veces, lo salvó la Manuela Sáenz, su mujer, «la libertadora del Libertador» como él la llamaba. Ella salió con una espada a enfrentar a los sediciosos, y él salvó milagrosamente la vida, pero para morir después. Bolívar decía estoy muerto en vida, me acuchillean por tantas partes. Al final terminó solo llorando su tristeza después de veinte años de lucha, después de haber tocado la cima del Chimborazo. Había pensado libertar a Cuba y a Puerto Rico, era un Quijote verdaderamente. Murió solo, en las costas de Santa Marta en Colombia, diciendo «he arado en el mar», y dejando para el futuro su angustia, sus sueños. Esa fue la verdad que yo me fui a buscar en los documentos de los que te hablaba.

Yo tenía un programa de radio que inventamos para captar muchachos para el ejército. Era por allá por 1975 y me iba a en un viejo autobús a dar charlas, yo quería que gente como yo pobre, hijos de obreros se vinieran a la academia militar. Tiempo después hice un curso de locutor, me gradué de locutor cuando ya tenía los grados de mayor, y era maestro de ceremonia en los actos militares. Y ahora en esta batalla mediática aquello me ha servido de algo. El programa Aló presidente nació como una necesidad para enfrentar la campaña mediática en contra del gobierno bolivariano. Yo dije como Bolívar inventó su periódico yo voy a armar mis cañones y de esa idea surge Aló presidente. Actualmente me reportan audiencia del mundo entero, ahora también por Internet, desde Pekín, Francia, México, en fin, del mundo entero.

Fíjate hasta dónde llegan los medios de comunicación que siendo yo candidato a la presidencia pasaron una cuña en los medios en mi contra que para hacerla contrataron a un actor cómico de televisión que me imitaba, de verdad que el tipo era como el eco mío, su voz era idéntica a la mía, y él decía en un discurso voy a freír la cabeza de mis enemigos en aceite. Cuando oigo eso, dije Dios mío pero si yo no dije eso, esa es mi voz pero yo no dije eso. Entonces por fin al rato me di cuenta por unos detalles en la inflexión que no era yo. Unos amigos me ayudaron a analizar la cuña con una computadora y finalmente me dijeron mira Chávez ésta no es tu voz. Yo estaba seguro que no había dicho eso, y te cuento que para buena suerte mía resultó que el actor era un patriota, y cuando oyó la cuña convocó a una conferencia de prensa admitiendo que él había hecho la grabación porque lo engañaron diciéndole que era para un programa cómico.

-¿Si un día a través de los sueños pudiera hablar con Bolívar que le diría?

Mira me pararía firme, enérgicamente, me cuadraría y le presentaría qué cosas han pasado. Le diría mi general permiso que le voy a informar las novedades de los últimos 180 años, como los cuentos que hace Fidel, de nunca acabar.

Con Bolívar se ha cumplido esa profecía del inca, aquel líder que cuando lo estaban descuartizando los españoles aseguró muero hoy pero algún día volveré hecho millones. Bolívar murió igual descuartizado, destrozado. Si lees la última proclama, puedes ver cuánta tristeza hay en ella. La escribió en 1830 cuando le faltaba una semana para morir.

Dicen que en el camino hacia la hacienda donde murió vio un perro callejero lleno de piojos, de garrapatas y flaco. Dijo traigan a ese perro, métanlo en la caravana, y denle comida. Uno de los muchachos que iba con él le preguntó mi general cómo le ponemos y él respondió Bolívar.

Cuenta García Márquez en El general en su laberinto que le dijo al general Mariano Montilla que era el gobernador de Cartagena: Montilla de que nos sirvió esta mierda de independencia. Lo dijo porque él se dio cuenta que se habían liberado del yugo de España para caer en otros yugos, y entonces él decía de qué sirvió tanta guerra, tanta sangre, y es por eso que se echó a morir. Ese es el momento en el cual escribe la proclama. En ella deja también un legado positivo al hablar cómo los pueblos deben liberarse de la anarquía.

Aquel hombre que un día se fue, ha regresado ahora hecho millones, como también Martí. Esos hombres nunca mueren, cierran los ojos y se quedan penando.

-¿Cómo Hugo Chávez define a Hugo Chávez?

Yo soy un soldado revolucionario y bolivariano.

– La virtud que más aprecia.

La humildad y el desprendimiento de lo material. Me deslumbra la persona que se desprende de todo por amor al prójimo. Admiro a quienes batallan a diario contra las adversidades. Durante aquellos días del paro petrolero, que era también como sabes un sabotaje mediático, hubo una mujer que me dio una lección. Una tarde fui a un cerro y ella me invitó a subir a la azotea de su rancho y me dice Chávez ven acá, mira aquí estamos cocinando con leña y esa leña que está ardiendo eran las patas de mi cama. Cocinaremos con lo que sea, pero muchacho no te rindas, pelea. Y yo admiro eso. A esa gente yo le entrego mi alma.

-Lo que más detesta Hugo Chávez.

Yo he sufrido en carne propia la traición. Compañeros y compañeras que transitaron un camino, estuvimos juntos hasta en la cárcel, después las ambiciones y la corrupción de los valores hizo que me traicionaran. Eso me hace recordar una vez cuando tuve que perder a un amigo de muchos años y cuando me dirigí al pueblo le dije entre un millón de amigos y un principio, me quedo con un principio. Yo detesto la traición.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.