El 29 de enero de este año, en el transcurso del Foro Social Mundial (FSM) en Belém del Pará, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reunió en el Hangar paraense a más de 12.000 entusiastas junto a los mandatarios de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay (1). La habilidad mediática de Lula compensaba así lo […]
El 29 de enero de este año, en el transcurso del Foro Social Mundial (FSM) en Belém del Pará, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reunió en el Hangar paraense a más de 12.000 entusiastas junto a los mandatarios de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay (1). La habilidad mediática de Lula compensaba así lo que había sucedido unas horas antes, cuando Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo habían mantenido un caluroso encuentro en el atestado gimnasio de la Universidad Estadual Paraenese (UEPA) con los movimientos sociales, bajo la batuta organizativa de los Sem Terra, que habían excluido públicamente su presidente (2). De hecho, la prensa hegemónica del día 30 cubrió ampliamente el acto del Hangar y dejó en un muy segundo plano el de la UEPA.
La exclusión de Lula por parte del MST (Movimento dos Trabalhadores Rurales Sem Terra) -que le apoyó para llegar al poder hace casi 8 años- no era de extrañar, pues su gran anhelo (3), sin duda la necesaria reforma agraria en el que es el segundo país del mundo con mayor concentración de la tierra -el 48% está en manos de un 2% de propietarios- nunca fue tenida en cuenta por Lula, a pesar de que la había prometido en su primer discurso después de ganar las elecciones de 2002 y la reiteró en su posterior toma de posesión (4). Justo es decir, que el primer país de esta triste clasificación -con el 80% de la tierra en manos de menos del 3% de los propietarios- es Paraguay, y Fernando Lugo recibió efusivos aplausos.
Aquellos días del FSM, Mario Osava, conocido periodista de IPS y colaborador de la excelente Agência Carta Maior, titulaba un artículo suyo: «Alianza: cuatro socialistas y un pragmático» (5). Y es que sin duda Lula se ha ganado a pulso su fama. El presidente es capaz de lidiar con éxito con los movimientos sociales antihegemónicos en un FSM, y desembarcar después en el Foro de Davos o en las reuniones del G-20 para alabar a los líderes del mundo. Claro que no es lo mismo gobernar un Brasil con 190 millones de habitantes que una Venezuela con 27, una Bolivia con casi 10, un Ecuador con menos de 13 o un Paraguay con 7.
Con el pragmatismo como bandera, lógicamente Lula fue dejando en su camino presidencial -termina en octubre de 2010- valiosos colaboradores, como Frei Betto, que hasta 2004 asesoró uno de sus programas estrella, Fome Zero (Hambre Cero), para abandonarlo después afirmando que «lo que era un programa emancipatorio, con el tiempo se fue transformando en un programa electoralista»(6). Del mismo modo, la Ministra de Medio Ambiente, la muy bien valorada Marina Silva, dimitió en 2008 por diferencias en la política ambiental en el Amazonas y acaba de abandonar el PT (Partido dos Trabalhadores) para, probablemente, concurrir a las próximas presidenciales por el Partido Verde y poner en apuros a la candidata oficial de Lula, Dilma Roussef. Destacados militantes altermundistas, como Leonardo Boff, le han dado su apoyo.(7)
El refugio que encontró, o que probablemente buscó con toda intención, el presidente legítimo de Honduras en la embajada brasileña de Tegucigalpa tiene mucho que ver con este pragmatismo. Con su vuelta, Zelaya evitaba la amenaza del olvido por parte de los activos pero cansados movimientos de resistencia al golpe -el tiempo no juega a su favor- y de paso «forzaba» el apoyo y el protagonismo -nadie duda de la vocación hegemónica de Brasil en América Latina- de un pragmático en una semana en la que se reunía la Asamblea General de la ONU y el G-20 en Pittsburg. Zelaya sabía que la «simpatía» del mundo no sería la misma si hubiese decidido refugiarse, por ejemplo, en la embajada venezolana.
Por su parte, el pragmático Lula se encargó de acoger y proteger al «único presidente hondureño que Brasil reconoce» y, para compensar, de distribuir al día siguiente, por medio de Global Viewpoint Network, un patético artículo -reproducido el día 24 por El País (8)- en el que se alinea incondicionalmente con el G-20, dándole méritos más que cuestionables, e incluso con la Organización Mundial del Comercio (OMC), antítesis de aquellos que, desde dentro de Honduras, defienden la vuelta de Zelaya, como el líder de Vía Campesina Rafael Alegría.
Notas
(1) Emir Sader. Presidentes latinoamericanos no Forum Social Mundial: http://www.altermundo.org/content/view/2121/1/
(2) Manoel Santos. Hip hop para catro presidentes rebeldes: http://www.altermundo.org/content/view/2131/1/
(3) http://www.mst.org.br/taxonomy/term/329
(4) Discurso de Lula en su toma de posesión: http://www.aporrea.org/actualidad/a1777.html
(5) Mario Osava. Cimeira: Aliança de quatro socialistas e um pragmático: http://www.ipsterraviva.net/tv/wsfbrazil2009Pt/currentNew.aspx?new=1290
(6) Carlos Rivera Lugo. Entrevista al teólogo brasileño Frei Betto: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59741
(7) Leonardo Boff. Marina Silva: una mirada nueva sobre Brasil: http://alainet.org/active/32818
(8) Luiz Inácio Lula da Silva. G-20: hemos evitado la caída en el abismo: http://www.elpais.com/articulo/opinion/G-20/hemos/evitado/caida/abismo/elpepiopi/20090924elpepiopi_5/Tes